De manera oficial, la Liga se dio a conocer con una acción efectuada en la Ciudad de México por uno de las células de la Brigada Roja. El 12 de abril de 1973, a casi un mes de su fundación, un comando armado asaltó a la Industria Eléctrica de México (IEM) ubicada en las inmediaciones de Tlalnepantla. En dicha acción lograron recaudar 1 millón 800 mil pesos, cantidad que se repartió entre los comités de los estados. En esa ocasión, la organización dejó un comunicado en las instalaciones de IEM firmado por vez primera por la Liga Comunista 23 de Septiembre.[13]
Los últimos meses de 1973 la Liga ejecuta dos operativos fallidos cuyo descenlace fue la muerte de dos industriales mexicanos, en Monterrey, Eugenio Garza Sada (17 de septiembre) y en Guadalajara Fernando Aranguren Castiello (16 de octubre). En respuesta por parte de las fuerzas de seguridad fue letal para dos de los comités zonales más fuertes, el noreste y el occidente. Las detenciones que desataron dichos operativos le arrebató a la Liga a algunos cuadros de la dirección política como Pedro Orozco Guzmán, Ignacio Olivares Torres y Salvador Corral García.
El creciente militarismo dividió a sus integrantes entre aquellos que defendían tales posiciones y quienes exigían disminuir las operaciones armadas y prestar más atención al trabajo político entre los obreros. Por otra parte, los rumores de infiltración policíaca desataron la paranoia y fomentaron los ajusticiamientos internos. A mediados de 1974, luego de los fracasos en Monterrey y Guadalajara, la Liga concentró a sus mejores cuadros en el Distrito Federal por medio de la Brigada Roja. Ignacio Arturo Salas Obregón “Oseas”, Manuel Gámez “Julio”, Rodolfo Gómez García “El viejo”, Bonfilio Cervantes Tavera “Davis”, Francisco Alfonso Pérez Rayón “La Papa”, Luis Miguel Corral García y David Jiménez Sarmiento, el “Chano”, formaban el núcleo de mando.
Los primeros días de abril de 1974 tuvo lugar la última reunión Nacional de la Liga. Los representantes de los comités zonales se reunieron en una casa de seguridad ubicada de nueva cuenta en el municipio de Nezahualcóyotl. Entre los asistentes estaban los altos mandos de la liga además de Wenceslao José García en representación del Comité Zonal del Sur, Elizabeth Cifuentes del Occidente, Jorge Luna Lujan del Noreste, José Ángel García Martínez y Jesús Piedra Ibarra de Monterrey. En aquella reunión de ocho días, se acordó concentrar toda la autoridad en la persona de Salas Obregón y desparecer temporalmente los órganos de dirección: la Coordinadora Nacional y el Buró Político.[14]
En un documento localizado en el archivo de la DFS, hay un extracto de la discusión de la última reunión de la liga. El contexto político es la confrontación directa de dos integrantes del Buró político, Manuel Gámez y Salas Obregón. En esos términos, los partidarios de Oseas denuncian posiciones oportunistas al seno de la organización y proponen, como por decreto la conformación de un sólido partido obrero, aunque no se define la táctica para conformarlo.
Aquello comités que han practicado un oportunismo más grueso, habrá que exigirles la conformación de comités obreros en dos o tres meses, una de las tareas del jefe del movimiento es el desarrollo de una purga general… Habrá que hacer una reorganización general y si esto implica in repliegue táctico ni pedo… nuestra tarea urgente es liquidar el periodo gris, gentes que tienen más de dos años con uno solo y no han leido el Capital, y si no lo leen en unos dos meses… a la mierda. [15]
En adelante, las contradicciones internas llegaron al máximo, los lineamientos definidos por Salas Obregón incluyeron matar a jefes prominentes del ejército y de los cuerpos policíacos, obtener armas y recursos materiales por medio de expropiaciones, así como desarrollar actividades con miras a la excarcelación de los presos políticos. El resultado de la polémica política entre Oseas y Manuel Gamez concluyo con la muerte de ambos militantes.
Los primeros meses de 1975 la Brigada Roja se reestructuró a raíz de los deslindes y contradicciones. A juicio de los detractores, el predominio de las operaciones armadas era alarmante y negaba los fines trazados en la primera etapa de la Liga. Quienes decidieron romper con la Liga en el DF formaron tres grupos: la Fracción Bolchevique, Vinculación Partidaria y la Brigada Revolucionaria Emiliano Zapata (BREZ) de Oaxaca. Entre los cuadros que abandonaron la Brigada Roja destacaban cuadros de dirección política como Estela Ramos Zavala, hermana de Raúl Ramos, José Bonfilio Cervantes Tavera y José Ángel García del grupo de Los Procesos, entre otros.Luego de los deslindes, la Brigada Roja no rompió con los lineamientos trazados por “Oseas”, en los manifiestos a los estudiantes y algunos textos del periódico clandestino Madera se reflejan las mismas posiciones que Oseas dejó plasmadas desde la fundación. En el comité militar se incorporaban elementos del resto de los comités zonales. Entre sus cuadros más destacados se encontraban David Jiménez Sarmiento, Luis Miguel Corral García, Francisco Alfonso Pérez Rayón, su esposa Margarita Andrade y Mario Domínguez Ávila. Con los deslindes se consolidó el dominio militar de David Jiménez, “Chano”, tal y como lo demuestran las siguientes acciones.
El 26 de abril de 1975, los diarios capitalinos le dedicaron la nota principal al asalto al Banco de Comercio, un operativo armado que sería conocido en la prensa amarillista como “la masacre de Villa Coapa”, porque el saldo fue por demás sangriento, once víctimas, ocho de las cuales eran policías, 3 civiles. El dinero recuperado apenas alcanzó los 200 mil pesos. Por parte del comando armado no se reportaron bajas, sin embargo la policía logró la captura de Antonio Licea Verdugo alias “Vicente” quien sería el eslabón para identificar las casas de seguridad donde vivían los militantes e iniciar una cadena de detenciones y muertes de elementos de dirección de la Brigada Roja.[16]
Durante la sesión de interrogatorio, combinado con una tortura brutal, Antonio Licea Verdugo reveló datos valiosos que llevaron a los agentes de la DFS a ubicar casas de seguridad y por ende el paradero de más militantes. El 2 de mayo fue aprehendido Juan Escamilla Escobedo, otro integrante del Comité de Prensa que poseía información acerca de la estructura de la Liga.[17]
La investigación policiaca reveló a los agentes que la Liga había mudado su centro de impresión y lograron la identificación del resto de los integrantes del Comité de Prensa: Jorge Manuel Torres Cedillo “Óscar”, María Trinidad León Zempoaltécatl “Sandra”, Norma Martínez Watanave “Nora” y David Jiménez Fragoso “Ramiro”, quien pagó con la desaparición su parentesco con “Chano”.
El 8 de mayo, la DFS logró ubicar la nueva sede del Comité de Prensa o Impresión.[18] A las seis de la tarde agentes de ese organismo y de la DIPD rodearon una casa de seguridad ubicada en el municipio de Atizapán de Zaragoza. Todos los integrantes del Comité de Prensa fueron detenidos.[19] En 1975, después de la disolución de los órganos de dirección, serían los Consejos de Redacción de los Comités de Prensa los encargados de dirigir las actividades de la Liga en el DF y área conurbada.
Chano, dirigente militar de la Brigada Roja
Casi al mismo tiempo de sufrir la desaparición de su padre, David Jiménez Sarmiento, el jefe militar de la Brigada Roja enfrentó el asesinato de su esposa, Teresa Hernández Antonio, mejor conocida como “Alejandra” en Ciudad Universitaria.[20] La dinámica de muertes y desapariciones en la Brigada Roja estaban en su punto más alto. Al año siguiente tocaría el turno al dirigente militar de la Brigada Roja. Los primeros días del mes de enero, David Jiménez Sarmiento, Francisco Alfonso Pérez Rayón, José de Jesús Corral García, Alicia de los Ríos Merino, entre otros, ejecutaron la “Operación 29 de Mayo” con la cual logran la fuga de cinco militantes del comité zonal occidente del penal de Oblatos en Guadalajara el 22 de enero de 1976, con la intención de fortalecer la estructura militar de la Brigada Roja.[21]
En 1976, las operaciones militares se centraron en los secuestros. El 30 de abril de 1976 un comando tomó como rehén a Socorro Soberón Chávez, hija del rector de la UNAM. Guillermo Soberón pagó $2, 800, 000.00 por la liberación de su hija. La secuestrada logró identificar por medio de fotografías a algunos de sus captores, entre ellos a David Jiménez Sarmiento.
En menos de un mes, el 25 de mayo ocurrió el segundo secuestro, esta vez en contra de Nadine Chaval, hija del embajador de Bélgica en México. El rescate por la hija del diplomático ascendió a $10, 000, 000.00. La víctima fue liberada el día 29 de mayo. Entre los elementos que participaron en la operación denominada “Ignacio Arturo Salas Obregón”, Nadine reconoció a Margarita Andrade Vallejo, Francisco Alfonso Pérez Rayón, Antonio Orozco Michel y de nuevo a David Jiménez Sarmiento.
En agosto de 1976 la Brigada Roja tenía todo dispuesto para ejecutar el secuestro de la hermana del presidente electo, Margarita López Portillo. El único sobreviviente de aquella acción militar, quien prefiere ocultar su identidad recuerda la situación de “Chano” los días previos al operativo: “David Jiménez sufría un grave deterioro en su salud. Llevaba casi un mes enfermo de una infección estomacal de la que aún no se recuperaba cuando se ejecuta el operativo”.[22]
La mañana del martes 11 de agosto de 1976 a las 10: 45 inició el plan para tomar como rehén a Margarita López Portillo. Dirigidos por David Jiménez, el comando aguardaba el arribo de la hermana del presidente electo en las inmediaciones de la colonia Condesa. La probable víctima viajaba a bordo de un Rambler 76 color azul, acompañada de su chofer, el señor Guadalupe Ramírez Jáuregui, seguido por un Ford Maverick blanco, sin placas de circulación tripulado por su escolta personal integrada por tres elementos: Salvador Camarena Benítez, Rigoberto Reynoso Valdez y Salvador Vega Chávez. [23]
El comando encargado del secuestro tenía como plan cerrarle el paso al auto donde viajaba López Portillo, neutralizar a los miembros de su escolta y finalmente subir a la secuestrada en uno de los cuatro vehículos robados por los militantes para emprender la huída. Uno de los participantes, tenía la tarea de ubicarse en las calles de Fernando Montes de Oca y Atlixco con un carrito de escobas, para aparentar ser un vendedor que cruzaría la calle como señal de que los vehículos esperados se aproximaban[24].
En esa misma calle otra parte del comando esperaba en un automóvil para interceptar el auto de Margarita López Portillo. Al momento de la señal acordada, David Jiménez Sarmiento y “Guillermo” descendieron de un Dart rojo para abrir fuego en contra de los escoltas. El primero en disparar fue Jiménez Sarmiento, a sus espaldas se encontraba el militante sobreviviente a pocos metros de distancia. En los planes previos se había acordado que la línea de fuego sería en una sola dirección, por tal motivo, comenta el entrevistado es probable que “Chano” se haya atravesado en la línea de fuego cuando yo intentaba rematar a los guardias. “Todo sucedió muy rápido, esos instantes no son claros, todo era confuso, sólo recuerdo que Chano se desplomó, y no pudimos rescatar su cuerpo”.[25]
La otra parte del comando tampoco logró su cometido. Debido a una maniobra del chofer de Margarita López Portillo, el Rambler azul esquivó al auto que pretendía cerrarle el paso y atravesó por encima del camellón de la calle Juan Escutia y en la esquina con Amatlán se impactó con otro auto que estaba estacionado. En ese momento, Margarita descendió del auto para refugiarse en la casa marcada con el número 5 de la calle de Amatlán. La víctima del atentado se había puesto a salvo, mientras el dirigente de la Brigada Roja yacía de frente al suelo con una bala en la cabeza.[26]
La muerte de “Chano” fue explicada, según la editorial del periódico clandestino Madera de septiembre de ese año en los siguientes términos:
"El 11 de agosto, en el desarrollo de un operativo militar, (el intento de secuestro a la burguesa Margarita López Portillo), y a merced de algunos errores militares en el combate pierde la vida nuestro comandante y principal dirigente político militar de la Liga Comunista 23 de Septiembre: el camarada David Jiménez Sarmiento, “Chano”.[27]
El proyecto social que en un principio enarboló la Liga Comunista 23 de Septiembre se resquebrajaba entre el repudio social, dirigido principalmente por los medios de comunicación, la tortura y las desapariciones.
El año siguiente a la muerte de David Jiménez Sarmiento fue en definitiva el del exterminio para la Liga en la Ciudad de México. Uno a uno, los elementos que quedaron al frente de la dirección política del núcleo del D.F. cayeron en supuestos enfrentamientos. Las muertes de Francisco Alfonso Pérez Rayón y su esposa Margarita Andrade Vallejo en abril de 1977 y las de Luis Miguel Corral García y Manuel Amarillas Palafox, meses después, cerraron el capítulo más álgido del movimiento armado en la capital del país.
El sueño de la guerrilla y la herencia política del movimiento armado
En las numerosas entrevistas que durante la presente investigación he sostenido con algunos de los sobrevivientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre al hacer cuestionamientos sobre los saldos finales del enfrentamiento con el Estado Mexicano la mayoría reconoce que su movimiento fue derrotado en el aspecto militar, pero no en el político, prueba de ello son las reformas decretadas a finales de los años setenta, en primera instancia para reconocer a la izquierda como una fuerza política y en segunda, al otorgar una amnistía “A favor de todas aquellas en contra de quienes se haya ejercido acción penal… por los delitos de sedición, o por conspiración y otros delitos cometidos formando parte de grupos e impulsados por móviles políticos”.[28] Ya no se trataba a los guerrilleros como a viles terroristas que en las páginas de la prensa fueron sometidos al escarnio público. Se trataba de individuos que en un sistema político cerrado y conservador no habían encontrado una vía de participación que escapara a la corrupción y autoritarismo del partido en el poder.
En cuanto a la derrota militar, los factores que la propiciaron se pueden inferir a través del estudio de su trayectoria político militar. Por ejemplo, la Liga Comunista 23 de Septiembre se puede caracterizar como una organización que representó la fusión de los núcleos que lograron sobrevivir a la primera ola represiva que tuvo lugar entre 1971 y 1972. Algunos dirigentes políticos como Raúl Ramos Zavala y Diego Lucero perdieron la vida en ese periodo. La vulnerabilidad de la Liga se manifiesta cuando en vísperas de su creación no cuentan con los medios para financiar la reunión en Guadalajara y recurren al monto de lo expropiado por un comando de los Lacandones, los primeros meses de 1973, a la empresa Bimbo.
Por otra parte, la composición del la Liga, su carácter eminentemente estudiantil sesgó su capacidad de confrontación con el enemigo. Si bien los militantes de la Liga se sometieron a un estilo de vida de anacoretas, su escasa preparación militar cobró las respectivas cuotas en los primeros operativos militares.
En contraste, el desarrollo de los movimientos de guerrilla urbana en el contexto latinoamericano es diferente. Cuando los Tupamaros de Uruguay se dieron a conocer públicamente contaban con la infraestructura y con los recursos financieros necesarios para emprender un combate frontal en contra del sistema político. En sus filas militaban no únicamente estudiantes, sino profesionistas que en su momento aportaron información privilegiada para ejecutar operativos militares que además de ser espectaculares exhibían la corrupción del sistema político.
Aun cuando proporcionalmente, los jóvenes que engrosaron las filas de la guerrilla representan una minoría con respecto a quienes tomaron las calles y sus centros de estudios para exigir la democratización del país, los guerrilleros respondieron a un momento político particular, a un proceso de radicalización ideológica fomentado por el contexto internacional, los combates secretos de la guerra fría, el autoritarismo del Estado Mexicano, así como la influencia de la ideología de izquierda que en aquella época tomó las aulas y privilegió un análisis marxista de la sociedad. Cuando los ex militantes del movimiento armado aseguran que sus organizaciones no surgieron por generación espontánea tienen toda la razón, en algunos casos, la guerrilla representó la continuidad de luchas sangrientas que dejaron una huella profunda en la juventud.
Después del aniquilamiento de los distintos grupos armados que lucharon por la implantación de un modelo socialista, la clase gobernante reconoció el peligro latente que dichos movimientos representaban si no se encauzaban por la vía institucional. En el caso de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), decretada el 20 de diciembre de 1977, el objetivo fue ampliar el espectro electoral para validar al propio sistema político que había caído en el descrédito, después que en las elecciones presidenciales de 1976 prácticamente no existieron contrincantes para el candidato oficial, José López Portillo. La LOPPE introdujo un sistema de representación proporcional para las diputaciones y disminuyó los requisitos para el registro de partidos. Los frutos de la apertura política fueron evidentes en diciembre de 1978 cuando los partidos Comunista Mexicano, Socialista de los Trabajadores y Demócrata Mexicano obtienen su registro. Meses después, en julio de 1979, los mencionados partidos contienden por primera vez en las elecciones federales.
Si bien es cierto que en ninguno de los manifiestos de los grupos armados se mencionó la apertura política como una causa de lucha, sin su irrupción en la vida pública del país es imposible concebir el contexto de la primera reforma política, en materia electoral en el país. En esos términos habría que preguntarse, de no haber existido el movimiento armado socialista, ¿cuántos años más habría tenido que esperar la izquierda para lograr su reconocimiento como fuerza política?
La actual crisis del sistema político y de nuevo la irrupción de grupos armados en el país vuelve imprescindible la comprensión del fenómeno guerrillero en México. Sin embargo las variables en el presente son aún más inquietantes. Mientras en los años setenta el Estado Mexicano gozaba de un poder absoluto, en el presente tiene enemigos poderosos con la capacidad de poner en jaque su capacidad de respuesta en conflictos armados. De llegar a una alianza entre el narcotráfico y los grupos armados que operan en diversos puntos de la geografía nacional, se estarían dando las condiciones, por el grado de desestabilización que generaría, para el estallido de una guerra civil, como esperó el ideólogo de la Liga, “Oseas”, la guerra de guerrillas derivara en algún momento en la insurrección popular.
Documentos
Archivo General de la Nación (AGN), Fondo documental de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Galería 1 y Fondo documental de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPyS), Galería 2.
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Bibliografía
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Wright, Thomas, Latin America in the era of the Cuban Revolution, Praeger, Westport, Connecticut, 2001.
[1] El presente trabajo está basado en los resultados de la investigación de la tesis profesional de licenciatura de la autora, titulada “Operación 23 de septiembre. Auge y exterminio de la guerrilla urbana en la Ciudad de México”, sustentada el 20 de agosto de 2007, en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
[2] En la Mitra de Monterrey los religiosos jesuitas Javier de Obeso y Manuel Salvador Rábago organizaron grupos estudiantiles en los centros de educación superior regiomontanos como Acción Católica en el TEC y en la Universidad de Nuevo León, Obra Cultural Universitaria. En un reporte firmado por Luis de la Barreda Moreno (AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-74, L. 6, H. 296-300), se indica que entre 1969 y 1970 los jesuitas organizaron retiros espirituales para jóvenes en el rancho de San Ignacio de Loyola en Salinas Victoria, Nuevo León. Los retiros tenían una semana de duración y congregaban a cerca de mil estudiantes y jóvenes trabajadores, quienes recibían instrucción con miras a la creación de un partido demócrata cristiano.
[3] René Rivas Ontiveros, “Proceso de formación y participación del sujeto juvenil de izquierda en la UNAM. 1958-1971”, en José Antonio Pérez Islas y Maritza Arteaga (coords,), Historias de los jóvenes en México. Su presencia en el siglo XX, Instituto Mexicano de la Juventud, SEP y AGN, México, 2004.
[4] En los años sesenta, el espectro político en América Latina toma como referencia el proyecto revolucionario que triunfó en Cuba. Los brotes de violencia revolucionaria se generalizan entre los seguidores del “Che” Guevara en Bolivia, Nicaragua, Colombia, Guatemala, Venezuela, El Salvador, Uruguay y Argentina. Si bien los partidarios del comunismo cerraron filas para propagar el proyecto revolucionario en el continente, los círculos y dictaduras militares hicieron lo propio para proteger, en la realidad sus intereses y en el discurso a su patria del demonio comunista a costa de la desaparición, la tortura y los asesinatos sumarios. Ariel Armony, citado por Cristina Tamariz, “Operación 23 de Septiembre. Auge y exterminio de la guerrilla urbana en la Ciudad de México”, Tesis de licenciatura en Comunicación y Periodismo, UNAM, 2007.
[5] Especialistas en temas educativos apuntan que a finales de los años sesenta y principios de los setenta se vivió en el país la primera expansión del sistema educativo a nivel superior; en 1967 en el Distrito Federal se concentraba más del 50% del total de la matrícula de alumnos, inscritos en facultades y escuelas de la UNAM y el IPN. En 1970, según estadísticas del INEGI, los jóvenes en edad de cursar una carrera universitaria superaba los cuatro millones, sin embargo menos de 200 mil estaban matriculados en alguna escuela a nivel superior, lo cual equivalía a un 5% del total. Alejandro Canales, “El sistema de educación superior 37 años antes”, Milenio Diario, suplemento universitario Campus, año 4, núm. 147, jueves 29 de septiembre de 2005, p. 8.
[6] En realidad la guerra de guerrillas urbana representa la continuidad de las tácticas de la guerrilla rural cuyos ideólogos como Ernesto “Che” Guevara y Mao basaban sus manuales en las experiencias propias de su participación revolucionaria. Los teóricos de la guerrilla urbana, como Carlos Marighella, adaptaron los principios de la guerrilla rural al entorno de la ciudad. Según Thomas Wright, la guerrilla urbana concibe modos de operación y de organización del grupo armado que serán comunes más allá de las fronteras latinoamericanas. Thomas Wright, Latin America in the era of the Cuban Revolution, Praeger, Westport, Connecticut, 2001.
[7] Raúl Ramos Zavala, El tiempo que nos tocó vivir, Ed. Huasipungo, México, 2003.
[8] Carlos Salcedo García, La luz que no se acaba. Historia del grupo guerrillero Lacandones, Ed. Símbolo Digital, México, 2005.
[9] “Declaración de Carlos Salcedo”, 29 de enero de 1973, AGN, Fondo DFS, Exp. 28-15-1-73, L. 2, H. 328-330.
[10] Carlos Salcedo, fundador del comando urbano Lacandones enlista entre otros a David Jiménez Sarmiento, Olivia Ledesma Flores, Salvador Alfaro Martínez, Arturo Rivas Jiménez, Alfonso Rojas Díaz, José Domínguez Rodríguez, Alberto Domínguez Rodríguez, Mario Domínguez Ávila, Teresa Hernández Antonio, Trinidad León Zempoaltecalt, Jorge Torres Cedillo, Juan Escamilla Escobedo, José Luis Moreno Borbolla, Consuelo Idalia Baños Mora y Abel Baños Mora, como lacandones que formaron parte de la Brigada Roja. Carlos Salcedo García, op. cit., p. 33.
[11] Entrevista con Arturo Rivas Jiménez realizada el 19 de mayo de 2005, México, D.F.
[12] Ignacio Arturo Salas Obregón, Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario o manifiesto al proletariado, primera edición fuera de la clandestinidad Ed. Huasipungo, México, 2003.
[13] “Declaración completa de Pedro Miguel Morón Chiclayo”, 1974, AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-74, L. 74, H. 1-8.
[14] “Organigrama de la LC23S basado en las declaración de Ignacio Arturo Salas Obregón”, 6 de mayo de 1974, AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-74, L-11, H. 289.
[15] “Extracto de los temas tratados durante el desarrollo de la III Reunión Nacional de la LC23S”, 2 de abril de 1974, AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-74, L. 16, H. 4-18.
[16] “Interrogatorio de Antonio Licenco Verdugo”, 23 de mayo de 1975, AGN, Fondo DGIPyS, Caja 2754.
[17] Héctor Rivera, “Interrogan a 3 detenidos”, Diario de la Tarde, 26 de abril de 1975, 1ª plana.
[18] Desde meses antes de su creación, la LC23S se valió del periódico clandestino Madera para la difusión de su proyecto político militar. En las llamadas repartizas un sinnúmero de militantes fueron aprehendidos. En las rutas de las zonas obreras, en las afueras de los cines, en los comedores o casilleros de algunas fábricas los recién iniciados se enfrentaban no sólo a las rechazo de las personas por temor a represalias, sino a las balas de los policías encubiertos que vigilaban estas zonas de acción. La Brigada Roja logró mantener la impresión de Madera, de noviembre de 1973 a julio de 1980 con un total de 58 números de los cuales llegaron a circular de 10 mil a 15 mil ejemplares. Mauricio Laguna, citado por Cristina Tamariz, op. cit., p. 89.
[19] “Informe de la detención del Comité de Prensa de la Brigada Roja”, Luis de la Barreda Moreno, 8 de mayo de 1975, AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-75, L. 27, H. 88.
[20] Teresa Hernández Antonio contrajo nupcias con David Jiménez Sarmiento en 1969. La relación amorosa con “Chano” fue determinante para su integración a la clandestinidad. Según testimonio de Arturo Rivas, “Alejandra” como era conocida en la Brigada Roja tenía a su cargo células de militantes y de simpatizantes. La mañana del 15 de junio de 1975 Teresa Hernández Antonio y Adolfo Lozano Pérez alias “Mariano”, integrante del comité militar fueron abatidos por agentes judiciales quienes según versiones les aplicaron ley fuga. El escenario fue las islas de Ciudad Universitaria, ante la mirada atónita de cientos de asistentes que se habían congregado para asistir a una exposición canina. Horacio Castellanos Coutiño, procurador de Justicia del Distrito Federal y Pedro Ojeda Paullada, general de la República manejaron el asesinato de los militantes como un enfrentamiento, aun cuando testigos aseguraron que los victimados iban desarmados. La polémica fue mayúscula cuando el doctor Ramón Fernández Pérez, director del Servicio México Forense supervisó ambas necropsias y determinó que en caso de “Alejandra”, nueve de los once tiros fueron por la espalda, en tanto que Mariano recibió siete balazos de frente, ninguno de los dos había disparado arma de fuego. Ambos cadáveres presentaban el tiro de gracia, un disparo efectuado a menos de cincuenta centímetros de distancia. “Informe sobre la muerte de ‘Alejandra’ y ‘Mariano’”, 15 de junio de 1975, AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-75, L. 30, H. 72-76. Germán Sevillano, “Saldo: dos terroristas muertos”, El Universal, 16 de junio de 1975, p. 1, 6. Carlos Ferreira y Jorge Reyes Estrada, “Recibieron el tiro de gracia”, Últimas noticias, 16 de junio de 1975, p. 1 y 8.
[21] “Boletín de prensa sobre las aprehensiones de militantes de la LC23S”, junio de 1975, AGN, Fondo DFS, Exp. 11-235-75, L. 29, H. 252-259.
[22] Entrevista con “Guillermo”, realizada en las cercanías de la Catedral Metropolitana el 11 de octubre de 2006, México, DF.
[23] “Reporte sobre el atentado en contra de Margarita López Portillo Pacheco”, 11 de agosto de 1976, AGN, Galería 1, Fondo de la DFS, Exp. 11-235-76, L. 39, Fojas 44-49. Para un acercamiento al caso Jiménez Sarmiento basado en el acervo de la DFS conviene consultar el libro de Alberto G. López Limón, David Jiménez Sarmiento: Por la senda de la revolución, Ed. 23 de mayo, México, 2006.
[24] “Interrogatorio a Francisco Gorostiola Toriz”, agosto de 1976, AGN, Galería 2, Fondo de la DGIPyS.
[25] Entrevista con “Guillermo”, realizada en las cercanías de la Catedral Metropolitana el 11 de octubre de 2006, México, DF.
[26] El 11 de agosto del 2006 se cumplieron 30 años de la muerte de “Chano”. Con motivo del aniversario luctuoso, Juan Fernando Reyes, ex militante del movimiento armado y estudioso del tema lanzó un pronunciamiento en el cual aseguraba: “Sobre la muerte de David, nunca se ha querido reconocer por parte de los compañeros que ésta no fue por las balas de la policía, sino por una bala que le entró por la parte de atrás de la cabeza que disparó un miembro del comando que lo acompañaba durante el intento de secuestro. Es decir, a “Chano” lo mató un compañero de manera accidental al atravesarse en la línea de fuego. Eso es todo, y sin embargo es un hecho difícil de explicar y de decir con todas sus palabras”. Entrevista con Juan Fernando Reyes, vía correo electrónico, 15 de junio de 2006.
[27] “Editorial sobre la muerte de David Jiménez Sarmiento”, Periódico clandestino Madera, No. 24, septiembre de 1976, p. 2.
[28] “Ley de amnistía”, Diario Oficial de la Federación, 28 de septiembre de 1978.
Ponencias presentadas en el II Encuentro Nacional de Mujeres Ex Guerrilleras, mujeres de armas tomar. Nuestra memoria contra el olvido, la impunidad y el silencio. 7 y 8 de marzo de 2008, Torre Académica de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Campus Mazatlán. Con la participación de Florencia Ruiz Mendoza, con la ponencia: Aurora de la Paz Navarro, dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Catarino Cortes Navarro, con la ponencia: Una semblanza de una dirigente y fundadora de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Aurora Navarro del Campo y las FAR: una aproximación historiográfica
Florencia Ruiz Mendoza
Es ya un hecho el reconocimiento del Movimiento Armado Socialista como un fenómeno histórico de magnitudes que rebasan, a mi parecer, cualquier movimiento armado y social en la historia del México Contemporáneo, por su complejidad y multiplicidad de sus integrantes, por las condiciones tan particulares en que se libro esta batalla, es decir en la clandestinidad y la compartimentación de las organizaciones, y porque dejó lacerada a la sociedad mexicana a causa de un Estado que combatió la lucha guerrillera bajo el manto de la impunidad, dejando un saldo de por lo menos mil desapariciones forzadas
De entrada no es fácil comprender en un día porqué miles de jóvenes, de ser estudiantes e hijos de familia, dejan todo para vivir en la clandestinidad y entregarse a arduas tareas, desde la formación teórico-política hasta la participación en acciones militares, todo encausado hacia un objetivo común y bien definido: la instauración del socialismo en México.
El MAS representa para el historiador un universo de posibilidades interpretativas y de enfoque, debido a su dinamicidad y versalitidad. El MAS aglutina actores sociales de los sectores más diversos, en el convergen una amplia gama de pensamiento político e ideológico, de estrategias militares, su contraparte, el Estado Mexicano, aglutinó a todos los sectores de fuerzas armadas para exterminar este movimiento que se expandió por todo el país. También aglutina a aquellos miembros de la sociedad civil, sean familiares o no de las víctimas, que han luchado por los derechos humanos en México, demandas que van desde un mejor trato para los presos políticos, hasta la presentación de los desaparecidos, ellos también han venido librando una larga batalla contra el autoritarismo del que aun es presa la sociedad mexicana.
La interpretación histórica del MAS exige una amplia visión de las generalidades y las particularidades de nuestro país, exige la compresión y valorización de factores que determinaron la incorporación a la guerrilla de jóvenes del Barrio de San Andrés en Guadalajara o de jóvenes provenientes de grupos cristianos como en Monterrey, por citar algunos ejemplos. A mi juicio no es casual que la compañera María de la Paz sea reiterativa en su ponencia al decir que esa juventud se reveló a sus mayores, en su caso particular, no es casual que haya puesto énfasis en esa rebelión de jóvenes , una rebelión ante uno de los bastiones más conservadores de la sociedad mexicana: la sociedad regiomontana, tampoco es casual que la Perla Tapatía, que se distingue por su intolerante sistema político, haya visto nacer a uno de los grupos más combativos de Liga Comunista 23 de Septiembre: el FER . En otras palabras la interpretación del MAS exige el conocimiento de un contexto internacional, nacional y regional.
Alonso Padilla hace un breve pero interesante análisis de la historiografía del Movimiento Armado Socialista[1], la cual ha atravesado por tres fases:
La primera que abarca los años de 1966 a 1975(aún en pleno auge de la guerrilla), el lo llamó el periodo de la denuncia y el testimonio el cual trata de definir las causas que dieron origen al movimiento armado donde el autoritarismo del Estado legitimiza a los sublevados. El segundo momento historiográfico comprende los años de 1975 a 1980 donde ya se analizan las condiciones sociales y políticas en su conjunto que orinaron el levantamiento armado desde 1965. Para Padilla, el precursor es Jorge Rhi Sausi en su artículo “La parábola de la guerrilla mexicana” donde propone incluir al Movimiento Estudiantil de 1968 y el de 1971 como sucesos determinante en el proceso de radicalización en miles de estudiantes que participaban en la actividad política, para Padilla Rhi Sausi en 1978 supo vislumbrar el abismo que había entre la guerrilla mexicana y el movimiento obrero
Ahora nos encontramos en un tercer estado evolutivo de la historiografía del MAS: el análisis sociológico de éste, donde ya se trascendió lo anécdotico, donde la legitimidad y justificación de estos jóvenes para tomar las armas, ya es incuestionable. Hoy nos encontramos ante un momento en que el MAS se aborda desde un cosmos: factores sociales, políticos, económicos, culturales e ideológicos, no sólo en México, sino en el mundo: desde Cuba hasta Vietnam.
Sin embargo, hoy estamos aquí en el Segundo Encuentro de Mujeres Ex guerrilleras, orgullosamente, para realizar un balance de las mujeres que participaron en el MAS y en otros movimientos en América Latina, para valorar su legado histórico y honrar la memoria de las compañeras que no están ahora con nosotros. De acuerdo a Macrina Cárdenas Montaño[2] a principios de la década de los setenta más de la cuarta parte de los integrantes del MAS eran mujeres y valga lo repetitivo: las compañeras vienen de todos los sectores económicos y de muy diversas experiencias.
Como mujer admiro a todas las compañeras y siento un profundo respeto por ellas, me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de conocer a algunas de ellas y darme cuenta que son mujeres como yo: que amamos igual, sentimos igual, lloramos igual, pensamos igual. Como afirma la compañera Macrina en su artículo, ustedes además de correr los mismo riesgos que los compañeros, tuvieron una lucha adicional: luchar contra su propio contexto social y romper con muchos esquemas, probablemente la mayoría fueron educadas para salir de blanco de su casa y de la noche a la mañana se encontraban viviendo en un casa de seguridad con algún compañero que les asignaba la organización. Experiencias hay como compañeras en la lucha, sin embargo, lo supieron sortear, precisamente porque estaban convencidas de lo que hacían y mientras que el hombre ser guerrillero era sinónimo de valentía ya audacia, el ser guerrillera al menos en la concepción convencional, implica la pérdida de la femineidad y no pongo en duda un sola palabra ante la afirmación de Macrina al decir que el aparato represor tenía un “doble enojo” porque fueron doblemente “transgresoras” primero del sistema político y social y en segundo de su papel en su condición de mujeres. Algunas de ellas encontraron una recompensa, ya que ellas sí podían “Salir” a las visitas conyugales en otros penales y las que tuvieron hijos en l cárcel criaron a sus hijos, ya que los padres muy pocas veces tuvieron oportunidad de convivir con ellos.[3] Y en verdad es asombroso que viviendo en condiciones tan adversas, tanto en la cárcel como en la clandestinidad, no renunciaron a ese divino regalo de la naturaleza: traer una nueva vida al mundo.
Aurora de la Paz Navarro del Campo, pertenece a este grupo de mujeres admirables y osadas… solo que ella no tuvo “la fortuna” de pisar la cárcel, ella no corrió con la suerte de ser entregada a la autoridad competente, el pasado 2 de febrero se cumplieron 32 años de su detención-desaparición.
A través de la vida de Aurora pueden abordarse varios hechos trascendentales dentro de la historia del MAS: El Movimiento 23 de Septiembre, la Organización Partidaria, el Partido de los Pobres y la fractura definitiva entre Lucio Cabañas y su lugarteniente, Carmelo Cortés que trajo como consecuencia, la fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarios, suceso que prueba la complejidad y porqué no decirlo, la riqueza de los procesos históricos.
La historia de Diana, Lilia o Maya se engarza a la sierra de Chihuahua, al Movimiento 23 de Septiembre como ya dije, a la Organización Partidaria, es decir al mismo proyecto de Raúl Ramos Zavala. Y esto se refleja en los textos que se han escrito hasta el momento, ya que todas las fuentes que consulté que abordan el tema de la Partidaria, mencionan a la compañera Aurora y por supuesto a su compañero Carmelo Cortés , figura muy controvertida, la variedad de opiniones con respecto a Carmelo y Aurora así lo demuestran. Ya que como sabemos Lucio, algunos miembros del PDLP y de la OP, argumentaron que Carmelo le “quitó la novia al compañero Aníbal” y este “acto inmoral” fue utilizado como arma política contra Carmelo. Esto invita a hacer un análisis y responder a la siguiente pregunta ¿Porqué los compañeros y el mismo Lucio recurrieron a este mecanismo y no se manejaron las cosas de manera directa?
Carmelo y Aurora en la historiografía del MAR
No sólo los libros sobre el Partido de los Pobres o las FAR abordan a la pareja, también están presentes en textos como Guerras Secretas” de Saúl López de la Torre, que aunque el autor, ex militante del MAR, sólo menciona “la guapa esposa de Carmelo”, da su interpretación sobre Carmelo y su ruptura con Lucio. Jesús Miranda Bermúdez en el prólogo de esta obra menciona algo muy interesante “En el caso de las FLN le toca a un sobreviviente reestructurar la organización y tengo entendido que lo mismo ocurrió con el PROCUP y las FAR” [4] Y es precisamente Aurora Navarro quien se entrega a esta colosal tarea: asumir la Dirección Política de las FAR y reorganizar al grupo a la muerte de su esposo en agosto de 1975. Hasta donde sé es la única mujer del MAS, que llegó a dirigir una organización.
“En las Profundidades del Mar (El oro no vino de Moscú)” de Fernando Pineda es otro texto que toca este tema tan trascendental para el Movimiento ,el conflicto entre la OP, el Partido, Lucio y Carmelo, aunque he aquí la excepción que rompe la regla, a mi parecer, Pineda no consideró propio mencionar el “conflicto de carácter moral” dado en la Brigada, él sólo se avocó a analizar las causas políticas de esta fisura y creo que logra detectar un punto clave: Carmelo simpatizaba ideológicamente con la OP por la similitud de pensamiento ideológico, hecho que despertó mucha desconfianza dentro del PDLP:[5] Cabe puntualizar que Pineda aborda una parte de la historia del MAR de una manera analítica , desapegada y logra enfatizar puntos de partida para el estudio del MAR.
Al principio de este texto mencioné que el historiador no puede darse el lujo de desdeñar ciertos materiales, la pasión que inyectan los ex militantes a sus testimonios y a sus interpretaciones sobre los testimonios de otros compañeros es compresible, la polémica que despiertan es comprensible y necesaria. A fin de cuentas es al historiador al que le toca desprenderse de esas valoraciones subjetivas, sin embargo no pretendo en ningún momento demeritar el esfuerzo por lograr un análisis objetivo por de los compañeros al escribir sobre su participación en la lucha armada, por el contrario, su obra es oro molido, sus textos son herramienta indispensable para la construcción de este periodo de la historia de nuestro país, son pieza clave para lo que nos ocupa a todos los aquí presentes: la recuperación de la memoria histórica y la lucha contra la impunidad y el olvido.
Sé de entrada que el libro de Alberto Ulloa Boreman Sendero en Tinieblas[6] es considerada una obra “non grata” por las posiciones que maneja frente al Movimiento y a sus protagonistas. Su postura frente a Carmelo es totalmente desfavorable, lo acusa de haber dividido a la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, aprovechando la ausencia de Lucio y haciendo uso de su posición sedujo a la “compañera de otro correligionario”[7].
Sin embargo encontré en esta obra un pasaje que ayuda a complementar la biografía de la compañera Aurora: Su entrenamiento teórico-militar durante su militancia en el Movimiento 23 de Septiembre y en la Organización Partidaria.
Ulloa la conoció con el nombre de “Yolanda” en las reuniones que se hacían en Santa Clara y Xalostoc, Municipio de Ecatepec, Estado de México, en esa época Octavio Márquez Vázquez (a) César, era dirigente del MAR. Su entrenamiento consistía en prácticas de arte marcial coreano, incursiones en los cerros alrededor de la zona, discusiones de experiencias así como en la formación ideológica y política. La describe como una mujer blanca, de pelo claro y maneras refinadas, hablaba que de que tenía problemas en su casa, sin que esto fuera el motivo por el cual Aurora se incorporara al movimiento armado.
Otro episodio que aborda el autor es el periodo intermedio entre el rompimiento de la pareja con el Partido y su regreso a Acapulco para constituir las FAR: Ulloa relata que Lucio dio instrucciones para que apoyara a Carmelo y a Aurora en su traslado de la sierra al Distrito Federal, donde Carmelo cumpliría su castigo (finalmente se decidió expulsarlo seis meses del Partido y no definitivamente como se planteaba en las reuniones). La pareja se instaló en Santa Clara, Estado de México, según Ulloa Dionisio (Vicente Estrada Vega) e Isauro (Plutarco García Jiménez) estuvieron con él en esta fase de la vida de la pareja. Narra que un día Carmelo le pidió que los ayudara a trasladarse a Acapulco: “Carmelo estaba vestido de blanco de la cabeza a los pies, se veía muy elegante. Aurora vestía ropa informal, propia para Acapulco, la cual le sentaba muy bien”.[8] Ulloa expone que esta petición le llamo mucho la atención ¿porqué iban de regreso a Guerrero si el periodo de castigo de Carmelo aun no terminaba? Simplemente porque la pareja no iba de regreso a la sierra, sino en pos de su propio proyecto revolucionario.
Carmelo y Aurora en la historiografía del Partido de los Pobres
La versión del Partido con respecto a la pugna entre Carmelo y Lucio pertenece a la “línea dura”, él mismo se reconoce como uno de los más fuertes críticos de Carmelo y su relación con “Lilia” mientras la mayoría de los textos que revisé admiten que la relación sentimental que surgió entre Carmelo y Aurora fue únicamente “el pretexto” para desprestigiar a los compañeros, aquí se menciona que el compañero Alfredo expresó“..Carmelo salió después con el cuento de que fueron diferencias políticas…”[9]. Lógicamente admite que el comportamiento “inmoral” de los compañeros, fue la causa verdadera de su expulsión, así lo maneja la historia oficial del Partido de los Pobres. De hecho se dice que entre los compañeros se manejaba la teoría de que Lilia había recibido órdenes de su organización para enamorar a Carmelo y que por medio de ella, Carmelo rompería con Lucio y así la Organización Partidaria, tomara el control del PDLP y de la Brigada[10].
De las críticas hacia esa relación rescato lo siguiente: Carmelo y Aurora jugaban ajedrez en la sierra, hacían guardias juntos de día y de noche y discutían textos de marxismo-leninismo. Pero lo más importante es que el autor logra dilucidar que Carmelo y Aurora lograron reclutar dentro de las FAR a miembros del Partido debido a que en la Brigada no había suficientes cuadros para organizar e impulsar el trabajo político, con la gente que colaboraba y simpatizaba con el Partido. “Mucha gente no desarrollaba su actividad por periodos largos de tiempo, algunos que bajamos a la ciudad no teníamos claro la clase de trabajo a realizar entre la gente”[11]
Francisco Fierro Loza, quien estuvo al lado de Lucio Cabañas hasta el día de su muerte nos otorga una versión más moderada y conciliadora que en la anterior. Fierro manifiesta en su libro: Los papeles de la sedición o la Verdadera Historia del Partido de los Pobres, que Carmelo fue electo como dirigente del PDLP en ausencia de Lucio, o sea, la misma Brigada nombra dirigente a Carmelo Cortés y añade que bajo su mando las actividades tomaban un curso más dinámico, donde se inició un periodo de profunda revisión y autocrítica. Carmelo les relató que por venir ebrios los habían agarrado a finales de 1971, lo que trajo desastrosos resultados para la organización y para los Castro Molina.
A su parecer los conflictos se empiezan a desarrollar porque los miembros de la Organización Partidaria sesionaban aparte, cuestionando el Ideario del Partido, redactado en su totalidad por Carmelo. Y personalmente considero que con la expulsión exclusiva de Sonia y Lilia y no de los compañeros como El Viejo y el mismo Carmelo, sí existía cierta marginación de género al interior de la Brigada. Carmelo indignado ante la expulsión de su compañera, él propone su propia expulsión, propuesta no aceptada por los miembros y según Fierro Loza, el mismo Lucio les reprochó haber expulsado solamente a Lilia.[12] No obstante su expulsión, Aurora mantiene la posición del Partido de los Pobres y no de la Organización Partidaria.
Aurora de la Paz Navarro como dirigente de las FAR
La interpretación del profesor Agustín Evangelista y recientemente publicado libro: Carmelo Cortés y la Guerrilla Urbana: Fuerzas Armadas Revolucionarias, en torno al conflicto suscitado en la sierra, es que al “tomar como pretexto la conducta inmoral de Carmelo y Aurora, la Organización Partidaria vio la oportunidad de deshacerse de la línea más dura del PDLP.”[13] Pedro Martínez fue testigo de este evento, determinante en el movimiento armado de Guerrero, manifiesta que la mayoría de los compañeros del Partido querían discutir temas de más trascendencia como la táctica militar y política, y dejar los “problemas domésticos para otra ocasión.[14] Vale señalar tanto Evangelista como Gallegos, ex militantes de las FAR que han publicado ya libros sobre su trayectoria revolucionaria, tomaron como fuente el testimonio del compañero Pedro Martínez “Manuel” para la reconstrucción de esta parte.
Arturo Gallegos relata que en aquél verano de 1973 vio llegar a Carmelo y a Diana en un automóvil, y que su único equipaje eran las Obras Escogidas de Lenin, El Manifiesto del Partido Comunista, El Capital, EL Libro Rojo de Mao así como los Tupamaros y las Actas de los Tupamaros[15]. Si tomamos literalmente lo que nos comparte Arturo, podemos deducir que era una tarea prioritaria para Carmelo y para Aurora la formación política e ideológica de los miembros de su organización aun sin nombre. El compañero Gallegos no había subido a la sierra en meses lo que confirma el libro del Partido de los Pobres: no había continuidad en el trabajo político de la organización.
Aurora en esta fase de su vida es conocida como Diana y de agosto a diciembre de ese año ella se dedica a reclutar compañeros que militaban en PDLP para la nueva organización, entre ellos: Felipe Ramos Cabañas y José Luis Flores Patiño, pues ya tenían planeada la primera expropiación.
Es en enero de 1974 cuando nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias y junto con ellas La Ley Orgánica de las FAR, documento en el que colaboró Diana, tanto en la propuesta de ideas como en la redacción. Todo el trabajo organizativo recaía en ella, en Carmelo y en Arturo Gallegos conocido como Saúl, los tres solían viajar a la Zona de la Montaña a fin de formar cuadros profesionales de tiempo completo para la organización y crear una base social, pues estaban conscientes de que ésta es parte fundamental de toda organización armada.
Entre las comisiones más importantes en ese momento que llevó a cabo Diana fue contactar a Octaviano Santiago Dionisio quien estaba preso en el Penal de Acapulco por el secuestro de Jaime O’Farril, y se estaba considerando la posibilidad de planear la fuga del compañero, proyecto que fracasó. Así mismo ella fue quien realizó las investigaciones preliminares para el secuestro de Vicente Rueda Saucedo, mismo que se realizó ese mismo, sin embargo ya no participó porque se fue a la Ciudad de México pues se encontraba embarazada de su primer hijo, Catarino. La compañera Rocío Moreno Vargas “Natalia”, miembro de las FAR y amiga de la adolescencia de Aurora. Rocío es detenida en septiembre de 1974 junto con Arturo Gallegos y Juan Islas por el secuestro de Margarita Saad. Y por medio de la salvaje tortura aplicada a Rocío, la policía logra determinar la verdadera identidad de Aurora.
El secuestro de Margarita Saad y el Comando Femenil Che Guevara
Es Aurora quien propone a Margarita Saad como candidata, la familia Saad, de origen libanés pertenecía a la poderosa burguesía acapulqueña. Arturo Gallegos nos relata que se conformaron dos comandos para esta acción: uno de ellos es el Comando Femenil Che Guevara integrado por las compañeras: Aurora Navarro o Diana, Rocío Moreno o Natalia y Fabiola Castro Molina o Esmeralda, dirigido por supuesto por Aurora. (Salvo la Brigada del FER “Mujeres Proletarias” del cual formó parte Bertha Lilia Gutiérrez Campos, hasta donde mi conocimiento llega, no hubo otros comandos o brigadas femeniles en otras organizaciones del MAS).
El Comando Femenil Che Guevara tomará parte crucial en esta renombrada acción militar de las FAR. En primer lugar los comunicados de prensa salieron a nombre del Comando, las compañeras se encargaron de realizar la investigación de los pasos de Margarita Saad y su hijo. El Comando Femenil asume la responsabilidad de custodiar a la secuestrada. Aurora participa directamente en el secuestro y es ella quien funge como enlace en las negociaciones entre las FAR y leal hermano de Margarita, Marcos Saad. Arturo Gallegos en su testimonio reconstruye estos sucesos y fue por fallas operativas que no se pudo cobrar el rescate.
En el año de 1975 Carmelo o Paco y su esposa Maya se concentraron en atender y capacitar a sus cuadros en Acapulco, la zona de la Costa Grande, Chilpancingo, Morelos y Michoacán, ya que tan sólo en un año las FAR se habían extendido hacia los estados de Guerrero, Morelos Y Michoacán. En mayo de ese año convocan una reunión general en Morelos, ya que era prioritario atender la formación teórica y militar de los compañeros, dicha reunión tendría una duración de quince días, a la que acudieron veinte miembros de la organización, para sufragar los gastos se tuvo que recurrir a una expropiación, por lo que se planteó un asalto a la Banco de Comercio Sucursal Casino de la Selva en Cuernavaca, el cual fue un éxito, ya que la reunión se llevó sin contratiempos en el tiempo acordado. Al igual que muchas compañeras, Aurora supo compaginar sus tareas revolucionarias con la maternidad, ya que a la reunión también asistió, “Inti”, su bebe recién nacido, el hermano menor de Catarino, nacido el 24 de junio de 1975.
Al profesor Evangelista le consta que aquél trágico 29 de agosto de 1975, la Policía captura vivo a Carmelo Cortés, fuentes allegadas a la familia del Campo, aseguran que Aurora estaba con él, pero tuvo que irse antes de la óptica donde se encontraban, según la Dirección Provisional de las FAR, había un cerco policíaco alrededor de Carmelo, finalmente es ejecutado extrajudicialmente. Aurora en su desesperación llamó a su mamá y le pidió que acudiera a los medios de comunicación y declarara que tenían detenido a su esposo, Carmelo Cortés, si no lo hacía encontraría la muerte segura. La madre de Aurora presa del miedo, se escondió a fin de evitar ser detenida ella también, situación que siempre le pesó a Doña Mercedes, quien a raíz de la detención de su hija se enfermó de los nervios, una víctima más de la Guerra Sucia. Carmelo muere cuando su hijo pequeño.
A pesar de la enorme pena que debió ser para Aurora, la muerte de su compañero, del padre de sus hijos. Juntos enfrentaron todo tipo de adversidades, desde el feroz ataque político en la sierra de Atoyac, las carencias económicas por las que llegaron a pasar, y pese a todo y prácticamente de la nada, lograron crear y consolidar una organización guerrillera-revolucionaria de la envergadura de las FAR.
Así, viuda con dos bebés Aurora Navarro no claudicó, sacando fuerzas desde lo más profundo de su ser, continuó con el proyecto revolucionario que forjó con su compañero asumiendo la Dirección Política de las FAR y para noviembre 1975, tan solo tres meses después de la muerte de su esposo, “Diana” planeó, organizó y llevó a cabo el secuestro de Thelma Soto ya estaba reestructurando a la organización. Primero convocó a los coordinadores de región y de zona, quedando como responsable de las células de Michoacán con los compañeros José Nava Miranda “Chavita” y Jorge Abarca Málaga “Alberto”. También participa en la elaboración y distribución del periódico clandestino de las FAR, llamado “Dictadura Proletaria”.
Lo inevitable: los archivos negros de la Dirección Federal de Seguridad
Enero de 1976, sin duda, fue fatídico para la organización. Aurora se encontraba preparando la reunión nacional de las FAR, la cual tendría lugar en Morelia, pero a raíz de la detención de diez compañeros, la reunión se efectuó posteriormente en Guanajuato. El profesor Evangelista nos relata en su testimonio, que a la caída de Aurora, las FAR sufrieron un proceso de militarización y relajamiento de las normas, por lo que se tuvo que replantear por completo la dirección y objetivos de la organización, por lo que se acordó suspender las actividades militares. Finalmente las FAR pasan de la clandestinidad a la lucha abierta hacia finales de los años setenta.
Es muy importante mencionar que a la fecha quienes nos encontramos investigando a las FAR, no hemos podido localizar la declaración o al menos un interrogatorio de Aurora Navarro en el Archivo General de la Nación y en las fichas de referencia de los documentos de la DFS no hay constancia de que se le haya tomado declaración a ella, ni a ninguno de los diez detenidos, todos están en calidad de desaparecidos. Sabemos que para 1976 la consigna de ese Estado asesino y criminal encabezado por Echeverría, era no entregar a los detenidos relacionados con movimientos subversivos. Posiblemente la DFS no haya dejado vestigios de los interrogatorios de este grupo de compañeros, para que no quedara “huella” dentro de la misma institución de este espantoso crimen: Nueve desapariciones forzadas en cuatro días.
Solo hay un reporte del agente de la DFS en Guerrero dirigido al Director Federal de Seguridad, Luis de la Barreda donde informa que tras las detenciones efectuadas por la Policía Militar en Acapulco y en el Estado de Hidalgo (Aurora fue detenida en Tecama, Estado de México el 2 de febrero de 1976, junto con su cuñado, José Cortés Castro, para el día 3 ya se encontraban en una cárcel clandestina en Acapulco). La lista de los compañeros detenidos es la siguiente en este orden[16]:
1-Guillermo Mena Rivera (a) Nicolás de 20 años de edad, estudiante de la Preparatoria No. 7de Acapulco, Guerrero. Participó en el secuestro de Thelma Soto llevando los comunicados al Centro de Convenciones y a los casilleros de los médicos del IMSS. Conoció a Aurora de la Paz Navarro con el nombre de Inés.
2-Alejandro Rivera Patiño (a) Canek de 19 años, estudiante de la Preparatoria No. 7de Acapulco, Guerrero. Dirigió el secuestro de Thelma Soto y participó en la expropiación al Banco en Cuernavaca, Morelos.
3-Román Roque Moreno (a) Esteban de 26 años. Participó en el secuestro de Thelma Soto.
4-Bernardo Villamar Pérez (a) Enrique de 20 años, en el secuestro de Thelma fungió como vigilante y se encargó de la repartición del dinero obtenido del rescate.
5-José Nava Miranda (a) Chavito de 19 años de edad. El propuso secuestrar a Thelma Soto ya que él trabajo para el padre de la muchacha. El Dr. Soto Álvarez lo identificó al recoger el rescate. Quiso formar una célula en Sonora, pero fracasó debido a un accidente automovilístico al regresar a Acapulco.
6-José Cortés Castro. Hermano de Carmelo Cortés Castro, vive en Tecama, Estado de México. Manifestó tener sólo cinco meses dentro de la organización. Fue detenido junto con Aurora de la Paz Navarro.
7-María Teresa Torres Ramírez (a) Diana. De 21 años de edad, casada revolucionariamente con Guillermo Mena. Ella es el contacto de la célula de Acapulco y Aurora de la Paz es su contacto con la célula de Morelia. (La DFS omite que la compañera tenía cinco meses de embarazo al momento de su detención).
8-María Balbina Pérez Nichoa (a) Laura. Compañera de Román Roque. También participó en la custodia de Thelma Soto.
9-Aurora de la Paz Navarro (a) Inés, Lilia, Diana, Nené o Maya. De 22 años de edad, fue esposa de Carmelo Cortés, perteneció a la Liga Comunista 23 de Septiembre y al PDLP de 1972 a mayo de 1973. Partici`´o en el secuestro de Vicente Rueda y en el de Margarita Saad, éste lo realizó con el Comando Femenil. A últimas fechas se dedicó a reestructurar las FAR junto con Leonel, ya que la organización se encontraba desmembrada por los golpes que les han dado. Manifestó que no tiene relación con el PPUA) Partido Proletario Unido de América, pero sabe que sus dirigentes son Francisco Fierro Loza, el Güero Medrano Mederos y Juan García Costilla. Que del dinero del rescate pagado por la familia de Thelma Soto, se destinaron $100,000 para la compra de automóviles.
Se les recogieron $20,000 en billetes de mil pesos, el número de serie de éstos corresponde a los entregados durante el rescate de Thelma. También se les confiscaron armas y propaganda.
Se encuentran agentes vigilando en diferentes puntos para ver si es posible que caiga el resto de este grupo.
Guillermo Lira Murrieta
Quisiera concluir esta ponencia con una breve reseña de dos compañeras de las FAR que están al día de hoy continúan desparecidas.
Fabiola Castro Molina (a) Esmeralda o Mirna Nació el 7 de mayo de 1949 en Atoyac de Álvarez, Guerrero. Primero trabajó en hospital donde adquirido conocimientos de enfermería. Es Hija de Petronilo Castro Molina y hermana de Guadalupe Castro Molina, quienes fueron detenidos-desparecidos en abril de 1972. De acuerdo con Arturo Gallegos, su cuñado se incorpora a las filas de las FAR entre mayo y junio de 1974, como única alternativa para hacer justicia por la desaparición de padre y hermana. No obstante la poca preparación política y teórica, su entrega hacia la lucha revolucionaria le fue dando un lugar dentro de la organización, adquiriendo mayores responsabilidades, “principalmente en materia de seguridad”[17] El 16 de enero de 1975, es descubierta una casa de seguridad de las FAR, no se sabe quien la denunció, fueron detenidos los compañeros: Ángel Moreno Morales “Félix también detenido-desaparecido, su esposa, Abad Torres Meza, Daniel Flores Martínez “Andrés” quien también está desaparecido y Benito Flores Silva, quien vio a la compañera Fabiola y Daniel Flores detenidos en una cárcel clandestina de Acapulco, posiblemente en el conocido “Ferrocarril o La Coca”.
María Teresa Torres Ramírez. “Diana”. Nació en 1955. Estudiante de la Preparatoria No. 7 de Acapulco. Esposa de Guillermo Mena, ambos militantes de las FAR. Miembro de la célula de Acapulco y enlace de ésta con la célula de Morelia, comandada por Aurora. Esto nos sugiere que la compañera María Teresa ocupaba un cargo importante dentro de la organización. Fue detenida junto con su esposo el 31 de enero de 1976 en Acapulco, Guerrero. Su padre, el señor Ramón Torres Morales señala que alrededor de las una de la madrugada cuatro sujetos entraron por la fuerza a la casa , dijeron ser de la Policía Militar y también por la fuerza se llevaron a su hija quien tenía cinco meses de embarazo, argumentado que había participado en un secuestro. En su afán por encontrarla, la familia Torres le dio a Rubén Figueroa el nombre del militar que se la llevó: Otoniel Tarín, quien también esta desparecido. Fue llevada al Campo Militar No. UNO. Un militar informó a la familia que ahí dio a luz un varón a mediados de 1976 y que estaba vivo. El bebé, quien ahora es un joven de 32 años, también está desaparecido. El Director de la Preparatoria afirmó que los expedientes de los estudiantes desaparecidos, tampoco estaban en las instalaciones de la escuela. Sin duda el caso de la compañera es parte de esta historia negra de crímenes de lesa humanidad que el Estado cometió en contra de sus ciudadanos. Y está en nosotros el no permitir que esta historia, como la de muchas otras compañeras, queden enterradas bajo el polvo de la desmemoria y el olvido.
Finalmente quiero agradecer profundamente al Profesor Agustín Evangelista y a Catarino Hernández del Campo y a José Luis Moreno Borbolla la valiosa información que me proporcionaron para elaborar este texto.
[1] Alonzo Padilla. “Revisión teórica sobre la historiografía de la guerrilla mexicana de 1965 a 1978. Zamora, Colegio de Michoacán-CIESAS, 2006. Pg. 610. Tomo II
Rhi Sauci, José L. La Parábola de la guerrilla mexicana. México, Coyoacan Revista marxista latinoamericana. Abril-junio de 1978, pg. 65-
[2] Cárdenas Montaño, Macrina. “La Participación de las Mujeres en los Movimientos Armados”. Zamora, Colegio de Michoacán-CIESAS, 2006. Pg. 610. Tomo II
[3] Cárdenas Montaño, Macrina. Op. Cit. Pgs 611-624
[4] López de la Torre, Saúl. Op. Cit. Pg. 14
[5] Pineda Ochoa, Fernando. En las Profundidades del MAR (El oro no vino de Moscú) México, Plaza y Valdés, 2003. Pg. 178.
[6] Ulloa Boreman, Alberto. Sendero en Tinieblas. México, Cal y Arena, 2004.
[7] Ulloa Boreman, Alberto. Op. Cit. Pgs. 52-53
[8] Ulloa Boreman, Alberto. Op. Cit. Pgs. 55
[9] Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres: Una experiencia guerrillera en México, Nuestra América, 1987. Pg. 62
[10] Op. CIt. Pg. 201
[11] Lucio Cabañas. Op. Cit. Pgs. 202-203
[12] Francisco Fierro Loza. Los papeles de la sedición o la Verdadera Historia del Partido de los Pobres.
(Inédito) México, 1984. Pg. 62
[13] Evangelista, Agustín. ECarmelo Cortés y la guerrilla urbana: Fuerzas Armadas Revolucionarias. México, Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales, 2007. pg.57
[14] Gallegos Nájera, José Arturo. “La Guerrilla en Guerrero” . Guadalajara, La Casa del Mago, 2007.
2ª ed. Pg. 107.
[15] Gallegos Nájera, José Arturo. “Op. Cit. . Pg. 118
[16] AGN/DFS 100-10-16-4-76/L11/ F 291-292
[17] Gallegos Nájera, José Arturo. Op. Cit. Pgs. 244-245.
Semblanza de una dirigente y fundadora de la Fuerzas Armadas Revolucionarias
Por Catarino Cortes Navarro
A 32 años de la desaparición de Aurora, quiero mantener viva la luz de su recuerdo, que ha iluminado mi búsqueda en estos largos e inciertos años. Su ausencia ha sido mi presencia y su dolor, mi fuerza para resistirlo todo.
Mi madre perteneció a una generación de jóvenes que con valor y coraje desbordados persiguieron sus ideales hasta sus últimas consecuencias, sin doblegarse ante la espada de un enemigo infinitamente superior en recursos y con una gran capacidad para ejercer la barbarie. Ella se entregó completamente a la causa revolucionaria, dando así una inmensa lección de amor por el pueblo mexicano.
“Nené” nació en la ciudad de México el 30 de enero de 1954. Era hija de la profesora Mercedes del Campo Clifton y del músico de origen yucateco Wenceslao Lizarraga, aunque éstos se separaron y Aurora fue registrada con otro apellido. Por la línea materna, su abuela había pertenecido al Partido Comunista de los Estados Unidos y había vivido una odisea política cuando se desató la persecución macarthista en aquel país. Así, aunque en la familia se respiraban vientos de izquierda, Mercedes intentó apartar a su hija del peligro que representaba la sola palabra “comunismo” en plena guerra fría. Precisamente su vocación pacifista la había llevado a bautizar a su hija como “Aurora de la Paz”.
En contra de lo que se esperaba de ella, la pequeña Aurora tuvo una inclinación precoz por la política. Escuchaba absorta a los jóvenes amigos de su madre, que muy a disgusto de doña Meche hablaban de revolución y otras cosas peores. Así, a sus escasos quince años participó en la formación del Comité de Lucha de la Escuela Nacional Preparatoria # 4 de la UNAM, en la que entró a estudiar después del movimiento que marcó al país el año de 1968.
Su carisma, su capacidad intelectual, su belleza, su alegría, su sensualidad y su compromiso con las causas justas, cautivaban a todos los que la conocían. Muy pronto, algunos individuos misteriosos, que habían visitado azarosamente a su madre, entablaron pláticas con ella, con la idea de que cuando creciera pudiera quizá incorporarse a su órbita de actividades. Entre ellos estaban Manuel Gámez Rascón (a) “Julio”, Rodolfo Gómez García (a) “El viejo” y Ramón Ramos Mogrovejo, militantes del clandestino “Grupo 23 de Septiembre” (GP23S), que operaba en Sonora, Chihuahua, Jalisco y el DF. A raíz de que Mogrovejo -que se había convertido en su amigo personal- cayó preso en marzo de 1971, “Nené” buscó a “Julio” y a “El Viejo” para exigirles que la pasaran a la clandestinidad.
Aurora decidió no iniciar su vida universitaria, que estaba en puerta, y se fue a vivir a una casa de seguridad, probablemente en el estado de Jalisco. Por su parte, el GP23S se fusionó con el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), cuyos integrantes habían sido previamente entrenados en Corea, aunque una parte considerable había sido descubierta y apresada. La nueva organización tomó el nombre de MAR-23.
Al interior del grupo, “Nené-Lilia conoció a Jacobo Gámiz García, hermano de los célebres hermanos Gámiz que, con otros guerrilleros habían tomado por asalto el cuartel de ciudad Madera, el 23 de septiembre de 1965, inaugurando simbólicamente la lucha armada socialista en México.
El MAR-23 entabló una relación política con el Partido de los Pobres (PdlP) de Lucio Cabañas que operaba en la sierra de Atoyac, Gro. desde 1967, por consiguiente, algunos de sus militantes fueron invitados a “subir” a uno de los campamentos de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento (BCA), en los últimos meses de 1972, primero llegó “Anibal o El teporaca” joven Chihuahuense, su nombre verdadero es Jesús Cadena y poco después llega “Lilia” quien recibe el apodo de la “Camarona”, ya que el abrasante calor de la región no perdonaba la blancura de su piel.
En los primeros meses de 1973, Aurora se separa de “Anibal”, y en los círculos de estudio impulsado por Carmelo a partir de que Lucio se ausenta de la dirección del PdlP, “Lilia” se hizo novia de “Cuauhtémoc”, los problemas no tardaron en presentarse al interior de la BCA, a raiz de este noviazgo.
A sus 18 años, “Lilia” tuvo el privilegio de conocer a uno de los líderes guerrilleros más importantes de México, así como a sus lugartenientes, entre ellos Carmelo Cortés Castro (a) “Cuauhtémoc”, ideólogo y artífice del segundo ideario del Pdlp. Por esos momentos, una parte del MAR-23 quedó asimilada a la Organización Partidaria, que era una coordinadora guerrillera que operaba a nivel nacional, compuesta por muchas células y organismos armados de diferentes estados de la república.
“Lilia” y “Aníbal” terminaron su relación y de inmediato “Cuauhtémoc” empezó a cortejar a la hermosa criolla, quien no fue en lo absoluto indiferente a sus pretensiones, por lo que deciden casarse revolucionariamente. Esto no fue bien visto por los enemigos políticos de “Cuauhtémoc”, quienes se valieron de esta situación para acusarlo de haberle quitado la novia a un compañero. “Cuauhtémoc” de suyo tenía hondas diferencias con sus detractores, pues cuando Lucio tuvo que ausentarse durante una corta temporada, delegó el mando en él. “Cuauhtémoc” y “Julian”, que había estudiado marxismo en la URSS, intentó implantar entre los campesinos sus concepciones doctrinarias, lo que fue fuente de fricciones y debates intensos. Su manera tan rígida de proceder fue tachada de “militarista” lo que, aunado a la crítica que hizo del caudillismo de Lucio, determinaron que una parte de la BCA conspirar para expulsarlo o por lo menos degradarlo política y militarmente.
Cuando Lucio regresó, se desató una guerra interna por el liderazgo. “Cuauhtémoc” defendió la posición de que la dirección se eligiera democráticamente y otro sector apoyó a capa y espada la conducción de Lucio. La Organización Partidaria se constituyó en el fiel de la balanza, a veces del lado de Lucio, otras con Carmelo. Un hermano de Lucio, de alias “Chinqueque” su nombre verdadero es Alejandro Serafín Gervasio, hoy en día se hace llamar David Cabañas Barrientos, cuestionó la moralidad de la pareja incómoda y esto lo expuso como punto en el pleno del partido.
En aquella ocasión no trascendió, pero en otra reunión del PdlP y la OP, se insistió en el mismo asunto, lo que dio por resultado que en la segunda ronda de la votación se decidiera la suspensión por ocho meses de “Cuauhtémoc” y “Lilia” de la BCA-PdlP. A mediados de junio de 1973, los “Adán” y “Eva” de la guerrilla fueron sancionados y no expulsados, del paraíso y se fueron a la ciudad de Acapulco, Gro.
Para contrarrestar esta situación, Carmelo y Aurora optaron por fundar una organización especializada en la guerrilla urbana, que realizara acciones para contribuir al financiamiento del Pdlp. La nueva agrupación político-militar, nacida el 8 de diciembre de 1973, recibió el nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias y su zona de operaciones abarcó los estados de Morelos, Guerrero, Puebla, Veracruz y el Distrito Federal, principalmente.
Las FAR crecieron de forma más o menos rápida, a través de la red de contactos del PdlP. Los primeros meses de 1974, Aurora tuvo que suspender su febril actividad guerrillera para dar a luz a su primogénito, Catarino (a) Cicerón, el 5 de abril. Durante año y medio, mi madre no se despegó de mí y aunque obviamente no puedo recordarlo, la acompañé en su vida de aventuras revolucionarias, a salto de mata.
Las FAR realizaron varias expropiaciones a sucursales bancarias y secuestros, siendo el más importante el de la multimillonaria Margarita Saad, que se verificó el 30 de agosto de 1974 y fue en parte dirigido por el Comando Femenil “Che Guevara” que presidía Aurora (a) “Diana”. La intervención policíaca y el asesinato de dos guerrilleros que iban a cobrar el rescate, precipitó al grupo a eliminar a la secuestrada, lo que desató una persecución feroz contra los militantes de las FAR.
Cada miembro de este grupo que caía era sujeto a los peores tormentos, a la ejecución o a la desaparición. Por eso, la dirección de las FAR se repliega, primero al estado de Morelos y después al DF. En la ciudad capital Aurora tuvo a su segundo hijo, al que llamaron Juan, como el padre de Carmelo y como un compañero caído en combate.
El DF tampoco era un lugar seguro, pues había un agente secreto en cada esquina y las fotos de Aurora y Carmelo eran muy conocidas porque salían con frecuencia en el periódico. Es así como mi padre fue ubicado el 30 de agosto de 1975 en el centro comercial Sears de Ejército Nacional, col. Irrigación. Fue herido pero se le detuvo con vida y se le trasladó al Campo Militar No. 1, donde fue torturado. Al día siguiente, se presentaron las fotos de su cadáver a la prensa, que anunció con espectacularidad que había muerto en un enfrentamiento con la policía. Sin embargo, el cadáver nunca fue entregado a la familia Cortés-Castro, la que por cierto, fue víctima del peor hostigamiento que se pueda imaginar. A la fecha, los Cortés viven ocultos o fueron desaparecidos, no se sabe nada sobre ellos.
Mi madre, que estuvo cerca de los hechos, con sus hijos en los brazos, fue testigo de los acontecimientos y le hizo saber a sus conocidos que se habían llevado vivo a Carmelo. Aurora asumió plenamente la dirección de las FAR y las reorganizó en condiciones sumamente adversas, corriendo de un lugar a otro para esquivar el cerco policíaco que se había tendido sobre todos sus familiares y amigos. Por esta razón, una noche de invierno de 1975, fue a las puertas del trabajo de su madre y dejó a sus propios bebés, Catarino y Juan, en una caja de huevo con su ropita doblada y una nota que decía: “entréguese a la C. Mercedes del Campo”.
Al poco tiempo, cayó una célula de las FAR en Acapulco y se desató una cascada de detenciones en varios puntos de la república. La dirección de la casa donde vivía mi madre fue arrancada bajo bestiales torturas a una de sus compañeras de nombre “Laura”. La Dirección Federal de Seguridad llegó a allanar el domicilio de Tecama, Edomex, deteniendo a Aurora y a un hermano de Carmelo, de nombre o alias José Cortés Castro y otro de nombre José Nava Miranda (a) Chavita. Se dice que el gobernador Rubén Figueroa previamente había ofrecido una amnistía a Aurora para que las FAR depusieran las armas, pero ella nunca admitió ninguna negociación con un régimen despreciable, contra el que peleaba con todas sus fuerzas.
Aurora, que fue la única mujer en la historia de las guerrillas mexicanas en dirigir una organización político-militar, fue sometida a un incierto destino, probablemente en los calabozos del Campo Militar No. 1. Nunca nadie la volvió a ver, desde aquel fatídico 3 de febrero de 1976. Treinta años después me enteré que la DFS elaboró su declaración por esas fechas. El último dato que existe en su expediente, en el archivo de la DFS, es un resumen de esta declaración, fechado en 1985. ¿Estaría mi madre entonces viva a casi diez años de su detención-desaparición?. Desde que tuve conciencia de esta situación, a los cinco o seis años que se me informó, nunca he dejado de añorar su regreso. No ha muerto en mí la esperanza de oír su voz, de besarla, abrazarla y hacerle sentir todo mi amor por ella.
Aurora estuvo dispuesta a sacrificarlo todo, al grado de abandonar a sus hijos en un acto de valentía y amor por un pueblo que necesitaba cambios urgentes. Como muchos otros miles de jóvenes, mi madre no quiso vivir bajo un sistema inhumano y corruptor, basado en la explotación, la desigualdad y la injusticia. Aspiró a construir un país socialista, que librara a los oprimidos de todos sus sufrimientos. El precio que pagó por soñar fue muy caro, pero quiero creer que valió la pena, que ese exterminio de los movimientos sociales y de las organizaciones político-militares no fue en vano, pues sobre la sangre de esos revolucionarios torturados, ejecutados, encarcelados, desaparecidos y exiliados, se construyó un nuevo marco legal en 1977, para posibilitar el ingreso de la oposición a la lucha electoral.
Ponencia a las IV Jornadas de Trabajo de Historia Reciente, en Escuela de Historia / Centro Latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social (CLIHOS). Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario, Argentina, los días 14, 15 y 16 mayo 2008. Autores María Gracia Castillo Ramírez Gabriel Medina González y Antonio Orozco Michel.
No quedaba de otra… y nos decidimos a tomar las armas
María Gracia Castillo Ramírez
Gabriel Medina González
Antonio Orozco Michel
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales, Asociación Civil
El presente trabajo es resultado de la reflexión conjunta realizada en talleres experimentales de trabajo que se han efectuado en la ciudad de Guadalajara, México entre los años 2006 y 2008. En ellos han participado viejos militantes de izquierda actualmente con diferentes oficios (dos maestras, un comerciante, un vigilante y un taxista), y dos jóvenes maestros e investigadores de la literatura y las ciencias sociales.
El trabajo se abordará como un estudio de caso. Los testimonios pertenecen a dichos militantes de organizaciones de izquierda –tanto públicas como clandestinas-, sobrevivientes del terrorismo de Estado en México durante las décadas sesenta y setenta del siglo XX. Las reflexiones vertidas aquí son un primer acercamiento sobre un tema más extenso, por ello sabemos que el trabajo de análisis tiene que continuar para comprender complejamente la historia reciente de nuestro país y la región.
Para los fines de esta ponencia, iniciaremos con estas preguntas buscando darles respuesta a lo largo del trabajo:
1) ¿Cómo nos involucramos en los movimientos estudiantiles de los años sesenta, y la lucha armada de los setenta, desde nuestras historias específicas?
2) ¿Qué papel ha jugado nuestra subjetividad en la participación política pasada y presente?
Nos interesa abordar este proceso desde el análisis de las subjetividades, puesto que en el discurso de los sobrevivientes son reiteradas las alusiones a sentimientos de añoranzas y deseos frustrados que ahora identifican, en algunos casos, como traumáticos. Entenderemos en este trabajo al trauma como “cualquier acontecimiento de la vida de un sujeto caracterizado por su intensidad y por la incapacidad del sujeto de responder a él adecuadamente” (Páramo Ortega, 2006:68), es decir, superar dicho trauma por sí mismo. Desde fines del siglo XIX, Sigmund Freud señalaba que el trauma es como “un cuerpo extraño” que, aún habiendo transcurrido mucho tiempo desde su penetración, sigue teniendo efectos en el presente y sólo a través de la memoria se dan las condiciones para elaborarlo.[1]
En los testimonios de las y los sobrevivientes, opera no solo la memoria y el incontrolable recuerdo, sino un discurso de reivindicación política e ideológica que tiene un fuerte arraigo en sus acciones de militancia política. En los testimonios, se mezclan la emoción con la razón, lo político con lo privado, logrando un complejo entramado de significados sobre esa participación política pasada que envuelve la presente, entrelazando mundos aparentemente distintos.
En los talleres experimentales que hemos llevado a cabo, los sujetos narran sus experiencias desde diferentes posturas, coincidiendo en la posibilidad –que es también impetuosa necesidad- señalada por Beatriz Sarlo de que “el sujeto no sólo tiene experiencias sino que puede comunicarlas, construir su sentido y, al hacerlo, afirmarse como sujeto”. Los sujetos se vuelven cognoscibles, aceptando que no hay una Verdad sino una multiplicidad de verdades subjetivas que, siguiendo a la autora, “aseguran saber aquello que, hasta hace tres décadas, se consideraba oculto por la ideología o sumergido en procesos poco accesibles a la introspección simple” (Sarlo, 2006:51).
Los militantes que vivieron con intensidad y al límite su participación política en los años setenta, son concientes de representar -y no, al mismo tiempo- a los que ya no están; a los muertos y a los desaparecidos: las y los ausentes que en cada taller se hacían presentes por medio del recuerdo de los vivos, los que lograron sobrevivir. Así los representan porque son testigos y participantes de los hechos, pero con la conciencia, paradójicamente, de que sus testimonios resultan incompletos ante la ausencia de sus compañeros. “Nosotros nos sentimos responsables de lo que ellos no pueden decir en el presente, porque ya no están. Nosotros llenamos los huecos por una necesidad propia de explicarlos”, señalaba una asistente a los círculos de reflexión.
Según el estudio de Víctor Vich y Virginia Zavala (2004) Oralidad y poder, el testimonio es un espacio adecuado para visualizar la problemática de que en él hay algo innombrable, incomunicable, lo que cada sujeto guarda para sí: experiencias que no se comentan por diferentes motivos. Un militante señalaba, en alguna sesión de los talleres, que “hay cosas insignificantes que te parecen vivas completamente y hay cosas importantes que te guardas.” “Todo’ no se puede narrar y al igual que en la poesía, el testimonio nos permite acceder al conflicto entre un decir posible y un imposible decir” (Vich y Zavala, 2004:109).
Las experiencias “revividas” en los talleres, reflejan dolor por la pérdida de seres queridos (novios, compañeros, amigos); por los proyectos políticos que, en aquel tiempo, se truncaron, así como por los estragos de la tortura y los años de prisión. Recuerdos, algunos controlables y otros incontrolables, que no dejan de ser conflictivos y que toman sentido en el presente. El testimonio tiene la capacidad de jugar con dos tiempos, el presente y el pasado, y como lo señala Paul Ricoeur, el “tiempo de base del discurso” es el presente pues es en él que se narran los acontecimientos de la vida. ¿En qué presente se narra, en qué presente se recuerda y cuál es el pasado que se recupera?[2] El presente es ahora un momento en que los sujetos desean compartir algunas de sus experiencias dolorosas con otros como ellos, siendo el pasado un lazo que los ata a él. Al ofrecer su testimonio a través de la palabra (oral y escrita), con todo el lenguaje simbólico que la acompaña, los narradores se convierten en observadores y evaluadores de su propia experiencia. Están presentes diferentes emociones y según uno de los militantes, al “platicar” sobre esos recuerdos de los momentos que se vivieron en aquella época, “se tensan las manos, se sudan las manos y uno se conmueve”…
Esta narración puede entenderse “como un intento de recomposición simbólica personal” (Vich y Zavala, 2004:110) luego de que el testimoniante ha pasado por una “experiencia límite” y tiene la necesidad de constituirse nuevamente en un sujeto frente a un lector. El proceso de autoevaluarse y observarse a través de la memoria implica un intento de recomponer la identidad política y personal en el contexto de una historia colectiva.
Cabe aclarar que nos interesa hablar de testimonios porque éstos se diferencian de las autobiografías en que no buscan una identidad autónoma y coherente, sino formar parte de una comunidad mayor. El enfoque que presentamos se aleja del sujeto hegemónico de la narrativa moderna, el cual es presentado con una identidad fija y coherente.
La vida no tiene una lógica estable y es la selección de acontecimientos –y las relaciones que hacemos entre ellos- la que crea la ilusión de un rumbo determinado (Vich y Zavala, 2004:113). Es comprensible que así sea, pues se aspira a otorgarle un “sentido” y una lógica a la vida que narramos. Pierre Bourdieu ya señalaba que un testimoniante es un ideólogo que decide seleccionar y relacionar determinados acontecimientos de su vida según su voluntad para organizar un relato y construirle un significado (citado en Vich y Zavala, 2004:113). Ejemplo de ello es la manera en que las y los militantes construyen significados en torno a las ideas revolucionarias de los años sesenta y setenta como vías para hacer posible el anhelo de la transformación social.
Los recuerdos son, muchas veces, incontrolables, inestables y surgen de la oscuridad de la memoria a la luz, producto de escuchar y narrar anécdotas en las sesiones de los talleres. Una de las participantes y sobrevivientes describía al recuerdo “como un olor que llega, aunque no se le evoque y que no se puede negar que ahí está.” El dolor llega con ese “olor” pero también las amistades, las relaciones amorosas, los afectos y lazos de confianza entre personas que les permitieron, en momentos adversos, construir motivaciones para seguir con otros proyectos y oficios. Por ello, haremos hincapié en algunos procesos subjetivos que nos permitan la comprensión de sus testimonios en el contexto de la historia del pasado reciente en América Latina.
Las y los participantes del los talleres pueden ser vistos –incluso por ellos mismos- como víctimas de un pasado reciente que al comunicarse, denuncia las acciones padecidas y ejercidas, las ausencias de las vidas arrebatadas, las fracturas internas y la discriminación presente a causa de ese pasado. Pero otros enfoques que nos interesa incluir, mencionan que “no se trata, por tanto, de la representación de una víctima sino de un nuevo sujeto que aspira a una nueva correlación de fuerzas y convoca a la solidaridad” (Vich y Zavala, 2004:110).
Semblanzas de vidas para comprender una historia reciente
A continuación, expondremos brevemente las semblanzas de cada uno de los militantes. A manera de ejercicio experimental, les pedimos a cada uno de ellos y ellas, que en un máximo de tres hojas escribieran lo más significativo de sus orígenes, desde la infancia hasta que comenzaron a participar en movimientos estudiantiles. Es por ello que las transcribimos respetando la versión original para contextualizar, describir y mostrar los aspectos socioculturales de esta zona de México plasmados en sus semblanzas; además de que el lector podrá acercarse más a la comprensión de los testimonios y conocer así algunas de sus particularidades. Más adelante abordaremos, con más elementos histórico-subjetivos, las conversaciones en los círculos de reflexión o talleres experimentales realizados en los últimos dos años.
Antonio
Antonio Orozco Michel (Michel, aunque este era su segundo apellido, desde la escuela primaria sus amigos y compañeros le llamaban así) nació el 17 de enero de 1955 en el poblado de El Limón, Jalisco, en ese entonces perteneciente al municipio de El Grullo.[3] Fue en ese pequeño pueblo en donde vivió sus primeros seis años, junto a su madre y sus abuelos maternos. Su abuelo, Cayetano Michel, era dueño de algunas parcelas en las que sembraba maíz y fríjol principalmente, con la ayuda de sus hijos y cuando era tiempo de cosecha, pagando peones para levantarla.
Su madre, Teresa Michel Valle, había conocido a su padre, Pablo Orozco Casillas cuando trabajaba como sirvienta[4] en una casa en la colonia Chapalita[5] y él arreglaba jardines. Cuando quedó embarazada tuvo que regresar a su pueblo para tener a su hijo en casa de sus padres y ya no volvió a saber del padre del niño hasta años después. Por su parte, Pablo se enteró por medio de alguna amiga de ella -que se enteró de que como producto de su relación había nacido un niño- y fue a buscarlos y a proponerle a ella que se vinieran con él a vivir a Guadalajara. Mientras tanto fue registrado como hijo natural con el nombre de Antonio Michel, y durante esa primera parte de su niñez cuidado y mimado por su abuelo y por sus tías. A los siete años conoció a su padre y fue entonces que se vino a vivir a Guadalajara al lado de sus padres.
Llegó desde entonces a vivir al barrio de San Andrés, hoy colonia San Andrés, lugar en el cual cursó una parte de la primaria -primero y segundo año- en la escuela “Ejército Mexicano”. Tercero y cuarto año los cursó en la escuela “Lázaro Cárdenas” (de los siete a los once años de edad). En parte porque su padre no consideraba muy necesaria la escuela pues afirmaba que con que aprendiera a leer y escribir, así como a contar sería suficiente para abrirse paso en la vida; y en parte obligado por las necesidades económicas, dejó el estudio y empezó a trabajar desde entonces. Primero, como ayudante de pintor de “brocha gorda”[6] y luego como ayudante de aseo en los cines de la ciudad, este último sería su trabajo hasta prácticamente los 17 años.
Lo anterior significó un cambio radical y traumático, dado que el padre era un campesino analfabeta y con la característica del macho mexicano, que constantemente se emborrachaba y a golpes trataba a su madre y a golpes lo trataba de educar a él. Este ambiente de violencia en su casa se complementaba con uno aún más agresivo y violento en la escuela y en la calle, en donde a cada momento había que estar enfrentando agresiones y abusos de los muchachos mayores. En parte porque no era éste el ambiente vivido en su pueblo y en parte por el natural temor a los golpes, trataba de esquivar al máximo cualquier pleito, lo que le significó en no pocas ocasiones ser víctima y cuando se decidía a enfrentar, recibir verdaderas golpizas. Sin embargo, las experiencias le fueron enseñando que en ese medio era necesario aprender a pelear. Además, cayó en la cuenta que tenía capacidad física y que con decisión y coraje se podía superar a individuos con más experiencia de pleitistas. Es entonces, a finales de los sesenta y principios de los setenta, que estando en su auge la influencia del karate, junto con un amigo (Hugo Bogarín) lo empieza a practicar con una rigurosidad y disciplina que en poco tiempo se gana el reconocimiento y el respeto de los amigos. Asume, de hecho, un papel de liderazgo en la pandilla del barrio.
Desde los primeros momentos la convivencia con los amigos destacó por su actitud de defensa y solidaridad con los más débiles y pequeños oponiéndose en contra de cualquier abuso. Esto a la postre fue lo que le motivó a que, cuando empezó a conocer la situación que privaba al interior de las escuelas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), y a saber los atropellos y vejaciones que llevaba a cabo la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), a pesar de no ser estudiante de la misma -y a invitación de amigos del barrio que si lo eran-, empezó a acudir a apoyar en los procesos de elección de los comités de escuela que invariablemente terminaban en enfrentamientos a golpes, pedradas y garrotazos, primero, y a tiros después contra la mafia de esa federación estudiantil.
En 1970, recién cumplidos los 15 años, aunque trabajaba y aportaba parte de su salario para el sustento familiar, no dejaba de tener fuertes conflictos con su padre, a raíz sobre todo del modo de vestir y el pelo largo. Durante ese año es que fortalece los lazos de amistad con los amigos del barrio y luego algunos de ellos lo invitan a participar en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER). La participación en el movimiento estudiantil opositor a la FEG y el conocimiento de algunas ideas de izquierda, tuvo una gran significación para él, en un momento que le resultaba muy difícil encontrar algún motivo por el que valiera la pena vivir. En más de una ocasión llegó a pasar por su cabeza o, vincularse con la delincuencia, o de plano pegarse un tiro.
Sin embargo, en algunas ocasiones su padre le contaba anécdotas relacionadas con la Revolución Mexicana[7], en la cual participaron dos de sus tíos, Camilo y Antonio Orozco Casillas, quienes formaron parte del Ejército Villista. Fue precisamente por boca de él que conoció detalles de la batalla de Celaya[8] en donde las fuerzas villistas fueron derrotadas a pesar de que ya llevaban en franco repliegue a las tropas federales y estaban a punto de concretar la toma de la ciudad, todo como resultado de que los gringos le vendieron “parque fallo” que en pleno fragor de la batalla, las balas de sus 30-30[9] no llegaban a más de 50 metros, quedando absolutamente indefensos, de lo que resultó una sangrienta masacre. Lo anterior inclinó la balanza hacia una identificación con la lucha por las causas nobles, hacia la condena de todo abuso y todo atropello, y la natural simpatía hacia los primeros movimientos guerrilleros encabezados entonces por Genaro Vázquez Rojas[10] y Lucio Cabañas Barrientos.[11]
Poco después de los acontecimientos del Politécnico[12], que como consecuencia el gobierno desató una verdadera “cacería” en contra de los miembros del FER, su padre lo convenció de que se fuera a vivir y a trabajar a Tijuana[13] donde tenía medios-hermanos; buscando la posibilidad de ya estando ahí, tratar de pasarse a trabajar para el “otro lado”. Se convence, como miles de jóvenes, que el único camino que había para cambiar el injusto estado de cosas era la toma de las armas; sólo faltaba saber con quiénes y cómo hacerlo. Ya estando por allá, mantuvo comunicación con sus amigos que junto con él habían participado en la lucha estudiantil, que lo mantenían al tanto y sobre todo le daban seguimiento al proceso que tomaban las cosas y la dinámica y el carácter que estas habían adquirido. De tal forma que cuando el FER se reagrupa y adquiere una estructura clandestina y un carácter político-militar en su accionar, no duda un momento en regresar a Guadalajara (lo cual hace a mediados de 1972) e incorporase de manera inmediata a una brigada.
En esos momentos ya se estaban llevando a cabo intensas discusiones y análisis de las propuestas de los diferentes proyectos político-militares que se habían contactado con los principales líderes del movimiento, que a la postre desembocaría en la conformación de la Liga Comunista 23 de Septiembre. En marzo de 1973, dicha organización que nace a partir de la fusión de 7 grupos guerrilleros, representó durante la lucha armada de los setenta y ochenta uno de los proyectos político-militares más importantes con presencia y accionar en 14 estados del país. Michel se incorpora, al igual que la mayoría de los miembros del FER, a la nueva estructura guerrillera involucrándose cada vez más en una ruta de acciones de propaganda armada, de organización en los barrios populares y en acciones militares. Toma un camino del cual ya no había regreso y que lo llevó a acumular diez años de prisión en diferentes cárceles del país y otros diez más en la lucha revolucionaria clandestina.
Bertha Lilia
Berta Lilia Gutiérrez Campos nació en Guadalajara, Jalisco, México, el 26 de diciembre de 1950. Creció en el barrio de la Penal, llamado así porque en él se encontraba la Penitenciaría de Oblatos. De pequeña jugaba en los alrededores de ese establecimiento. Estudió la primaria en la escuela “Lázaro Cárdenas” ubicada en el cercano barrio de San Andrés. En esta escuela el turno matutino era de niñas y el vespertino de niños. En su barrio se jugaba mucho en la calle, lo cual daba pie para fortalecer los lazos entre los vecinos. Le gusta decir que es de San Andrés y conserva un fuerte sentimiento de identidad con el grupo de jóvenes que participó en el movimiento estudiantil. Fue alumna de la “Secundaria No.1 para señoritas” –eso impedía socializar con los hombres-, aunque en el barrio si convivía con los niños. La secundaria estaba en el centro de la ciudad. Ella nunca había ido al centro hasta que fue a la secundaria. Siempre asistió a escuelas públicas, donde se perciben valores como el amor a la justicia, a la democracia y a la libertad, eso le enseñaban en la escuela. Los jóvenes de San Andrés acudían al jardín o plaza pública los domingos, para recibir -las mujeres-, flores de manos de los muchachos al dar vueltas en la plaza y así iniciar alguna conversación. También se reunían de vez en cuando en el parque de San Rafael, ubicado también en San Andrés. Pero a donde acudían con mayor frecuencia era la casa de una amiga por estar contra esquina de la nevería llamada “Ruta 66”, que llevaba el nombre de un programa de televisión. Ahí se juntaban los jóvenes varones de San Andrés.
San Andrés era el punto de reunión, pero en realidad todos los barrios vecinos caían y se consideraban de ahí. Y los muchachos tenían una ventaja muy grande porque ellos se podían reunir en el parque, en la nevería, donde sea, pero las mujeres únicamente en las casas: el lugar privado, doméstico.
Su padre, José Gutiérrez, era originario de Arandas, Jalisco. Trabajó de obrero en una fábrica y en otra empresa en la localidad cercana a Guadalajara, El Salto, donde llegó a ser supervisor. Retomó sus estudios de técnico mecánico en la Escuela Politécnica de la Universidad de Guadalajara (UdeG), ya casado. La madre de Berta Lilia era originaria de El Teul, Zacatecas (ver anexo). Le gustaba estudiar en la academia nocturna municipal. Ver a sus padres estudiar fue un ejemplo ya que siempre le gustó ir a la escuela. Tal vez por eso escogió la carrera de profesora normalista años después al egresar de secundaria. Las escuelas siempre fueron “su mundo feliz”. Como que en su casa siempre había unas dificultades en las que no podía intervenir y en la escuela ella hacía su tarea por ella misma. En el magisterio hay rituales muy estructurados y a ella le gustaba eso.
En el barrio convivía muy estrechamente con algunas familias. Se acuerda tanto de cuando los niños llegaban a pedir permiso de que los dejaran salir a jugar. Iban de visita, pero sobre todo iban a ver la televisión a la casa de la familia Casillas y pagaban veinte centavos. Ese era otro espacio de socialización. Jugaban en la calle a “la traes”, a los escondidos, a los “encantados”.[14]
Cuando tenía 15 años murió su madre. Ella ya vivía en casa de su madrina. Sus hermanos se fueron a vivir con ellas, pero para ella fue algo muy doloroso porque sus papas se estaban separando.
Después de la secundaria ingresó a la Escuela Normal de Jalisco donde seguramente las prácticas políticas eran las mismas que en toda la UdeG y donde el grupo hegemónico, la FEG, era un grupo de porros que rayaba en lo “gangsteril”: portaban armas y las usaban contra quien opusiera la menor resistencia a su poder. En San Andrés existía el grupo llamado “Los Vikingos” con una fuerte cohesión y con presencia en muchas escuelas, lo cual hacía que podían aspirar a participar en política estudiantil, sobre todo en secundarias y preparatorias. Pero el sistema corrupto de candidato único de la FEG, que era quien imponía sus reglas, no permitía que ningún candidato ajeno pudiera ocupar cargos de primer nivel. Eso dio lugar a enfrentamientos donde algunas veces la FEG salía derrotada; algo completamente inusual en ese ámbito.
En esa época era novia de Arnulfo Prado Rosas, El Compa, líder en San Andrés del grupo “Los Vikingos”. Como en el barrio la autodefensa era cosa de todos los días, no era difícil para ellos implementarla en el medio estudiantil, lo cual les hacía ganar cierto respeto. Cuando se constituyó el FER, el 23 de septiembre de 1970, los de San Andrés tenían un lugar destacado junto con otros grupos de estudiantes de diversas escuelas cuyo objetivo era democratizar la UdeG. El 29 de septiembre de 1970 se inició la campaña para la contienda estudiantil y, en un mitin, la violencia se hizo presente por parte de la FEG. Pero en el FER también iban armados algunos de sus miembros. Y el enfrentamiento tuvo fatales consecuencias para ambos grupos. El gobierno y la prensa responsabilizaron al FER y después de la persecución policíaca hubo presos políticos del FER y el asesinato de Arnulfo Prado Rosas, El Compa, a manos de la FEG. La violencia subió de tono ya que el FER tomó represalias contra algunos fegistas y eso se convirtió en algo fuera de control para el gobierno y las autoridades universitarias. Para Bertha Lilia la represión violenta a ese movimiento significó la pérdida de su novio. Ella, hasta ese momento, sólo era simpatizante del FER y había participado solamente en algunas actividades de propaganda para aclarar los hechos del mitin del politécnico. Su casa se convirtió entonces en lugar de reunión y pronto surgieron iniciativas para nuevas formas de difusión de ese movimiento: engomados, plantillas para pintas, volantes, carteles, etcétera.
Como ella ya era profesora, las plantillas que tenía para hacer material didáctico también las usaba para hacer propaganda. No hay mejor sensibilización en política que vivir la injusticia y en ese grupo se conoció en todas sus formas: marginación, exclusión de la UdeG, persecución, asesinato, golpizas, tortura, presos políticos, etcétera. Bertha Lilia comenzó a participar como brigadista en actividades de propaganda: pintas a bardas y autobuses urbanos, mítines relámpago, etcétera. Era integrante de la brigada de mujeres proletarias. Para entonces también era alumna de la escuela de Filosofía y Letras de la UdeG, donde también formaba parte del grupo opositor a la FEG, pero ya no participaban en el proceso de elecciones estudiantiles. Algunos cuadros del FER ya se preparaban permanentemente en el aspecto político militar. La segunda quincena de marzo de 1973, una parte del FER se fusionó a la Liga Comunista 23 de septiembre (LC-23S) que a nivel nacional pretendía unificar la dispersión que había entre los grupos guerrilleros. Para entonces en el FER ya se tenía claro que la lucha por la democratización de la UdeG había sido una etapa inicial de un movimiento cuyo propósito ahora era el cambio del sistema político económico capitalista por el socialista. Había que preparase ideológica y militarmente para afrontar esa nueva tarea grupal. A Bertha Lilia le costó mucho trabajo entender eso porque ella vivía a gusto en su casa.
Recientemente había tenido otra pérdida: su novio y compañero Manuel Rodríguez Moreno, El Clark, quien murió en un entrenamiento militar al estallarle una granada de fabricación casera. En ese momento estaba involucrado el proceso de la fusión entre el FER y la LC-23S. El paso a la clandestinidad significó dejar atrás todos los vínculos que le definen socialmente: trabajo, familia, estudio, amistades, etcétera. El vínculo más fuerte y más importante en ese momento era el grupal y, como miembro del FER, pasó a formar parte también de la LC-23S. Entre un nuevo duelo inconcluso y alguna mala recomendación, ella no siguió su trayectoria que de manera natural se hubiera dado; quedó en receso, primero a petición suya, prefirió seguir como brigadista y atendió a algunos pequeños grupos de estudio. Se hizo pareja de Raúl López, otro militante originario de San Andrés, y al poco tiempo ambos son capturados en esta ciudad y enviados a la Penitenciaría de Oblatos, ubicada en el barrio donde ella había nacido. Bertha Lilia y su entonces pareja se plantearon ubicar como oportunista a una “compañera” que había hecho ostentación de poder, falso liderazgo -ya que donde aparecía sufría rechazo por parte de la gente de base- y había creado rumores negativos en contra de ella, poniendo en duda ante algunos dirigentes de la LC-23S, la participación política de Bertha Lilia.
María Gracia
Nació el 31 de mayo de 1954. Es la menor de los siete hijos que tuvieron Cristóbal y Eva. Es madre de tres hijos varones. Ha militado en diversas organizaciones políticas y movimientos sociales. Trabaja como académica en dos instituciones públicas. Tiene entrañables amigos y compañeros que ha cultivado en su vida. El proyecto de vida que construyó influenciada por vivencias que tuvo durante su infancia y juventud es luchar en contra de la injusticia y por conseguir que todos y cada uno de los habitantes de este planeta vivan contentos y de manera digna, lucha a desarrollar en la vida familiar, política, académica, sociocultural.
Desde pequeña se percató de las desigualdades entre los seres humanos gracias a que acompañaba a su madre a dar catecismo y realizar labores filantrópicas en las vecindades de su barrio y a la convivencia con niños de todos niveles socioeconómicos: vio que la vida era diferente para las niñas que asistían al colegio a cargo de religiosas católicas en que estudiaba –gente rica-, para los niños y niñas con quienes se topaba en el medio en que se desenvolvía su familia –clase media-, y para los niños y niñas con quienes se encontraba en las labores sociales de tipo religioso maternas o propias –pobres-. En su adolescencia participó en actividades impulsadas en colonias populares como parte de la pastoral social y juvenil del colegio donde estudiaba.[15] También buscó otras opciones de participación en la vida pública. Buscó en el Partido Acción Nacional, en aquel momento el partido más fuerte de oposición y en donde participaban humanistas jaliscienses.
Luego en IMDEC (Instituto Mexicano de Desarrollo de la Comunidad) en donde se seguía el pensamiento de Pablo Freire en la promoción y educación popular y de cooperativas. Principió a tener contacto con el marxismo, a asistir a conferencias, cursos, actividades diversas organizadas por IMDEC y por sectores católicos cercanos a las posturas críticas dentro de la iglesia. Le empezó a irritar la ostentación, la enajenación de los que no querían darse cuenta de las cosas, le molestaban los bailes de 15 años despilfarradores, le atraía el contacto con la naturaleza y con el objetivo de tenerlo empezó a aislarse de los recreos grupales en el colegio para ver, al atardecer, bajar las vacas de un cerro cercano, lo cual le valió una primera expulsión temporal. Hubo una segunda por algo que las monjas llamaron “falta de respeto”. La tercera fue definitiva: el detonante fue que en una clase de religión cuestionó la justicia de Dios arguyendo que no a todos nos daba las mismas oportunidades materiales y que de estas se derivaban todas las demás: resultado, al año siguiente ya no podía continuar sus estudios en la institución, pues el colegio ya no le podía hacer ningún bien y ella estaba influenciando con sus ideas a sus compañeras. Se le calificaba de rebelde. Ella se sentía incomprendida.
Estando en la preparatoria participó en la organización de la Semana de la Juventud, evento que agrupó alrededor de 3000 jóvenes de diversos rumbos de la ciudad durante los días del 3 al 6 de enero de 1970. Los temas que se discutieron fueron “el problema social, sus manifestaciones, causas y la responsabilidad juvenil ante esa realidad”, “Conflicto Generacional” y “Problema sobre educación”. Esta experiencia le hizo convivir con jóvenes que compartían mis inquietudes. El reto era cambiar el mundo, acabar con la injusticia y la enajenación, se hablaba tanto de re-evolución como de revolución y rebeldía, se repetían de diferentes modos y en diferentes lugares las consignas del mayo francés de 1968. El pecado más grande era el de omisión. Se cantaban muy sentidamente canciones latinoamericanas como “A parir madres latinas, a parir mas guerrilleros que ellos sembraran jardines donde había basureros” y “Yo quiero que a mí me entierren como al revolucionario, envuelto en bandera roja y con mi fusil a un lado”. Como católicos, la figura de Camilo Torres era muy fuerte, considera que a veces opacó a la del Che.
Concluyó los estudios de preparatoria en la Universidad Femenina de Guadalajara periodo en que vivió su primer noviazgo “formal”. Su intención inicial era irse a estudiar sociología a México. Sin embargo en ese momento se le detectó a su madre un cáncer que causaría su muerte. Se quedó y a partir de las vacaciones de verano de ese año, 1972, se hizo cargo de la conducción de la casa. Por la tarde asistía a la universidad. Durante los cuatro primeros meses la labor primordial fue la atención de su madre quien murió el 25 de noviembre.
Si abandonar la idea de estudiar en México no fue difícil, si le costó decidir qué carrera estudiar. Decidió psicología pensando en la especialidad de psicología social. Ingresó al ITESO (Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente), universidad particular a cargo de sacerdotes jesuitas. Ahí se encontró con Jorge Poinsot.[16] Desde el primer semestre ambos se vincularon al Centro de Coordinación y Promoción Agropecuaria (CECOPA), iban al campo y participaban en círculos de estudio. Debido a la actividad que realizaban en CECOPA se vinculó con ellos Guillermo González Caloca, Memo, quien daba clases en administración y participaba en la formación de la LC-23S. Él les propuso a seis de los que participaban en CECOPA la formación de un círculo de estudios sobre marxismo. Aceptaron. Todos los miércoles a las cinco de la mañana se reunían a revisar un texto diferente. A fines de año “algo pasó” que se desorganizó. Memo invitó a tres de los miembros del círculo de estudio a ingresar a la LC-23S. Dos de ellos aceptan. Aclara que a María Gracia no la invita porque estaba “chica” -19 años- y no quería alterar su proceso. De buenas a primeras, para ella, las reuniones y visitas se acaban. Sin embargo, en febrero Jorge la busca, le comenta en lo que andaban y la invita. La tuvieron a prueba un tiempo. Empezó con una mínima instrucción militar, a participar en un círculo de estudio, en algunas repartas el periódico Madera a apoyarlos en algunas actividades y a picar esténciles para elaborar volantes y el periódico. Un día Jorge le dijo: -Pues ya te tienes que decidir, pero no puedes pasar a vivir completamente en clandestinidad porque no hay infraestructura. ¿Te avientas? Ella le pidió que la dejara pensarlo. Para entonces ya habían formalizado una relación amorosa y él le dijo que no quería tener una amante, sino una compañera, por lo que le pedía que decidiera. Ella lo pensó y decidió entrar. Cuando mataron a Memo, circunstancias especiales le impidieron pasar a la clandestinidad, lo que dio lugar a que supiera del proceso de rectificación de la LC-23S y simpatizara con él, lo que le valió el calificativo de “pequeño burguesa” y un distanciamiento con Jorge, a quien mataron mes y medio después. No supo en que acabó su relación, quedó aislada y con ganas de haber tenido un hijo de Jorge.
En septiembre ingresó a estudiar historia. Simultáneamente participó en un círculo con compañeros de Jalisco, Guerrero y ciudad de México. La idea era formar una organización que estuviera vinculada a las masas. El nombre era Liga Obrera Comunista (LOC). Por ese tiempo también conoció otra organización que, si bien era marxista leninista (más o menos ortodoxa), tenía trabajo de base entre obreros de algunas fábricas. Era la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR). Tuvo relaciones fraternas con esa organización a través de Guillermo González Guardado.
En el proceso de formación de la LOC se dio una relación amorosa con uno de sus promotores. Al poco tiempo quedó embarazada. Desde tiempo atrás deseaba tener un hijo, por ello, aunque el embarazo no fue planeado, lo aceptó gustosa. Seis meses después se retiró de la participación política, pues como le dio preeclamcia, tuvo que permanecer por cerca de dos meses en reposo absoluto. El 13 de diciembre terminó la relación con el compañero. El 18 de diciembre de 1977 parió dos hermosos niños. Sus nombres: Santiago, que fue uno de los seudónimos usados por Jorge en la clandestinidad, y Guillermo, en honor a Guillermo González Caloca, Memo, a Guillermo González Guardado y a Guillermo Guevara Rubio –el ginecólogo que atendió su embarazo-, los dos últimos la apoyaron de manera muy especial durante todo el embarazo. La maternidad, la escuela de historia, el trabajo doméstico y el trabajo “gana pan” –o asalariado- la absorbieron por los siguientes cuatro años. En ese periodo se salió de la casa paterna y se fui a vivir con sus hijos a un departamento. El 3 de febrero de 1982 su padre murió. Fue un golpe fuertísimo.
Miguel
Nació el 22 de marzo (22 de abril en el acta de nacimiento) de 1946 en la ex Hacienda de Cuyutlán, municipio de Mixtlán, Jalisco.[17] En una región muy abrupta de la sierra Talpa-Mascota. Fue hijo de un leñador y nieto de peones de hacienda. Durante su infancia en aquel lugar vivió sucesos que acabarían por arraigarle un sentimiento trágico y una visión de la vida acorde con este sentimiento; derivados, ambos, de un sinfín de reyertas entre los habitantes de la Hacienda, propias de un pueblo sin ley. Parte de esta Hacienda les fue repartida a las agraristas del lugar en la década de los años 30 y el resto de la tierra de la Hacienda fue parcelada por los dueños y vendida a un precio accesible entre los peones de la Hacienda. El padre de Miguel compró una de estas parcelas y Miguel, a los 7 años de edad, comenzó a trabajar en la misma.
En la ex Hacienda se vivía en un ambiente de igualdad pese a la diferencias de riqueza que para entonces comenzaba a notarse entre los diferentes pobladores. Sin embargo, por el origen común de los pobladores (haber sido peones de Hacienda) todos se trataban con familiaridad, es decir, en un marco de igualdad social, desde el “más rico” al más pobre. Este marco de igualdad Miguel lo asimiló en su conciencia.
Un tío de Miguel le causó la muerte al comisario del lugar en un enfrentamiento a balazos y por esta razón la familia tuvo que emigrar al pueblo de Soyatlán del Oro. Miguel llegó a vivir en este pueblo a la edad de 9 años. Este pueblo era habitado por una mayoría de pobladores indígenas y una minoría de blancos y mestizos y en esta sociedad era evidente y palpable la discriminación y la división de clases. Este hecho golpeó duramente en el alma de Miguel, acostumbrado como estaba a vivir en otro ambiente social.
Miguel en este nuevo ambiente y tras los pleitos de rigor que debe enfrentar un fuereño, fue haciendo amigos indiscriminadamente pero al paso del tiempo sus únicos amigos venían a ser los jodidos y en una mayoría los indios. A los 13 años de edad Miguel llegó a Guadalajara para estudiar, aparte de estudiar desempeñó una gama diversa de trabajos para ayudarse con los gastos de un estudiante. Y hasta el segundo grado de la carrera de Ingeniería Química, nunca participó en política. Más que nada por solidaridad con sus compañeros, participó en una huelga de los estudiantes de esta escuela.
Participó tan de lleno que se convirtió en uno de los dirigentes de la huelga. Por esta causa fue golpeado inmisericordemente por los “gorilas” de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Miguel juró odio eterno a esta organización. Después de la huelga, fue reclutado para las JCM lo que le permitió participar en el primer Consejo Ordinario de la CNED y en la Marcha por la Ruta de la Libertad y en todo tipo de movimientos y tareas políticas hasta el movimiento de 1968. Toda esta práctica política maduró en Miguel las ideas de la revolución.
Rafael
Tenía ente 2 y 3 años cuando asesinaron a mi padre, quien había sido enviado como guardabosques a Michoacán,[18] después de haber egresado de la Universidad de Chapingo.[19] De mi padre no recuerdo absolutamente nada. Mi madre emigró hacia los Estados Unidos dejándonos encargados con una de sus hermanas.
Por ese entonces mi tío José, hermano de mi mamá, se ordenó sacerdote, egresado del Seminario de Montezuma, Nuevo México. Él decidió que junto con 3 de sus hermanas, mi hermano mayor y yo, formáramos una familia, de tal forma que a donde a él lo destinaban, lo acompañábamos todos. Como buen sacerdote, mi tío se preocupó porque tuviéramos una educación completamente religiosa. Como no era político ni lambiscón con sus superiores, casi siempre lo mandaban a lugares muy pobres, alejados de la capital Zacatecas[20] o de sus pueblos más importantes. Es por eso que si no había colegio católico en donde él lo habían destinado para ejercer su ministerio, nos mandaba a un internado religioso de paga a otro lugar. El objetivo era que tuviéramos una educación ciento por ciento religiosa. Además, siempre me inculcó un profundo amor y respeto por los libros. Afortunadamente esa hermosa costumbre la conservo.
En realidad, desde que yo recuerdo, siempre he sido un problema debido a mi carácter inquieto. Eso me costó castigos, expulsiones de las escuelas e internados, golpizas al por mayor pero sobre todo, castigos, tormentos psicológicos que estoy consciente no he podido borrar. A la fecha no puedo dormir en un lugar oscuro, me da pavor estar solo en la oscuridad de la noche. Requeriría de un mayor espacio para abordar este tema.
Desde mi adolescencia, el contacto con la vida extremadamente pobre en los pueblos y rancherías a donde era destinado mi tío, así como las costumbres, enseñanzas y algunas prácticas de la Iglesia, me inquietaban demasiado.
Mi razonamiento de adolescente no alcanzaba a digerir el hecho de que “todo lo que la Iglesia dice es bueno, porque es la única verdad. Todo lo que la Iglesia hace es lo mejor, porque sólo a través de ella puedes obtener la salvación y la vida eterna con Dios. La pobreza existe porque Dios así lo quiere. Tú sufres porque ese es tu destino, pide a Dios para que te dé resignación”.
Rezar como autómata antes y después de cada comida. Asistir a misa por la mañana, rezar el rosario en la noche. Comulgar los viernes primeros de cada mes. Historia sagrada, Sagrada liturgia, catecismo como parte de la educación. “Casi todo es malo. Hay que confesar todos los pecados de pensamiento, palabra y obra” y, para acabarla de chingar, hasta por “omisión”.
Me tenían harto, todo esto me olía (aunque sin poder comprobarlo) a pura hipocresía. Y para mi desgracia, esto no lo podía decir por temor al castigo y porque tenía miedo irme al infierno en donde Satanás jamás me dejaría salir. Con todo el respeto y temor que sentía hacia mi tío, como a los 14 años mandé a la chingada[21] la mayoría de todas esas creencias religiosas que no checaban en mi mente inmadura, pero que hoy sé era el inicio de un cambio muy importante en mi vida futura.
Me dediqué a leer e investigar sobre el porqué tanta maldad, hipocresía, pobreza e injusticia. En la escuela, en el trabajo, en el barrio, en todo ambiente fue en donde empecé a conocer a compañeros con inquietudes similares. El hecho de conocer que es el mismo ser humano quien crea las desigualdades e injusticias sociales y que es el mismo ser humano quien la puede y debe cambiar, eso me abrió la puerta de un mundo nuevo lleno de ilusiones, de nuevos retos y de nuevos problemas…
Esto si era algo que en realidad valía la pena participar sin importar el precio a pagar con tal de luchar por una vida mejor y más digna. Fue así como conocí a Camilo, Ful, Chebo, Topete, Benja, Manzo, entre muchos otros. En realidad estaba muy claro el panorama de identidad en cuanto a dar la lucha contra los opresores y explotadores del pueblo.
Hacia una perspectiva epistemológica de las experiencias narradas
Como se habrá notado, las semblanzas escritas por los militantes tienen una perspectiva realista-romántica que se distingue por buscar explicaciones y saberes a través de la acumulación de detalles en las experiencias vividas (Sarlo, 2006). Se centran “en la primera persona o en una tercera persona que entrega al narrador la perspectiva de una primera” y además tiene una cualidad juvenil propia del tiempo histórico de ese pasado reciente (décadas sesenta y setenta del siglo XX), ya que “el sujeto de la memoria de estas décadas es la juventud esencial” de las víctimas y/o familiares de las víctimas (Sarlo, 2006: 75,76). En Argentina, por ejemplo, la mayoría de militantes y activistas eran jóvenes, componiendo así una mayoría en múltiples organizaciones sociales.
Además de presentarse a sí mismos eligiendo sólo aquellos aspectos que cada uno consideró indispensables y significativos para dar coherencia y sentido a sus orígenes familiares y políticos, los testimoniantes ejercen su derecho a narrar su discurso de la memoria[22], concientes de las limitaciones que esta perspectiva puede tener si lo que se busca es una comprensión epistemológica del pasado más allá de la experiencia. En el presente análisis que, como señalamos, es sólo un primer acercamiento a una historia recientemente abordada desde la investigación social y la subjetividad en México, intentaremos responder a las preguntas que ya planteamos para conocer: cómo se involucraron dichos militantes de izquierda en los movimientos estudiantiles de los años sesenta, y la lucha armada de los setenta, desde sus historias específicas. Y además, qué papel ha jugado la subjetividad en su participación política pasada y presente.
Desde diferentes ángulos, localidades, personalidades y edades, cada uno experimentó maltrato infantil que abarcó desde las formas pasivas hasta las activas de violencia. Las formas activas y pasivas (y ser también testigos de violencia) que personas mayores ejercieron contra ellos u otros –conciente e inconcientemente[23]- fueron contundentes para que desarrollaran, al identificarse con otros, conciencia del abuso hacia ellos –y otros- y la posibilidad de cambiar esta situación. Algunos ejemplos de los anterior: expulsiones de colegios religiosos y severos castigos psicológicos, huidas de pueblos “sin ley”, golpizas a la madre y al hijo para “educar”, es decir, para que aprenda a soportar los golpes de los mayores y conozca el trato a las mujeres; pavor a estar solo en la oscuridad de la noche, un sentimiento trágico de la vida, la tentación del suicidio y los “duros golpes” que todos tuvieron que atravesar para sobrevivir.
Pero también están los amigos que permiten el tránsito de la infancia a la adultez y enseñan las relaciones de poder entre jóvenes. El colectivo une, todos juntos aumenta la fuerza y la cohesión del grupo, de la “tribu”, del barrio, la “pandilla”. En él se desahoga la angustia de las relaciones con los padres, la escuela, el trabajo y se conoce el ambiente de participación política. Es también a través de la universidad que se conocen las injusticias. Más golpizas y la necesidad de creación de un contrapeso –y de un grupo de autodefensa- en la organización estudiantil de la UdeG (nacimiento de un Frente Estudiantil Revolucionario); enfrentamientos con armas de fuego, persecución, repliegue, huidas, muertes:
Asistir a un funeral, para mí lo que significa, es remover todos los funerales a los que fui y a los que no fui y mejor no quiero ir. Ya no lo resistí, ir a un funeral de quien sea. Un día fui a uno de un joven que ni conocí, y cuando estaba en él, reviví el funeral de El Compa[24] y pasé semana santa y pascua encamada, deprimida, por ir a un funeral de un joven que ni era nada mío. Y de duelos que se vivieron y de duelos que no se vivieron, por ejemplo, cuando fuimos a la tumba de Camilo[25], después de tantos años de no saber ni dónde era su tumba. A mí me dio un ataque de llanto pero yo no lloraba a Camilo, lloraba a todos ahí en unas palabras que me pidieron que dijera. Entonces es como hablarle al compañero, hablarle a todos en esas palabras. Muchas muertes, muchos duelos (Bertha Lilia, pg. 4).
En el caso de esta militante, su participación política ha estado marcada por ese extenso dolor que equivale al de todas las víctimas en una misma persona. Es una herencia traumática de su pasado que no la detiene, que, a pesar de todo, la impulsa a continuar. Esta herencia tiene dimensiones históricas y socioculturales. Como nación las derrotas han sido recurrentes, desde la invasión española pasando por la Revolución Mexicana y la relación desigual con los Estados Unidos, ello ha constituido una forma ambivalente de pensar y de actuar. El trauma histórico de la conquista española, por ejemplo, dejó en nuestros pueblos elementos negativos y positivos. Como negativos encontramos una proclividad al fatalismo, un autoritarismo patriarcal en todas las esferas e intolerancia religiosa; y, como elementos positivos, tenemos la riqueza de nuestra capacidad expresiva, talento artístico, ingenio en las estrategias para sobrevivir y la resistencia a la adversidad (Páramo Ortega, 2006: 65, 66).
Sobrevive quien tiene el respaldo de alguien más y, como vimos en algunas semblanzas de vida y en este último caso, son los amigos, compañeros o el novio quienes introducen las primeras ideas de cambio social, teóricas y empíricas, precisamente en la adolescencia, siendo ésta una etapa de vida que se distingue por los impulsos psicosexuales propios de la pubertad. Es así la etapa de la rebeldía y el choque generacional con los viejos, los lazos afectivos entre pares, la ruptura con las creencias morales dominantes (hacerse ateo, dudar de la Iglesia Católica, huir de casa). La rebeldía es también resistencia y tiene fuertes cimientos en los abusos e injusticias que hemos mencionado, propios de los conflictos sociales tanto dentro como fuera de la familia.
Una de las preguntas detonadoras con las que trabajamos en una sesión –producto de la lectura de Tiempo Pasado de Sarlo (2006)- era si había algo de conflictivo en sus recuerdos del pasado. Un compañero respondía que
Sí lo hay porque vuelve a mi mente lo que representó el ideal y la esperanza de cambio de un mundo que en ese pasado no pude aceptar como viable. Y que en el momento en que empiezo a participar en el movimiento, significó el descubrimiento de algo luminoso y grandioso por lo cual valía la pena vivir y luchar e incluso morir. Entonces, a la derrota de la organización se suma la fractura interna…y esa situación de soledad en la cárcel y además sin la posibilidad de un análisis colectivo del porqué de la derrota y de cómo superar el trauma que significaba aceptar que habíamos perdido (Antonio, pg.12).
Los discursos también están atravesados por las diferencias que cada sujeto le otorga a esas pérdidas humanas y a esas experiencias traumáticas. Los testimoniantes reconocen la singularidad que significa cada una de sus historias. Cuando se discutía en los talleres si habían sido derrotados en aquel periodo de lucha política, hubo dos opiniones contrarias: una que no asumía la derrota y otra que sí. A propósito de esto, una compañera se preguntaba ¿por qué en la memoria una derrota?
Yo no lo veo así porque si nos hubieran derrotado no estaríamos aquí. Yo no dudo que militarmente haya habido derrota pero políticamente no creo que haya derrota y al verse el proyecto modificado por la historia creo que tampoco se derrotó. Entonces, a mí me parece que es un rollo de la subjetividad. Esa subjetividad forma parte de toda esta historia, no es una única verdad. Mientras que alguien vivió la cárcel de una manera, hay otros que la viven de otra (María Gracia, pg.7/8 y 13 marzo 2008, pg.3).
En este sentido, la experiencia carcelaria los marcó de manera diferente, no sólo por el tiempo que estuvieron recluidos sino también por la subjetividad construida en las relaciones interpersonales durante esta etapa. Mientras que el militante que más años estuvo en prisión (siete años) señala que, a pesar de la soledad que experimentó cuando cayó ahí al no sentir apoyo de ninguna organización política, en el presente a él no le causa conflicto estar en el lugar donde otrora fuera la Penitenciaría de Oblatos.[26] Recuerda esos años de juventud en prisión como si fuera “una película rápida”.
Quiero contarles dos cosas que me sucedieron a mí, en mi mente. Yo en lo personal lo que sentí cuando caímos era una soledad inmensa, la verdad, me sentí solo completamente, no sentí apoyo de ninguna organización ni de compañeros, ni nada. Yo mismo, los primeros meses, sufrí mucho. Sentía mucha soledad y todo. Pero poco a poco empecé a mentalizarme en que era un problema en que yo me había metido y que yo tenía que salir de ese problema y que iba a salir. Me iba costar muchos años, muchos sufrimientos. Así fue como yo, en lo personal, lo superé sin platicarle a nadie (Rafael, pg. 7).
Mientras que otra compañera –interna cuatro años en el mismo lugar- se siente aún incapaz de volver a pisar ese sitio, le gusta sólo pasar por fuera del edificio, donde antes se encontraba el Departamento de Mujeres de dicho reclusorio pues es diferente pasar por afuera que estar adentro. Nunca he vuelto a entrar a donde era la penal…un lugar donde fue una cárcel es un lugar de mucho sufrimiento, de mucha pesadez. Caer en la cárcel, después de haber pasado por la tortura, era parte de la derrota política y militar de sus respectivas organizaciones y rondaba el pensamiento de los asistentes a las sesiones de los talleres una y otra vez. Para una militante no había derrota política, sólo militar, pero otros referían que el proyecto político-militar de esas décadas había sido derrotado. Circunstancia que se arrastra y que genera una fatalidad en lo cotidiano, revelada en sus propias elocuciones:
Yo si siento, un poco, estar atrapado por el pasado, pero por el mismo pasado que te acusa ante la sociedad. Yo me fijo hay gente que después de toda aquella bronca ha triunfado, y hay un círculo que no podemos salir adelante,... como que dices, no sé, esto no es para mí, como que uno mismo se aísla, pero también la sociedad te reclama ese pasado. Yo recuerdo, después de salir de la cárcel fue lo más duro de mi vida, yo creo. No tenías para comer y nadie te ofrecía un trabajo, nadie te daba un trabajo, buscabas trabajo y nadie te… O sea que tu pasado era un obstáculo. Yo me acuerdo que veía los periódicos y decía ‘no, pos yo lleno los requisitos’ y llegaba allá: ‘currículum’ y ‘no’, pos no (Miguel, pg. 3).
Es interesante hacer notar que ese sentimiento de derrota, en un plano cotidiano y posterior a la lucha armada, viene gestándose desde ese pasado. En algunos casos, después de esa derrota político-militar de los años setenta, no hubo espacio para la planificación de nuevos proyectos con el mismo ímpetu que en los años de juventud. La contundente experiencia determinó una desesperanza que los arrojó, en muchos casos, a un pesimismo propio de la maduración y la reflexión.
Los talleres experimentales han propiciado que, a través de los discursos de la memoria, ellas y ellos revaloren la participación política pasada, de tal forma que algunos identifican incongruencias, errores, excesos, posturas autoritarias, que hasta hace unos meses no advertían. Además, las sesiones cumplen una función terapéutica implícita, sin método riguroso de por medio, dejando que la espontaneidad y una mínima organización permitan que las intervenciones orales sean también “una forma de procesar un duelo largamente postergado”, según el Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación peruana.[27]
Esto es así porque los testimonios, al narrar las muertes, las torturas, humillaciones y las vejaciones extremas, tienen que ver con lazos de confianza que permiten fundar una comunidad allí donde antes fue destruida (Sarlo, 2006). Los asistentes se sienten identificados y comprometidos con un pasado que por su tono trágico y fatal, es necesario reivindicar y reelaborar colectivamente. “Fundar comunidad” mediante la palabra, mediante los vínculos de identificación política, mediante el testimonio con otros iguales.
Bibliografía
-Glockner, Fritz (2007) Memoria Roja. Historia de la guerrilla en México (1943-1968), México: ediciones B.
-Orozco Michel, Antonio (2007) La fuga de Oblatos. Una historia de la LC-23S, México: editorial La Casa del Mago.
-Páramo Ortega, Raúl (2006) El psicoanálisis y lo social. Ensayos transversales, Universitat de València y Universidad de Guadalajara.
-Paz, Octavio (1972) El laberinto de la soledad, México: Fondo de Cultura Económica.
-Sarlo, Beatriz (2006) Tiempo Pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo, una discusión, México: siglo xxi editores.
-Vich, Víctor y Zavala, Virginia (2004) Oralidad y poder. Herramientas metodológicas, Buenos Aires: grupo editorial Norma.
[1] Freud citado en Páramo Ortega (2006:69).
[2] Paul Ricoeur citado en Sarlo (2006: 64,65).
[3] Ver mapa anexo.
[4] Empleada doméstica.
[5] Zona residencial de clase media-alta en aquella época.
[6] Se refiere al oficio de pintar muros, casas, edificios, etc.
[7] Para profundizar en el tema, consultar el capítulo sobre este periodo de la historia de México en Bonfil Batalla, Guillermo (1994) México profundo. Una civilización negada, México: editorial Grijalbo.
[8] Ciudad localizada en el estado de Guanajuato, al centro del país, ver mapa anexo.
[9] Fusil utilizado por los rebeldes durante la Revolución Mexicana.
[10] El historiador Fritz Glockner señala que, a principios de los años sesenta, “por aquel tiempo comenzó a hacerse notar la presencia de un líder llamado Genaro Vázquez, quien luego ingresó en el Movimiento de Liberación Nacional, y que encabezó parte de las acciones guerrilleras del estado de Guerrero años más tarde” (Glockner, 2007:69).
[11] Profesor rural graduado en 1963 de la Normal de Ayotzinapa, en Guerrero. Fue dirigente nacional de la Federación Nacional de Estudiantes Campesinos Socialistas en su etapa estudiantil (Glockner, 2007: 102 y 154). Su activismo político, contrario a los intereses de los sectores dominantes en su estado natal, molesta a estos últimos; lo reprimen y le obligan a internarse en la sierra. El profesor se convierte en guerrillero y después de una intensa persecución por parte del ejército federal, es asesinado el 2 de diciembre de 1974. Consultar, para más detalle, la novela de Montemayor, Carlos (1997) Guerra en el paraíso, México: editorial Seix Barral, Biblioteca Breve.
[12] Escuela Politécnica de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Se refiere al enfrentamiento con armas de fuego, en septiembre de 1970, con la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), “quienes llegaron encabezados por el que en ese momento era presidente de la FEG, Fernando Medina Lúa, quien metralleta en mano, y al grito de ‘¡a chingar a su madre, pinches mugrosos!’, lanzó una ráfaga hacia arriba… En esa, como en otras tantas ocasiones, salió a flote el origen y la formación combativa y aguerrida de la gran mayoría de los jóvenes del FER…Entonces la respuesta fue en los mismos términos en que ellos estaban acostumbrados a actuar, generalizándose así una balacera durante varios minutos…”(Orozco Michel, 2007:20,21).
[13] Ciudad fronteriza con Estados Unidos de Norteamérica, situada en el estado de Baja California Norte, ver anexo.
[14] Juegos tradicionales muy populares en México.
[15] Justo en esa época se celebraba el Concilio Ecuménico Vaticano II y la “puesta al día de la iglesia” que inspiró ese evento, se reflejó de muchas menaras, entre ellas la de poner atención en el tercer mundo y en los pobres.
[16] Joven militante de la LC-23S, asesinado por fuerzas del estado junto con otros dos compañeros más en una casa de seguridad de su organización, un 29 de mayo de 1975.
[17] Ver mapa anexo.
[18] Entidad de la federación colindante con Jalisco.
[19] Universidad pública agraria ubicada en el centro de México.
[20] Entidad federativa ubicada al norte de Jalisco.
[21] Octavio Paz señala que la chingada “ante todo, es la Madre. No una Madre de carne y hueso, sino una figura mítica. La Chingada es una de la representaciones mexicanas de la maternidad como la Llorona o la ‘sufrida madre mexicana’…En México los significados de la palabra son innumerables. Es una voz mágica. Basta un cambio de tono, una inflexión apenas, para que el sentido varíe” (Paz, 1972: 68,69).
[22] Sarlo (2006:68) afirma que “el discurso de la memoria, convertido en testimonio, tiene la ambición de la autodefensa; quiere persuadir al interlocutor presente y asegurarse una posición en el futuro; precisamente por eso se le atribuye un efecto reparador de la subjetividad. Este aspecto es el que subrayan las apologías del testimonio como ‘sanación’ de identidades en peligro”.
[23] Entendemos inconsciencia como “ignorancia y como represión selectiva (altamente compleja) que pretende tener lejos de la conciencia lo displacentero” (Páramo Ortega, 2006:170).
[24] Arnulfo Prado Rosas, El Compa, líder “vikingo” y dirigente del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), asesinado por el grupo de choque de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) el 23 de noviembre de 1970, en pleno centro de la ciudad.
[25] Pedro Orozco Guzmán, Camilo, dirigente de la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC-23S) en Guadalajara, asesinado por las fuerzas del estado el 24 de diciembre de 1973.
[26] Era un reclusorio dentro de la ciudad, situado en el popular barrio de San Andrés que dejó de funcionar a principios de los años ochenta pues ya se había construido otro más grande, más alejado y con mayor vigilancia. El edificio fue derruido y en su lugar se construyó una unidad deportiva pública.
[27] Citado en Sarlo (2006: 67,68).
Ponencia para el Tercer Aniversario de Arte Nativo, en el Foro: Criminalización del movimiento social. El día 31 de mayo de 2008.
Apuntes sobre la criminalización
de los Movimientos y Actores Sociales por parte del gobierno
Por José Luis Moreno Borbolla
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales. A.C.
Para entrar al tema lo primero que debemos hacer es preguntarnos ¿cuál es o son los objetivos de criminalizar a los Movimientos y Actores Sociales?
Al gobierno o al grupo gobernante le preocupa no perder la hegemonía política que ejerce sobre el conjunto de la sociedad. Le es vital el conceso para continuar en el poder y para el funcionamiento del sistema. Por tal motivo, criminalizar a los movimientos y actores sociales utilizando los diferentes instrumentos del Estado le permite mantener su hegemonía frente la sociedad.
Con relación a los movimientos y actores sociales, “El Estado mexicano utilizó la legalidad como uno de los instrumentos, para combatir a los grupos nacionales opositores. Las leyes, los ministerios públicos y los tribunales fueron materia dúctil para inventarles delitos y esto lo hizo siguiendo dos patrones de comportamiento: adoptando leyes con un articulado que, en lugar de objetivar el presunto delito que se perseguía , abrió la posibilidad de la libre manipulación de los procesos jurídicos bajo la responsabilidad de la autoridad judicial, como fue el delito de ‘disolución social’ que sirvió para encarcelar a opositores al régimen cuando recurrían a su legítimo derecho de huelga, de asociación independiente y de protesta pública pacífica. El poder judicial se hizo cómplice del poder ejecutivo en el combate ilegal contra los grupos nacionales opositores. Otro patrón de comportamiento fue el de culpar a los opositores de los crímenes que cometía la autoridad. Así, por ejemplo, si el ejército o la policía disolvían un mitin masacrando a la población, la autoridad culpaba de los hechos sucedidos a los propios manifestantes que habían sido agredidos, particularmente a sus dirigentes. Cuando el Estado quería ‘perfeccionar’ este método de Criminalización, utilizaba provocadores que se hacían pasar como parte de la población que sería agredida y eran los que ‘daban ocasión’ a que el disturbio tuviera comparsa. Una vez que el grupo social era agredido, todo aquel que oponía resistencia era criminalizado como autor del mismo.”[1] El colocar a la sociedad y en particular a los actores sociales disidentes dentro de un estrecho marco jurídico le permite al gobierno ejercer la represión en el momento que considera oportuno, en aras de conservar la paz social y por consecuencia la estabilidad del sistema, hoy se habla de combatir a la delincuencia organizada como un objetivo de seguridad nacional y para tal efecto modifica o modificó el marco legal para violar derechos que la sociedad ha conquistado durante décadas de lucha.
En el pasado “los delitos de disolución social surgieron como respuesta del país ante la segunda guerra mundial, bajo un espíritu de lucha contra el nazismo y el fascismo. Aunque el espíritu que animó su promulgación de defensa de la vida y de los derechos democráticos amenazados por las potencias del eje nazi-fascistas, fueron aprobados con la oposición de eminentes juristas de la época, los cuales señalaron los graves daños que podía padecer el país si dichos delitos fueran incluidos como disposiciones permanentes en nuestras leyes penales, aconsejando una legislación transitoria que quedase automáticamente derogada cuando terminara el estado de emergencia.”[2]
Durante todo el periodo de guerra no hubo un solo procesado por disolución social. Con la “guerra fría” se reformó el Código Penal, incorporando los delitos de disolución social, al artículo 145 de dicha compilación y no fue hasta el primero de mayo del 52 que el primer proceso de disolución social se abrió contra Carlos Sánchez Cárdenas, dirigente del POCM, y otros. Permanecieron diecinueve meses en prisión, hasta que les dictaron una sentencia absolutoria. En 56 se le fincó proceso al dirigente estudiantil del IPN Nicandro Mendoza y otros, saliendo de la cárcel tres años y meses después, por condena conpurgada. En 59 el rompimiento por parte del ejército de la huelga ferrocarrilera se complementó con los diversos procesos fincados contra la dirigencia obrera; Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Gilberto Rojo Robles, Dionisio Encina, Alberto Lumbreras, Miguel Aroche Parra y decenas más fueron encarcelados en el Lecumberri. Tan sólo la sentencia de Demetrio Vallejo fue de 16 años de prisión. Permanecieron encarcelados durante casi once años los principales dirigentes; fueron liberados hasta el 70. En 60 el pintor David Alfaro Siqueiros y el periodista Filomeno Mata fueron condenados a ocho años de cárcel; fueron indultados cuatro años después. La lista es larga. Atraviesa a casi todos los movimientos sociales de aquellos años.
Antes de las reformas actuales se legislaron nuevos delitos, los cuales no definieron debidamente la tipificación de los mismos, en particular los de nueva creación –terrorismo (artículo 139) y sabotaje (artículo 140)-. Se mantienen los delitos de traición a la patria, espionaje, motín, rebelión y conspiración, añadiendo nuevos tipos específicos de delitos y el delito de conspiración. Se suprimieron los delitos de disolución social (artículo 145 y 145 bis) y con ellos los delitos de opinión. Se reformó el artículo 366 (“privación ilegal de la libertad y de otras garantías”), introduciendo la fracción III, para sancionar los secuestros realizados con el objeto de ejercer presión política. En todo el nuevo texto aumentaron las penalidades impuestas a los diversos delitos: el de sedición de cinco a ocho años, el de motín de dos a siete años; los coparticipes son castigados con penas de cinco a quince años de prisión y multas hasta de $20,000.00 en el caso de sedición y de dos a diez años y multa hasta de $15,000.00 en el de motín. El de invitación a la rebelión hasta veinte años de prisión.
El combate que se dio contra el Movimiento Armado Socialista en nuestro país entre los años 60’s a principios de los 80’s, se justifico bajo el tema de La seguridad nacional, la cual es una cuestión política. “La base política determina la norma jurídica. Los delitos que se combatieron fueron delitos de carácter político. El propio artículo 144 definió como delitos de carácter político los de rebelión, sedición, motín y conspiración. Sin embargo, oficialmente se negó la existencia de presos políticos o encarcelados por delitos de carácter político. Se pretendió hacer creer que el “preso político es quien está privado de su libertad exclusivamente por sus ideas políticas, sin haber cometido delito alguno.” (IV Informe de gobierno del C. Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la República, 1º de septiembre de 1968). Ningún gobierno autoritario o represivo en el mundo ha reconocido la existencia de presos políticos bajo su dominio. Los perseguidos políticos son considerados delincuentes del orden común.”[3]
Los militantes del movimiento armado de mediados de los años 60’s a principios de los 80’s, luchan por promover cambios económicos, políticos y culturales, lo cual se puede constatar en los documentos generados por estas organizaciones, ya en el prefacio del Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario se reconocía: “Un fantasma viene recorriendo el mundo entero y en particular a México, el fantasma del comunismo, de la revolución socialista”[4]. Se proponía un cambio radical en las relaciones sociales del país, los motivos que animaban a los guerrilleros no representaban un beneficio personal, ni los motivaba infringir daño a terceros, más que el generado por las acciones mismas, sin dolo ni venganza de ningún tipo. El gobierno del presidente José López Portillo, en el año de 1978, tuvo que reconocer que los delitos cometidos por los luchadores sociales eran motivados por móviles políticos[5]. En el desistimiento del gobierno federal del año 1977, que benefició a 422 personas, se desistía de los delitos de invitación a la rebelión, sedición, motín y conspiración, entre otros. Delitos que se consideran de tipo político por el artículo 144.
Otro patrón de comportamiento fue el de culpar a los opositores de los crímenes que cometía la autoridad. Así, por ejemplo, si el ejército o la policía disolvían un mitin masacrando a la población, la autoridad culpaba de los hechos sucedidos a los propios manifestantes que habían sido agredidos, particularmente a sus dirigentes. Cuando el Estado quería ‘perfeccionar’ este método de Criminalización, utilizaba provocadores que se hacían pasar como parte de la población que sería agredida y eran los que ‘daban ocasión’ a que el disturbio tuviera comparsa. Una vez que el grupo social era agredido, todo aquel que oponía resistencia era criminalizado como autor del mismo.
Por ejemplo, en Chilpancingo el 30 de diciembre de 1960: En medio de una masiva demostración de desobediencia civil, repudiando el gobierno del general Caballero Aburto y demandando la desaparición de poderes del estado, fuerzas del 24º Batallón de Infantería del Ejército Mexicano, comandadas por el general Julio Morales Guerrero, abrieron fuego contra la multitud armada sólo de palos que se concentraba pacíficamente en la Ciudad de Chilpancingo. Durante 30 minutos se combatió en la calle de Guerrero, frente a la Alameda “Granados Maldonado” y de la Universidad del estado. Se dispararon ametralladoras, máuseres y pistolas. 18 personas fueron asesinadas, incluyendo al dirigente cívico Benjamín Méndez. Se producen centenares de heridos; los líderes detenidos, estudiantiles y dirigentes de la Coalición fueron llevados a diversas cárceles improvisadas y clandestinas, incluyendo los sótanos del palacio de gobierno. Se les mantuvo incomunicados y torturados psicológicamente con continuas amenazas de muerte. El pueblo de Chilpancingo se volcó el día siguiente a las calles en cortejo fúnebre para velar a sus muertos. El 1 de enero se enterraron a 10 de los caídos ante ocho mil personas.
Se desplazó para la capital del estado de Guerrero los Batallones de Infantería 50º (comandado por el general Salvador del Toro Morán se encontraba estacionado en el Campo Militar No. 1 de la Ciudad de México) y 6º. El gobierno federal cambió el mando militar de Chilpancingo. Esas fuerzas, junto con el 24º Batallón de Infantería, durante cinco días mantuvieron en total estado de sitio, patrullaron constantemente, la capital del estado (aproximadamente, se concentraron en el estado de Guerrero 1,950 soldados, perfectamente armados y equipados, para evitar nuevos brotes de violencia). Las instalaciones universitarias fueron totalmente desalojadas.[6]
11 de los 18 muertos
Adame Calvo, Tomás (32 años); Agüero, Carolina (niña de 5 meses); Cano, Ramón (32 años); Díaz, Irene (17 años); Martínez, Roberto (24 años); Mataró Delgado, Graciela (25 años); Méndez, Benjamín (72 años); Ramírez, Enrique (29 años); Serrano, Salvador (14 años); Trinidad Téllez, J. (40 años); un desconocido[7]
Como podemos apreciar el gobierno utiliza la criminalización de los movimientos y actores sociales con el fin de justificar la represión, ante la sociedad, presentándolos como delincuentes que atentan la seguridad nacional, la paz y el progreso del país. Y esa misma criminalización es utilizada como un elemento de disuasión, en lo particular contra los lucharos sociales y las nuevas generaciones.
29 de mayo de 2008
[1] Informe de la FEMOSPP, ¡Qué no vuelva a suceder!, capítulo No. 10.
[2] Informe de la FEMOSPP, ¡Qué no vuelva a suceder!, capítulo No. 10.
[3] Informe de la FEMOSPP, ¡Qué no vuelva a suceder!, capítulo No. 10.
[4] Salas Obregón Ignacio Arturo, Cuestiones Fundamentales del Movimiento Armado, Editorial Huasipungo, México, 2003, pág. 11.
[5] López Portillo José, Iniciativa de Ley de Amnistía, Considerando No. II.
[6] Informe de la FEMOSPP, ¡Qué no vuelva a suceder!, capítulo No. 10.
[7] Informe de la FEMOSPP, ¡Qué no vuelva a suceder!, capítulo No. 10.
Ponencias para las Jornadas Internacionales de Problemas Latinoamericanos: Los Movimientos Sociales en América Latina. Pasado, Presente y Perspectivas'. Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina, los días 25, 26 y 27 de septiembre de 2008. Con la participación de Florencia Ruiz Mendoza, con la ponencia "El Movimiento Estudiantil del 68 y el Proceso de Radicalización Hacia la Lucha Armada. Cristina Tamariz Estrada, con la ponencia “El Ejército Popular Revolucionario (EPR): Una aproximación a la trayectoria político militar de la guerrilla del siglo XXI”. José Luis Moreno Borbolla, con la ponencia: Una visión retrospectiva de los movimientos armados en México. En el Simposio 13. 'Cruce de miradas: revisitando los movimientos armados en América Latina'.
“El Ejército Popular Revolucionario (EPR)
Una aproximación a la trayectoria político militar de la guerrilla del siglo XXI” [1]
Lic. María Cristina Tamariz Estrada
El presente trabajo aborda los antecedentes y el desarrollo histórico del Ejército Popular Revolucionario (EPR), una de las dos organizaciones armadas con más proyección en el contexto político mexicano. De manera particular se expondrán las continuidades y rupturas en la línea político militar de esta organización guerrillera, la cual a mediados de la década de los 90 seguiría los pasos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) al reivindicar públicamente la vía armada como veinte años atrás lo hicieron diversas organizaciones en las modalidades de guerrillas urbanas -en las principales ciudades de México, Guadalajara, Monterrey y el Distrito Federal- y rurales, en los estados sureños de Guerrero y Oaxaca principalmente.
A partir de evidencias documentales[2] se demostrará que el EPR como organización político militar representa la continuidad del movimiento armado socialista en México a partir de dos núcleos originarios, la agrupación conocida como Unión del Pueblo, convertida a fines de los setenta en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), y el legendario Partido de los Pobres del profesor rural Lucio Cabañas Barrientos, cuyos remanentes integrarían a su vez a otros grupos armados. No obstante, entre la conformación del PROCUP, a finales de la década de los setenta, y el surgimiento del EPR, a mediados de los noventa, se acotaron variables políticas que modificaron paulatinamente al sistema político mexicano pasando por la hegemonía del partido de Estado, el Partido Revolucionario Institucional (PRI)[3], hasta culminar con la alternancia en el poder, con el triunfo del partido de derecha Acción Nacional en las elecciones presidenciales del año 2000, acontecimiento que por una parte contribuyó a radicalizar el discurso y las acciones de los grupos armados activos.
Durante la primera ola del movimiento armado en México que tuvo lugar en los años setenta se puede aplicar el modelo en el cual se sostiene que “los estados fuertes con sociedades débiles producen una participación limitada, puntuada por explosiones violentas del movimiento social”.[4] Para el caso mexicano, con todo y su caracterización de un estado autoritario, se puede agregar que la fuerza desmedida con la cual se llegó al exterminio de los militantes de la izquierda radical trajo consigo un efecto contradictorio: como sucede con los estados que recurren a la represión sistemática de la protesta, el resultado contribuyó a radicalizar aún más la acción social de los grupos combatidos y a depurar y hacer más eficiente su organización. En el caso de los núcleos que anteceden al EPR el fortalecimiento táctico del grupo armado se relaciona directamente a los vínculos familiares que los distinguieron del resto de organizaciones guerrilleras desde una etapa temprana.[5] Para la reconstrucción de la trayectoria político militar de los núcleos originarios del EPR se tomará como punto de referencia las acciones de un militante que a la fecha es señalado por los servicios de inteligencia del estado mexicano como el operador político del EPR, el oaxaqueño Tiburcio Cruz Sánchez.
1. La guerra popular prolongada, la revolución a largo plazo
En el contexto del surgimiento de movimientos armados en México cuya máxima aspiración era la instauración del socialismo en el país, la UP, uno de los núcleos originarios del EPR presentaba características sui generis en relación con el resto de los grupos armados. El primer elemento distintivo era su táctica de ataque por medio de la colocación de artefactos explosivos en bancos, oficinas de gobierno o empresas que “representaban los intereses del imperialismo”. A diferencia del resto de los grupos que en su mayoría perdieron a sus dirigentes políticos en acciones militares tales como expropiaciones, secuestros políticos o bien enfrentamientos directos con cuerpos policíacos, la táctica de trabajar con explosivos como forma de hostigamiento al enemigo, dejó a los militantes de la UP a salvo de la represión y el exterminio que resquebrajo la estructura del movimiento armado. Un ejemplo de lo anterior es que mientras el tiempo promedio de un militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre[6] era de tres años, antes de terminar muerto o preso, los militantes de la UP esquivaron la persecución policíaca, a tal grado que los nombres de los dirigentes de aquella época son los mismos que según los aparatos de inteligencia se mantienen al frente de la dirección política del EPR, como es el caso de los hermanos Tiburcio y Gabriel Cruz Sánchez.
Para encontrar los orígenes políticos y definir la evolución del núcleo originario del EPR es interesante confrontar la historia contada por el propio EPR sobre su desarrollo como organización político militar con las evidencias documentales disponibles. En un artículo[7] multicitado por investigadores y periodistas aparecido en septiembre del 2005 en El Insurgente, su órgano electrónico de difusión, el EPR da cuenta de una trayectoria política que inicia en la década de los sesenta en el contexto de movilizaciones estudiantiles que culminan con el fracaso de la protesta pacífica el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. En su recuento, miembros del EPR reconocen su participación en organizaciones estudiantiles y en asociaciones como la Juventud Comunista, el brazo estudiantil del Partido Comunista Mexicano, donde las inquietudes políticas de cientos de jóvenes identificadas con el pensamiento de izquierda encontraron cabida. En ese periodo, según el recuento del EPR, se reconoce su influencia en la UNAM, y las universidades de Guadalajara, Morelia y Sinaloa. La década siguiente presentaría condiciones adversas para las protestas y manifestaciones juveniles luego de la represión que a decir de los especialistas determinó el paso a la clandestinidad para jóvenes militantes de la izquierda radical, el emblemático “Jueves de Corpus” el 10 de junio de 1971, de nuevo en la Ciudad de México. Tales acontecimientos bloquearon los causes legales del protesta juvenil, ni el poder institucional representado por el PRI, ni la influencia ideológica del PCM fueron capaces de contener la indignación y el acelere juvenil ante la falta de espacios de participación política.
En la ciudad de Guadalajara también se vivió un proceso de radicalización estudiantil al confrontarse la combatida Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) como bastión del poder estatal y la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER) en la Universidad de Guadalajara, uno de los tres centros de operaciones de la UP, donde por primera vez los aparatos de inteligencia estatal registran las acciones de organización y reclutamiento de Tiburcio Cruz Sánchez, conocido en ese entonces con el alias de “Milton Luna”. Sería en esa primera etapa de organización cuando, según la declaración de Raymundo Hernández Castillo,[8] hermano del máximo comandante de la UP, Héctor Eladio, se establece un núcleo en el que recae la dirigencia de la incipiente organización. En ese periodo la influencia de Tiburcio es más decisiva que la del propio Héctor Eladio, quien de 1971 a 1974 purga una condena por robo en la cárcel de Guadalajara. Jorge Meléndez “Tiburón”, dirigente del FER es procesado al igual que Héctor, pero a diferencia de éste logra escapar de prisión y se refugia en Oaxaca para evitar ser re aprehendido. En aquel estado, el “Tiburón” asiste a cursos a la Universidad de Oaxaca y estrecha lazos con Tiburcio Cruz y con el guatemalteco José María Ortiz Vides.
A partir de 1970 militantes del FER reconocen la presencia activa de Tiburcio en las reuniones que tenían lugar en los domicilios de algunos de sus dirigentes como Juan Manuel Rodríguez Moreno “Clark”, en las cuales el oaxaqueño comentaba que estaba formando una organización nacional revolucionaria que tiempo después fue dada a conocer como Unión del Pueblo. Como resultado del enfrentamiento violento que cobró la vida de militantes tanto de la FEG como del FER, algunos cuadros se vieron en la necesidad de viajar a la Ciudad de México para eludir la persecución policíaca. Sería en el centro del país donde algunos de los futuros integrantes de la Unión del Pueblo como Jorge Ramírez Pimentel, Jorge Luis Meléndez Luévano “Tiburón” y el propio Tiburcio entran en contacto con el guatemalteco Ignacio Ortiz Vides “Tobi”, elemento clave para el grupo en la instrucción sobre el manejo y elaboración de artefactos explosivos, quien había participado al lado de Yon Sosa en la guerrilla de Guatemala. En un informe especial sobre organizaciones armadas en México[9] elaborado por el general del Ejército Mexicano Mario Arturo Acosta Chaparro en 1990, se indica que Ortiz Vides inició labores de reclutamiento en la Facultad de Economía de la UNAM en septiembre de 1971, con elementos mexicanos que al igual que el guatemalteco habían viajado a la Habana en el año de 1962. El paso de Ortiz Vides en la Unión del Pueblo fue breve pero significativo. En octubre de 1972 cayó preso, pero recobraría su libertad el 6 de mayo de 1973 en un canje a cambio de la libertad del cónsul honorario de los Estados Unidos, Leonardhy, secuestrado por las FRAP con la participación de algunos elementos de la UP.
2. Tiburcio Cruz Sánchez, el rostro de la clandestinidad
La historia personal de Tiburcio según se infiere en las declaraciones de su cuñada María de Monserrat[10] está ligada íntimamente a la familia de su esposa Florencia, los Canseco Ruiz. En el año de 1970 se conoce la futura pareja, Florencia era estudiante de la Escuela Normal Regional de Oaxaca. En 1972 Florencia y Tiburcio contrajeron matrimonio por el civil en la ciudad de Oaxaca. Un año más tarde, él le confiesa su militancia en el grupo “Unión del Pueblo” y ella abandona su empleo de maestra en Tuxtepec para vivir en la clandestinidad. Las actividades de la pareja formada por Tiburcio y Elodia son relatadas a grandes rasgos en una carta dirigida a sus hijos, (presos en un penal de alta seguridad acusados de colocar explosivos en sucursales bancarias del DF en el año 2001), que circuló en los medios de comunicación el 13 de agosto del 2002, en la cual reconocen su influencia en el sector magisterial y en comunidades campesinas:
“Los están juzgando porque papá desde que tenía 19 años, ha defendido los derechos que les asisten constitucionalmente, asesorando jurídicamente a los campesinos en sus litigios agrarios, defendiendo a algunos luchadores sociales… por haber dado clases en secundaria y preparatoria, por haber sido instructor de lucha olímpica y libre en prestigiados gimnasios, por defender a presos políticos y exigir su libertad, por dar pláticas en algunas universidades y escuelas normales rurales”. [11]
En relación con su esposa, Tiburcio indica las actividades de Elodia, maestra de profesión y sus vínculos en las normales rurales:
“Los están juzgando por tener una madre que a los 17 años, siendo representante estudiantil se solidarizó y organizó con estudiantes normalistas, técnicos, universitarios, con campesinos, obreros y colonos por sus justas demandas, empeñada en siempre aprender y que daba clases en una escuela enseñando otro idioma”.[12]
En 1973, luego de la aprehensión de Ortiz Vides y de la muerte del “Tiburón”, será Tiburcio quien asume la dirección de la UP, que para ese momento mantiene presencia en Guadalajara, Oaxaca y la Ciudad de México. A partir del año de 1974, Héctor Eladio Castillo recobra su libertad y se integra a la UP, a la par, Tiburcio Cruz ubica en la Ciudad de México el centro de operaciones y establece en casas de seguridad de la capital y municipios conurbados, escuelas político militares donde Tiburcio instruye a los nuevos militantes que llegan de los estados de Guadalajara y Oaxaca para recibir adiestramiento. En una de las casas de seguridad de la organización se estableció la escuela político militar “Ricardo Flores Magón”, en la cual Tiburcio impartía los lineamientos de la organización y alternaba con su hermano Gabriel “Gutemberg” en prácticas de tiro, manejo de armas, fabricación de artefactos explosivos, condición física, gimnasia y discusión y entendimiento de la doctrina marxista leninista. Los instructores por motivos de seguridad se encapuchaban para no ser reconocidos por los alumnos durante las dos semanas que duraba el curso.
En la primera etapa de conformación de la UP el flujo de sus integrantes en las ciudades de México, Guadalajara y Oaxaca se daba de manera natural, en primera instancia porque el no contar con una residencia fija era la mejor garantía que los guerrilleros tenían para escapar de las fuerzas represivas y a su vez para difundir el trabajo político entre el estudiantado con miras a incrementar el número de militantes. Otro aspecto característico de la organización fue la visión que tenían del movimiento armado, sobre todo sus resultados a futuro. En uno de sus primeros textos políticos fechado en agosto de 1971, indicaban:
“…hay ‘ideologías’ y ‘políticas’ que buscan en las fuerzas jóvenes de la revolución popular mexicana un ‘brazo armado’. Y hay también ‘prácticos’ y ‘militares’ que pretenden merecer el apoyo social absoluto e incondicional…y de hecho su actitud responde a una misma ideología política: el deseo de dirigir y la incapacidad para entender el papel de las masas y el individuo en la historia. En todo caso, no tenemos prisa en lo personal, pues luchamos para construir en base a la calidad y no a la cantidad. Necesitamos una organización revolucionaria, no un amontonamiento de gente”. [13]
Uno de los núcleos fundadores de la UP lanzó una crítica al proceso de fusión de organizaciones guerrilleras que habrían de culminar con la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en marzo de 1973. Denunciaban también la imposición por parte de algunos dirigentes del movimiento armado por dirigir el proceso revolucionario y asumir la dirección político militar sin contar con una base sólida para respaldar la fuerza de la organización. Al mismo tiempo alertaban sobre el manejo de acciones armadas para no desencadenar una persecución por parte de los aparatos de seguridad que en poco tiempo dejaría acéfala a la naciente organización, como sucedió en el caso de la propia Liga. La constancia de sus objetivos de lucha y táctica de organización se puede identificar de manera contundente en un comunicado fechado el 2 de noviembre de 1972 elaborado por los comandos de resistencia popular del DF. En él se identifican los riesgos inminentes en el proceso revolucionario para aquellos dirigentes entusiastas que en su afán por participar en el movimiento guerrillero son presa de las provocaciones del enemigo por darle prioridad a las acciones militares en detrimento de las labores políticas para el fortalecimiento y conformación de una base social, además se define la estrategia militar que en el momento actual reivindica el EPR, el desarrollo de la guerra popular prolongada:
“Nuestra línea política sintetizada en la orientación de ‘ligarse al pueblo, vivir con él, luchar con él, formarnos con su impulso, protegernos en su seno’ tiene en la estrategia de la guerra popular, un significado concreto. [el enemigo] pretende hacer abortar al movimiento guerrillero en gestación mediante la provocación con ridículos cabecillas que tratan de nuclear a jóvenes entusiastas y dispuestos a la lucha pero sin experiencia política como para distinguir entre la voz revolucionaria y la fraseología provocadora”.[14]
Sin embargo la UP tampoco prescindió de las acciones militares. A diferencia del resto de las organizaciones guerrilleras, la muerte de militantes destacados de la UP fue provocada principalmente por accidentes desafortunados al momento de realizar prácticas para la fabricación de bombas, tal fue el caso del “Clark”, dirigente del FER en febrero de 1973, y de “El Tiburón” en enero de 1974. El proceso para la elaboración de explosivos difundido por Ortiz Vides entre los militantes de la UP requería sustancias que eran fácil de adquirir en farmacias y tlapalerías, por lo cual en las acciones de “hostigamiento al enemigo” el desgaste de las fuerzas activas era mínimo. En una de tantas declaraciones ministeriales se apunta en relación con la fabricación de explosivos:
“Se requiere fertilizante Amonitro y se hierve para obtener nitrato de amonio y se muele, se revuelve al 80% con 15% de aserrín y 5% de polvo de aluminio. Se mezclan los ingredientes y se colocan en una caja de cartón, tapándola y en la superficie de la caja se le hace un agujero donde se pone una mezcla de clorato de potasio revuelta con azúcar glass al 50%, y en una botella aparte se coloca ácido sulfúrico, unidas ambas partes con una mecha que termina en un estopín, y al gotear el ácido sulfúrico y caer sobre la mecha, poco a poco se llega hacia el estopín y se produce la detonación”.[15]
Con esa fórmula sencilla, la UP realizó estudios sobre la movilización de las fuerzas represivas en situaciones de emergencia. Sin recurrir al enfrentamiento directo, este grupo. Entre 1972 y 1975 por lo menos 11 explosiones en Oaxaca son adjudicadas a la UP, mientras que en Guadalajara y el DF se cuentan 10 atentados con artefactos explosivos. La dinámica político militar de la UP fue revelada por militantes aprehendidos en dos acciones de hostigamiento. El 28 de agosto de 1974 el también oaxaqueño Nicéforo Urbieta Morales,[16] encargado de los comandos de resistencia popular en el DF convoca a una reunión en una de las casas de seguridad de la organización. Entre los asistentes se distinguían Gabriel Cruz Sánchez y los hermanos Hernández Castillo, Héctor y Raymundo. En dicha reunión además de acordarse la reestructuración de la UP en Guadalajara, Oaxaca y la Ciudad de México se afinaron detalles para conmemorar el 27 de enero de 1975 la muerte de Jorge Meléndez Luévano, “Tiburón” con explosiones simultáneas en tales ciudades. Como respuesta a los atentados, la policía detiene los responsables de los comandos de resistencia en el DF, entre ellos al propio Nicéforo Urbieta y a Raymundo Hernández Castillo. Los atentados de enero de 1975 alertaron a los cuerpos de seguridad sobre la influencia y “peligrosidad” de Tiburcio Cruz, a tal grado que el 11 de agosto de 1975 se emite un informe de la DFS en el cual se detallan la coordinación de fuerzas armadas para lograr la captura de Tiburcio en el estado de Oaxaca:
“Oaxaca, Oaxaca. A las 8:00 horas de hoy se inicio una operación de rastreo en esta ciudad, en la que participaron agentes de diferentes corporaciones policiacas federales, estatales y municipales conjuntamente con miembros del Ejército. Dicha operación tiene por objeto localizar y aprehender a Tiburcio Cruz Sánchez (a) “Milton Luna” y miembros de su grupo, los que fueron plenamente identificados como presuntos responsables de diversos delitos registrados en esta ciudad”.[17]
De nueva cuenta Tiburcio Cruz escapa al cerco policiaca y se mantiene al frente de la organización, reclutamiento e instrucción de nuevos militantes. El año de 1977 sería determinante para la UP, ya que debido a los cambios y coyunturas políticas, el discurso y las acciones de la UP se tornan más radicales.[18] Por parte del poder federal se legisla y reconoce a la izquierda en el esquema de partidos políticos, a la par se decreta una Ley de Amnistía en septiembre de 1978 gracias a lo cual cientos de guerrilleros que purgaban penas en distintos penales del país recobran su libertad, y algunos deciden entrar al cauce de la legalidad política. En vísperas de la promulgación de las leyes que abrían la posibilidad para que la izquierda radical entrara al juego político el discurso de la UP se radicaliza. En un comunicado fechado en junio de 1977 manifestaba a los detractores y ex militantes del movimiento armado que apoyaron la reforma política:
“…nos critican que somos TERRORISTAS…alaban al gobierno en turno por el reconocimiento al ‘marxismo legal’ ¡TERRORISTAS! Que imbéciles, no conocen las leyes de la guerra, nosotros hostigamos, aprendemos en la práctica como opera el enemigo en las acciones militares y léase también en las ACCIONES POLÍTICAS DE MASAS. Nos preparamos teórica, militar y políticamente en la práctica de lucha de brazo de brazo con el pueblo… para poderles proporcionar mayor audacia, decenas de oradores callejeros, agitadores, organizadores, instructores militares, dirigentes capaces de orientar a las masas, y no una ‘organización de combate’ que orienta –si es que orienta- a unas personas invisibles”.[19]”
Según lo expuesto hasta el momento, es posible identificar en la UP, uno de los núcleos más influyentes en la conformación del EPR una dinámica político militar casi contraria al del resto de las organizaciones, pues mientras a finales de los setenta, los sobrevivientes del movimiento armado toman partido para apoyar el proceso de rectificación y apoyar la reforma política, para el núcleo dirigente de la UP la perspectiva no era de derrota, por el contrario, gracias a su intervención en el conflicto oaxaqueño que culmino con la caída del gobernador Manuel Zárete Aquino, el grupo afianzó su influencia en estado sureño. A la par del dominio político, la desenfrenada radicalización trajo consigo elementos para que se articulara la famosa “leyenda negra” que habría de ser determinante para cambiar el nombre del grupo armado por EPR al momento de hacer su aparición en público el ejército popular. Ajusticiamientos internos y contra disidentes marcan la historia de la UP, convertida en partido, el PROCUP a fines de los setenta. El proceso de cambio político es explicado de nuevo en uno de sus comunicados:
“En 1978 llegamos a asentar las bases que nos permitieron emprender la transformación revolucionaria clandestina Unión del Pueblo a Partido Revolucionario Obrero clandestino Unión del Pueblo (PROCUP), guiados por el marxismo leninismo y reafirmando lo correcto de nuestro lineamiento político de guerra popular prolongada. Jamás hemos confiado en la bondad del estado burgués que se ha visto obligado por el desarrollo de la lucha revolucionaria a emprender medidas que supuestamente dan un ambiente de democracia como la Reforma Política en donde se ha institucionalizado a la izquierda tradicional y arrastrando a los arrepentidos y claudicantes. Sabedores de esto, nuestro partido, dentro de sus tareas estratégicas sigue desarrollando la consolidación del partido y la formación embrionaria del Ejército del pueblo”.[20]
El llamado Ejército del Pueblo sería el resultado de sus labores de reclutamiento y también al frente de la dirección de movimientos sociales. Desde entonces, los esposos Tiburcio Cruz Sánchez y Elodia Canseco Ruiz son identificados como los máximos dirigentes de la organización que se convertiría en lo que actualmente es el Ejército Popular Revolucionario. Para los aparatos de seguridad, las pesquisas revelaron la identidad de la dirigencia del PROCUP, en los comunicaciones posteriores a 1978 el nombre de “Eleazar Campos Gómez”, correspondía a Tiburcio Cruz Sánchez, el de “Lidia González Luján” a su esposa y el “Antonio Montaño Torres” a su hermano Gabriel. Su labor al frente del movimiento armado demuestra por una parte la constancia y coherencia de sus objetivos político militares, sobre todo por su injerencia en organizaciones magisteriales, campesinas y estudiantiles que a la fecha constituirían la verdadera base social del EPR. En Oaxaca, la Ciudad de México, Guerrero, Puebla, e Hidalgo, la presencia de comandos armados del EPR es indiscutible, aunque quizá lo más inquietante para los investigadores sociales será esbozar las redes de apoyo social que por más de tres décadas mantienen vigente la estrategia político militar del Ejército Popular Revolucionario.
3. Atando cabos, perspectivas del movimiento armado en México
La madrugada del 5 de julio del 2007 se registraron tres explosiones en los ductos de la paraestatal de Petróleos Mexicanos en el estado de Guanajuato. La versión oficial difundida a través de los medios de comunicación fue que tales acontecimientos fueron provocados por la falta de mantenimiento en las instalaciones de PEMEX, en otras palabras se trataba de un accidente. Sin embargo, cinco días más tarde, otra explosión en el estado de Querétaro, corroboró la sospecha de un atentado. A través de un comunicado el EPR se adjudicaba tales acciones: “Las explosiones en los ductos de Pemex en Celaya, Salamanca y Valle de Santiago, en Guanajuato, y la válvula de seccionamiento Coroneo [Querétaro] fueron acciones quirúrgicas de hostigamiento, llevadas a cabo por unidades de nuestro ejército, apoyadas por milicias populares, bajo la conducción del Comité Estatal de Guanajuato”. Con el ataque a la infraestructura del pilar de la economía nacional, el EPR manifestaba su repudio y exigía a un tiempo la presentación de dos de sus compañeros, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez “desaparecidos” en el estado de Oaxaca el 25 de mayo del mismo año. El estado sureño de Oaxaca, cuna de los dirigentes políticos del EPR de nuevo era escenario de un movimiento social de base magisterial, el cual desde su aparición en el 2006 convocó a una multitud de actores sociales que convergieron en la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca, en una de las regiones donde a decir del politólogo Lorenzo Meyer,[21] el PRI acumula 78 años consecutivos de hegemonía, con su dosis característica de autoritarismo y su tradicional intolerancia a los movimientos sociales independientes. No obstante, desde su aparición pública el 26 de junio de 1996, el Ejército Popular Revolucionario (EPR) ha enfrentado críticas severas por parte de políticos, intelectuales y medios de comunicación al grado de ser identificado como “la guerrilla mala” en oposición al EZLN en su lucha por los derechos de los pueblos indígenas.
En México, la guerrilla se mantiene como una opción abierta en un país donde la clase política ha perdido legitimidad ante la opinión pública, y los mendrugos de la democracia se traducen en procesos electorales que lejos de conciliar intereses han provocado la polarización de la población y por supuesto, la radicalización de sectores afines a la izquierda mexicana en alguna de sus ramificaciones, tanto partidista como independiente. Sin embargo en estos momentos la violencia desatada en el país no tiene el sello de la guerrilla, sino el del narcotráfico. El EPR ha decretado una tregua militar para pactar por medio de una comisión de intermediación el diálogo con el gobierno federal para exigir la presentación de dos de sus dirigentes históricos, desaparecidos desde mayo del 2007 en Oaxaca. Sin duda para el gobierno mexicano la cuenta regresiva ha comenzado y de no legar a buen término dichas negociaciones con el grupo armado, el resto de las organizaciones guerrilleras en activo tendrán argumentos sólidos para renunciar a los causes institucionales como opción en la resolución de sus demandas. Todo apunta a que el emblemático año 2010, centenario de la Revolución Mexicana y Bicentenario de la Independencia de España, puede ser aprovechado por organizaciones que en pleno siglo XXI mantienen vigente la opción armada para generar un cambio profundo en las estructuras políticas del país.
Referencias
Documentos
Archivo General de la Nación (AGN), Fondo documental de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Galería 1 y Fondo documental de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (DGIPyS), Galería 2, México, D.F.
Bibliografía
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Aziz Nassif, Alberto, (2005) “¿Cómo llegamos al año 2000? Partidos y elecciones en México”, Ms. México.
Castellanos, Laura, (2007) México armado (1943-1981), México, Ed. Era.
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Osorno, Diego Enrique (2007) Oaxaca sitiada, La primera insurrección del siglo XXI, Ed. Grijalbo.
Tarrow, Sydney (1996) El poder en movimiento, Madrid, España, Alianza Editorial.
Tamariz Estrada, María Cristina (2007) Operación 23 de Septiembre. Auge y exterminio de la guerrilla urbana en la Ciudad de México, Tesis de licenciatura en Comunicación y Periodismo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Estudios Superiores Aragón.
Zamora García, Jesús (2006) Sonámbulo. Historia de la Unión del Pueblo en Guadalajara (1973-1978), Libros CEDEMA.
NOTAS
[1] La presente ponencia representa un adelanto de la investigación que será presentada como tesis de la maestría en sociología política en el Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, en la cual se analizará el impacto sociopolítico de los movimientos armados en el México contemporáneo a través del caso del Ejército Popular Revolucionario, y los núcleos que antecedieron su conformación en la década de los setenta como la Unión del Pueblo y el Partido de los Pobres.
[2] En el trabajo realizado por Jesús Zamora García sobre la Unión del Pueblo en Guadalajara, el autor toma como referencia una nota del periódico electrónico Debate Sur, para apuntar que en los expedientes de la Dirección Federal de Seguridad (abiertos al público en junio del año 2002), existe información escueta y elaborada en base a rumores o reportes periodísticos de la época. En realidad, en los expedientes del DFS existe un recuento pormenorizado de la evolución político militar de la UP que va desde el año de 1973 hasta 1983. En los legajos se encuentran las declaraciones ministeriales de los militantes que cayeron presos, así como documentos internos del grupo que fueron decomisados en las casas de seguridad.
[3] El antecedente más remoto del partido de Estado que institucionalizó la Revolución Mexicana y con ello el reparto del poder político data de 1929. La fortaleza del sistema presidencial mexicano se consolidó en 1946, cuando surge el PRI como tal, gracias a la corporativización de obreros y campesino a través de sindicatos oficiales que inhibían y controlaban la protesta social. Ver Alberto Aziz Nassif, “¿Cómo llegamos al año 2000? Partidos y elecciones en México.
[4] Sidney Tarrow, El poder en movimiento, Cap. 4, “El Estado y los movimientos sociales”.
[5] Tarrow afirma que la solidaridad interpersonal en las redes de los movimientos sociales son un elemento determinante en la cohesión del grupo, al seno de relaciones amistosas o familiares tales redes se mantienen ocultas durante los periodos de represión y emergen de manera activa en los momentos de tensión o de oportunidad, tal como ha sucedido con los militantes del EPR. Cap. 3, “La letra impresa, la asociación y la difusión del movimiento”.
[6] La Liga Comunista 23 de Septiembre fue en los setentas el grupo más combatido por la policía política. Fundado en marzo de 1973 en Guadalajara, la Liga representó la unión de diversos grupos con presencia a nivel nacional que debido a la represión desatada en aquella época perdieron a sus dirigentes políticos. Entre 1975 y 1977 sus actividades se concentraron sobre todo en la ciudad de México. Los secuestros políticos y los asaltos bancarios ejecutados por sus comandos los pusieron en la mira de los aparatos de seguridad. Ver Cristina Tamariz, “Operación 23 de Septiembre. Auge y exterminio de la guerrilla urbana en la Ciudad de México”, UNAM, México, 2007.
[7] “Un poco más de historia”, El Insurgente, Año 9, No. 82, septiembre de 2005.
[8] Declaración de Raymundo Hernández Castillo, 1 de enero de 1975, AGN, Galería 1, Fondo DFS, Exp. 11-222-75, Legajo 6, H. 139-147.
[9] Mario Arturo Acosta Chaparro, El movimiento subversivo en México, Ms. México, 1990.
[10] Declaración de María de Monserrat Leticia Canseco Ruiz, 20 de septiembre de 1977, AGN, Galería 1, Fondo DFS, Exp. 11-222-77, Legajo 10, H. 48-151.
[11] Carta de Tiburcio Cruz Sánchez y Elodia Canseco Ruiz, firmada con los seudónimos de Emiliana Contreras Rodríguez y Francisco Cerezo Quiroz, 13 de agosto del 2002.
[12] Idem.
[13] Comunicado de la UP, Comandos de Resistencia Popular del DF, agosto de 1971.
[14] Comunicado de la UP, Lecumberri, México, DF, 2 de noviembre de 1972.
[15] Declaración de José Guadalupe Cortés Gutiérrez, 14 de febrero de 1978, AGN, Galería 1, Fondo DFS, Exp. 11-222-78, Legajo 11, H. 142-146.
[16] Declaración de Nicéforo Urbieta Morales, 31 de enero de 1975, AGN, Galería 1, Fondo DFS, Exp. 11-222-75, Legajo 6, H. 183-189.
[17] Informe del director de la DFS Luis de la Barreda Moreno, 11 de agosto de 1975, AGN, Galería 1, Fondo DFS, Exp. 11-235-75, Legajo 31, H. 263.
[18] El 20 de diciembre de 1977 se promulgó la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), la nueva legislación se orientó a ampliar el sistema de partidos, disminuyó los requisitos para el registro de partidos y otorgó reconocimiento a las asociaciones políticas. Según el politólogo Alberto Aziz, “la reforma decretada después del aniquilamiento de los movimientos armados estaba pensada como una media a mediano plazo, porque la violencia de los brotes guerrilleros estaba controlada en ese momento, pero podría resurgir años después sin una conducción adecuada”, en, Cristina Tamariz, “Operación 23 de septiembre”, p. 116.
[19] Comunicado guerrillero, junio de 1977, AGN, Galería 1, Fondo DFS, Exp. 11-222-77, Legajo 9, H. 139-142.
[20] Comunicado PROCUP, febrero de 1981.
[21] Lorenzo Meyer, prólogo al libro de Diego Enrique Osorno, Oaxaca sitiada.
EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DE 1968 EN EL PROCESO DE RADICALIZACIÓN HACIA LA LUCHA ARMADA EN MÉXICO: 1968-1971
Florencia Ruiz Mendoza
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales
Resumen
El Movimiento Estudiantil de 1968 marcó una pauta en muchos aspectos de la historia nacional. Uno de ellos es que no sólo aglutinó a diversos sectores en la lucha política, demandando un país y un gobierno más democráticos, sino que la cruel represión del Estado que vino a culminar el trágico 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México llevó a convencer a muchos estudiantes y jóvenes que participaron en esa lucha abierta, a que en México la vía democrática y pacífica para la lograr transformación social estaba cerrada y que solo quedaba el camino de la lucha armada: como la expresión más radical del movimiento social.
Es preciso señalar que el Movimiento de 1968 no fue la única plataforma que lanzó a cientos de jóvenes al Movimiento Armado Socialista de los años setenta, sin embargo, históricamente, resulta un fenómeno muy interesante que un acontecimiento de tal envergadura en la historia contemporánea, signifique en cierto sentido, el inicio del proceso de radicalización de jóvenes estudiantes que posteriormente se integraron al MAS, uno de los fenómenos más complejos del siglo XX en México. Este trabajo trata de explicar cómo se dio este proceso.
1.- Introducción
En la última década se ha venido dando en México un desarrollo y un despertar en el interés de historiadores e investigadores sociales en el estudio del Movimiento Armado de los años sesenta y setenta, conocido como Movimiento Armado Socialista (MAS) ya que prácticamente todas las organizaciones armadas que surgieron en ese momento, tenían como meta final la implantación del sistema socialista en nuestro país. Son varios los factores que determinan el incremento de investigaciones y análisis sobre este tema, pero considero deben ser tratados en otro momento.
Dentro de este proceso de trabajo de reconstrucción histórica, el Movimiento Estudiantil de 1968 es parte inseparable en el estudio del MAS, como movimiento social, simboliza un hito que marcó una etapa en diversas esferas del país pues involucró diversas fuerzas y sectores sociales, la masacre de Tlatelolco aquella lluviosa noche del 2 de octubre, uno de los casos paradigmáticos de terrorismo de Estado en la historia de México, radicalizó a cientos de jóvenes brigadistas que posteriormente se incorporarían a la lucha armada.
El Movimiento Estudiantil de 1968 es un tema que ha generado infinitas discusiones sobre su papel en el proceso de desarrollo de movimiento armado, es decir hasta qué punto determinó este particular suceso. Esta pregunta no surge por casualidad, un alto número de participantes en el 68 engrosaron las filas de la lucha armada.
Sabemos que los procesos históricos no se dan como hechos aislados, por lo contrario, son bastante complejos y su explicación exige una valoración circunspecta de aspectos sociales, económicos, políticos, ideológicos y hasta ambientales, como es el caso de la guerrilla de Lucio Cabañas en la sierra de Guerrero. La sublevación de los años sesenta y setenta específicamente es un fenómeno muy particular dentro la historia de los movimientos sociales en México.
Teniendo en mente lo anterior, El Movimiento Estudiantil del ’68 no debe ser visto como único factor que dio inicio a la guerrilla de los setenta, pero sí pienso que merece un lugar sobresaliente en esta parte de la historia porque modificó, insisto en muchos sentidos a toda una generación y varios sectores dentro del estudiantado. He aquí el objetivo de esta ponencia, explicar de manera general cómo se fue se dando la metamorfosis en el pensamiento de estos jóvenes que participaron en el Movimiento, desde la lucha abierta y su paso a la lucha clandestina y armada. El Estado intolerante y represor definitivamente es clave en esta cuestión.
2.- Movilización social y represión en México: 1956-1968
La masacre de Tlatelolco no es de ninguna manera el debut de la violencia del Estado mexicano, tristemente fue y continúa siendo una práctica sistemática. Hablar sobre los movimientos sociales del siglo XX y la reacción intolerante del Estado, por desgracia es un tema muy extenso. Por este motivo sólo voy a mencionar las acciones represivas y violentas del gobierno mexicano de los movimientos sociales que son considerados antecesores inmediatos al Movimiento del ’68.
En 1941 durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho se tipifica en el Código Penal Federal el delito de disolución social, legitimando así el derecho a la violencia institucional y a la criminalización de luchadores sociales que la mayoría de las veces demandan causas justas, principalmente por la defensa de sus derechos.
El Instituto Politécnico Nacional[i] representa un elemento esencial en la historia de la represión en México. En 1956 existía una alta demanda de matrículas, cientos de estudiantes asistían de oyentes y otros cientos sobrevivían con la ayuda de estudiantes que gozaban de una beca. Sólo el 10% del estudiantado eran hijos de obreros y campesinos. Contraponiéndose a la situación del Politécnico tan sólo dos años atrás se había inaugurado la Ciudad Universitaria, obra que representó un gasto cuantioso y significativo para el erario público. El presupuesto asignado a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) contrastaba con el asignado al Instituto Politécnico y las Escuelas Normales Rurales, Los estudiantes rápidamente se organizaron y se van a huelga en demanda de más recursos para sus escuelas. El movimiento llega a su fin cuando en la madrugada del 23 de septiembre (fecha cabalística del MAS)[ii]: el Ejército invade las instalaciones del Politécnico. La Secretaría de la Defensa Nacional con el nombre de “Operación P” movilizó a más 1800 soldados[iii], que golpearon y detuvieron a los estudiantes. El gobierno cerró definitivamente el internado del Politécnico, encarcelando a sus dirigentes: Mario Molina y Nicandro Mendoza.
En 1958 aconteció el Movimiento Ferrocarrilero. Fue el 16 de julio cuando el sindicato de ferrocarrileros organizados ya en todo el país pidió aumento salarial y convocó a una marcha que resultó multitudinaria, se les unieron los sindicatos de telegrafistas y telefonistas, estudiantes del IPN, de la Escuela Normal de Maestros. La movilización del 58-59 vino acompañada de intensos meses de represión, detenciones, más paros e incluso el gobierno asesinó a tres sindicalistas. El movimiento ferrocarrilero tuvo el mismo final que el del IPN El 28 de marzo de 1956 el Ejército en operación conjunta con la policía asalta al Sindicato Ferrocarrilero y en mayo es apresado Demetrio Vallejo, Secretario General del Sindicato, electo durante la huelga. Al año siguiente encarcelan a Valentín Campa, líder del movimiento Más adelante en 1968, la liberación de presos políticos llegaría a ser una de las principales demandas, en particular la liberación de Vallejo y Campa.
Un caso notable: El estado de Guerrero
En los albores de años sesenta, Guerrero fue testigo de grandes y diversas movilizaciones sociales pero también víctima de un gobierno criminal. En Guerrero se dan los primeros visos de lo que sería la Masacre del ’68. Hacia 1960 la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense (FEUG) se fue a huelga en demanda de la autonomía universitaria y de mayores subsidios. En este movimiento participa como estudiante y representante de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Lucio Cabañas, ícono del Movimiento Armado Contemporáneo en México. El rector de la Universidad de Guerrero inició una campaña de hostigamiento contra los estudiantes. El gobernador del estado, Raúl Caballero Aburto, hizo uso del ejército. Por otro lado la Asociación Cívica Guerrerense, encabezada por Genaro Vázquez, también ícono de la lucha social del siglo XX, exigía la renuncia del Caballero Aburto por su política represora. EL 6 de noviembre de 1960 en Chilpancingo, capital del estado, el ejército sofocó violentamente una marcha dejando a dos personas gravemente heridas. El 16 de noviembre la represión se da en Acapulco con un saldo de 23 heridos y 200 detenidos. Las movilizaciones y protestas crecen, finalmente en el pueblo de Atoyac, ubicado a 100 kilómetros de Acapulco, en un mitin la policía entra lanzando balas, matando a un asistente. Lucio Cabañas fue detenido y apresado.
La masacre de los copreros
El 20 de agosto de 1967 es una fecha oscura para la historia de nuestro país, aunque desafortunadamente, buena parte del pueblo de México la ignora. En realidad el internacionalmente famoso Acapulco encierra en sus calles una larga historia de luchas sociales y de represión; su historia está intrínsecamente ligada al Movimiento Armado Contemporáneo de México. Ese día ocurrió una masacre en el puerto. Al tratar de entrar unos 800 copreros al edificio de la Unión de Productores de Copra en protesta por el bajo precio de la copra, un comando armado de la policía municipal y estatal atrincherada al interior abren fuego contra los manifestantes, asesinando a 23 personas y dejando decenas de heridos y detenidos.
Tan solo tres meses atrás, el 18 de mayo en un mitin en Atoyac de Álvarez donde Lucio Cabañas tenía mucha influencia y base social, encontrándose los padres de familia de la Escuela Primaria reunidos para discutir la actitud de la directora pues exigía que todos los niños llevaran calzado. La policía abre fuego en plena plaza. Este suceso lleva a Cabañas a pasar definitivamente a la clandestinidad y a iniciar el movimiento guerrillero en Guerrero.
El Ejército invade las Universidades en todo el país
Finalmente quisiera ejemplificar que la invasión por parte del Ejército a las Universidades del país y diversos centros de estudios se convirtió en una práctica sistemática del Estado: En 1962 invade la Universidad Nicolaíta de Michoacán, en 1967 ocupa la Universidad de Sonora, en el mismo año la Universidad de Tabasco, por citar algunos ejemplos. En general los estudiantes luchaban por mejorar las condiciones en sus escuelas y por tener mayor participación en la toma de decisiones, como la elección de sus rectores. En 1964 estalla la huelga de los médicos demandando mejoras para sus condiciones laborales.
Este era a grandes rasgos el panorama nacional del México pre-68, como podemos notar, la década de los cincuenta y sesenta es el preámbulo para el Movimiento masivo y nacional que representó el Movimiento Estudiantil, donde estallan de manera general las profundas contradicciones sociales del México Moderno, donde el llamado milagro mexicano[iv] era ya una pantalla que se resquebrajaba.
3.- Breve cronología del Movimiento Estudiantil de 1968
El inicio
Todo comenzó el 23 de julio, el día anterior había tenido lugar una trifulca entre estudiantes de la Vocacional No. 2, del Instituto Politécnico Nacional, con estudiantes de la Preparatoria Isaac Ocheneterena incorporada a la UNAM, ya existían rencillas entre éstos jóvenes desde tiempo atrás, sin embargo ese miércoles 23 de julio los estudiantes de las preparatorias 2 y 6 en represalia apedrearon la Vocacional No. 2 a consecuencia de los daños sufridos por la escuela Ocheneterena. Hasta aquí todo fue un pleito entre estudiantes, sin embargo intervinieron las fuerzas del orden, los granaderos del 19º Batallón de Infantería al mando del Capitán Manuel Robles, haciendo uso excesivo de fuerza se adentraron en la escuela Vocacional No. 5, golpeando, amenazando y deteniendo a los estudiantes, se dice que dos maestras fueron violadas[v].
La Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), organismo estudiantil perteneciente al IPN convocó a una marcha de protesta y de solidaridad por sus compañeros agraviados de la Vocacional; la marcha tendría lugar el 26 de julio. Por otro lado la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) se dio cita para marchar por el aniversario de la Revolución Cubana. El Departamento del Distrito Federal había autorizado que se efectuaran ambas marchas. Los jóvenes marchistas vuelven a ser crudamente reprimidos en el corazón de la ciudad, se suscitan de nuevo cruentos enfrentamientos, la policía y los granaderos golpean y detienen a los estudiantes, dejando un saldo de decenas de heridos[vi].
Tan sólo tres días después la FNET dio a conocer su pliego petitorio el cual incluía siete puntos: 1) Destitución de los jefes policiacos capitalinos; 2) Destitución de los responsables de las tropelías cometidas contra los estudiantes de la Vocacional No. 5; 3) Indemnización de estudiantes lesionados; 4) Expedición o aplicación de un reglamento que delimite la intervención de los comisionados del orden público; 5) Que desaparezcan las fichas policiacas de estudiantes detenidos; 6) Excarcelación de todos los estudiantes presos e información sobre los desaparecidos; 7) El inmediato desalojamiento de las escuelas de las tropas federales y policiacas.[vii].
El gobierno mexicano respondió nuevamente con más violencia pues el 30 de julio el 2º Batallón de Infantería del Ejército, al mando del General Mazón Pineda lanzó un bazukazo a la puerta de la Preparatoria No. 1 de la UNAM que en aquellos días se encontraba en frente del Zócalo, la cual representaba una obra de arte del siglo XVI.
El rector de la Universidad inmediatamente se pronunció condenando el ataque, el cual también vino acompañado de más represión contra los estudiantes. Las Facultades, Escuelas y Preparatorias de la UNAM, rápidamente empezaron a organizarse. El 1º de agosto el Rector Javier Barros Sierra encabeza una marcha junto con los estudiantes, maestros y trabajadores de la Universidad.
El 4 de agosto los Comités representantes del IPN y de la UNAM dan a conocer un segundo pliego petitorio que tiene seis puntos: 1) Libertad a presos políticos, 2) La renuncia del Jefe y Subjefe de la policía capitalina y del Jefe de Batallón de Granaderos 3) Extinción del Cuerpo de Granaderos.4) Derogación del artículo 145 y 145 Bis[viii], 5) La indemnización a los deudos de los estudiantes fallecidos hasta ese momento y gastos médicos para estudiantes lesionados 6) Deslinde de responsabilidades de los actos de represión cometidos por las autoridades.
El 8 de agosto quedó formalmente constituido el Consejo Nacional de Huelga (CNH), órgano que aglutinó a todas las escuelas y organizaciones de izquierda que se adhirieron al movimiento. EL CNH reivindicó el segundo pliego petitorio. La dirección queda conformada por dos miembros del Comité de Lucha de la UNAM, dos del Comité del Poli (IPN). 1 del la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo[ix] y uno de la Escuela Normal de Maestros. Es importante mencionar que ningún líder de organizaciones estudiantiles reconocidas por el Estado formó parte de la dirigencia del Consejo. La FNET que para ese momento estaba muy desprestigiada ya entre el estudiantado en parte, por su negociación en la huelga de 1956, quedó fuera de la escena, negándole al gobierno la posibilidad de “negociar una salida”.
Conforme iban pasando los días padres de familia, organizaciones obreras y campesinas, de izquierda, el Partido Comunista Mexicano, sacerdotes incluso, se van sumando al movimiento en apoyo a los estudiantes, quienes se organizaron en brigadas que salían a repartir volantes y a botear por las calles y transporte público en toda la Ciudad de México. Estudiantes de diversas escuelas a lo largo del país también empiezan a solidarse y a organizarse, así como otras organizaciones, dando al Movimiento Estudiantil ya un carácter nacional.
Diversos autores han reconocido que el papel de las brigadas estudiantiles fue fundamental en el Movimiento, para muchos representan el corazón del mismo pues gracias a ellas, el Movimiento ganó muchos simpatizantes en todos los sectores de la sociedad y más tarde serán muchos los brigadistas que se incorporaran a la lucha armada de los años setenta, como mencioné anteriormente.
El 13 de agosto se efectuó una marcha ahora mítica para la historia de los movimientos sociales en México, ya que en esta ocasión marcharon con los estudiantes, obreros, campesinos, el Sindicato de Telefonistas y el de Telegrafistas, médicos, ferrocarrileros entre otros gremios, que ya se habían unido al Movimiento, el cual en tan sólo veinte días era una movilización sin precedentes. Marcharon alrededor de cien mil personas hacia al Zócalo de la ciudad.
Fue hasta el 22 de agosto que el Gobierno mexicano habló por primera vez de entablar diálogo con los manifestantes, el Consejo Nacional de Huelga respondió que estaba dispuesto al diálogo y debía realizarse de inmediato. Es en este clima es cuando tiene lugar otra marcha histórica, la del 27 agosto donde marcharon alrededor de 400 mil personas. Se efectuó un mitin en el Zócalo y al parecer unos provocadores izaron la bandera rojinegra en lugar de la bandera nacional e hicieron repicar las campanas de la Catedral Metropolitana. Esto lo tomó el gobierno como una grave ofensa a dos íconos nacionales y el linchamiento mediático contra el Movimiento no se hizo esperar. Cabe reiterar que todas las movilizaciones venían acompañadas de golpizas, lanzamiento de gases lacrimógenos y detenciones de cientos de estudiantes por parte de la policía y los granaderos.
EL 1º de septiembre el presidente Gustavo Díaz Ordaz rinde su Cuarto Informe de Gobierno en el cual dio claros indicios de lo que tenían preparado para los estudiantes y sus seguidores. Díaz Ordaz manifestó: “Hemos sido en exceso tolerantes y sabemos con certeza que fuerzas externas al seno del Movimiento están agitando al país[x].No quisiéramos hacer uso de la fuerza, pero si es necesario lo haremos”. Sin embargo nadie llegó a imaginar a qué grado harían uso de las armas.
Crece la represión
El 18 de septiembre la política represiva del gobierno dio un giro muy negativo con una redada masiva: por la noche en medio de un mitin del CNH, en la Facultad de Medicina, el Ejército irrumpió en Ciudad Universitaria, la Secretaría de la Defensa Nacional movilizó miles de soldados, que llegaron con tanques a detener a cientos de universitarios, incluyendo a padres de familia. El rector Javier Barros Sierra, indignado condena la invasión de la Universidad por parte del Ejército y el atentado que sufría la autonomía universitaria, presenta su renuncia, la cual no es aceptada.
Por otro lado la policía, los granaderos y soldados sembraban verdadero terrorismo de Estado en los barrios de la ciudad y las escuelas, ya que se suscitaban balaceras nocturnas afuera de las preparatorias y las vocacionales, en Chapingo, en los barrios de Tlatelolco, Zacatenco (donde se encuentran las principales instalaciones del Politécnico). Quisiera compartir un relato de mi madre: ella se encontraba en la colonia Iznahualtongo, cerca del centro de la ciudad, ciando una noche se encontraba cuidando a sus sobrinos pequeños que vivían ahí, de pronto se escuchó un tiroteo, teniendo que decirle a los niños que se escondieran debajo de la cama.
EL 23 de septiembre es el turno del Politécnico: el ejército invadió con lujo de violencia sus instalaciones en el Casco de Santo Tomás, la represión fue aún mayor que en Ciudad Universitaria días anteriores, los soldados llegaron con metralletas pero los estudiantes del Poli opusieron mucha resistencia y trataron de combatirlos, hubo muertos, heridos y detenidos. A la media noche del 24 de septiembre el Ejército toma las instalaciones de Zacatenco, también pertenecientes al Instituto Politécnico.
La fatídica Noche de Tlatelolco: 2 de octubre de 1968
La movilización de lo que sería una de las noches más tristes para la historia de México comenzó por la mañana. Elementos del ejército, de la policía y del Estado Mayor Presidencial empezarían a ocupar sus trincheras de muerte. Desde las diez de la mañana a las dos de la tarde sitiaron la zona centro de la ciudad, Ciudad Universitaria, el Casco de Santo Tomás, la Ciudadela, las Vocacionales y la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. También en la mañana francotiradores y militares vestidos de civiles llegaron a Tlatelolco y ocuparon los edificios de la Unidad Habitacional llamado Chihuahua y de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ambos se encuentran justo en frente de la Plaza. Se presume que eran miembros del Estado Mayor Presidencial, al mando del Capitán Luis Gutiérrez Oropeza, jefe del Estado Mayor. Estos elementos se posicionaron en los pisos de arriba, en la azotea y al interior de algunos departamentos. Los habitantes de la Unidad no tuvieron luz, ni teléfono durante todo el día.
El Consejo Nacional de Huelga tenía programado un mitin en la Plaza de Tlatelolco a las 17:00 horas. Media hora antes el ejército había cercado el lugar con soldados y con tanques.
El gobierno ya tenía preparados también cárceles, hospitales y el Campo Militar Número Uno para encerrar a los dirigentes del Movimiento.
El mitin dio inicio a las 17:30, se tenía pensado realizar marcha con dirección al Casco de Santo Tomás la cual se suspendió porque los asistentes estaban prácticamente sitiados por el Ejército. Ya casi por terminar el discurso de los oradores, a las 18:15 el Ejército toma sus posiciones y a las 18:30 horas brilló en el cielo una estrella de muerte: las luces de bengala.
Yolanda Casas, luchadora social desde el inicio de los sesenta, militante de la Liga Comunista Espartaco hasta 1968, brigadista del Movimiento y más tarde líder del Comando Armado Lacandones, comparte su testimonio:
“Al ver en el cielo la ráfaga de luces hubo un silencio generalizado, tensión ante las luces de bengala, yo pensé que eran cohetes. Por el altavoz los oradores de la tribuna nos decían que nos tranquilizáramos, que no pasaba nada. Fue en ese momento cuando empezaron a llover los balazos, la gente trataba de huir pero éramos tantos que las salidas estaban obstruidas, alcancé a ver montañas de gente, unas sobre otras arrastrándose por el piso, estábamos aterrados y desesperados. Vi como los helicópteros colgaban sobre nosotros disparando con metralletas. Los soldados nos cercaron las salidas, pero no dispararon, si hubieran querido nos hubieran matado en ese momento. Yo estaba embarazada de dos meses y tenía una hija de dos años, sólo pensaba en ella y en la manera de que alguien pudiera avisarle qué me había pasado en caso de morir. Finalmente los soldados atrincherados nos gritaron ¡Pélense ahorita! Y nos dejaron escapar.”[xi]
La balacera intensa duró alrededor de media hora pero se mantuvo intermitente hasta las 20:30 horas. Hacia las 21:00 horas todos los departamentos de todos los edificios eran cateados con lujo de violencia por los elementos de las fuerzas armadas. El saldo fue de 300 muertos aproximadamente, miles de heridos y miles de detenidos, tan sólo al Campo Militar Número Uno llegaron 363, entre ellos los máximos dirigentes que fueron interrogados, torturados y posteriormente procesados con cargos falsos. Con motivo de los XIX Juegos Olímpicos varios periodistas extranjeros se encontraban en Tlatelolco, fueron cateados y les quitaron las películas de sus cámaras y sus grabadoras por elementos del ejército. Oriana Fallaci, la legendaria periodista italiana fue herida y estando internada el gobierno mexicano le envió un arreglo floral.
El Batallón Olimpia es una sombra negra que persiste y que cubrió el Movimiento de 1968, fue un grupo paramilitar creado por el Capitán Fernando Gutiérrez Barrios en ese entonces Director Federal de Seguridad, conformado por miembros del ejército, de la policía, del Estado Mayor Presidencial que inició sus operaciones prácticamente con el movimiento. Se les conoce como los del “guante blanco” pues hay testigos de que llevaban un guante blanco el 2 de octubre y ellos fueron quienes dispararon desde los departamentos de la Unidad, al mando del Capitán Ernesto Gómez Tagle.
La represión fue brutal y el mensaje claro y contundente: No habría diálogo, ni apertura democrática, sólo sangre y violencia. A partir del Movimiento, el Estado recrudeció su política represiva: fortaleció su red de espionaje e infiltración en las escuelas así como a las organizaciones porriles, el caso paradigmático son Los Halcones, grupo paramilitar creado en 1970 y que fue utilizado para masacrar cuerpo a cuerpo a los estudiantes en la marcha del 10 de junio de 1971[xii]. Sin embargo, el Estado nunca imaginó que esta represión sistemática despertaría la conciencia y el ímpetu revolucionario en miles de estudiantes.
4.- El legado del Movimiento Estudiantil
1968 marcó una época de ruptura entre la juventud mexicana, fueron tiempos de rompimiento con los valores preexistentes, escenario del auge de la contracultura, donde el movimiento feminista creció, así como la idea de igualdad entre el hombre y la mujer. Estos jóvenes quisieron ser tratados como ciudadanos y ansiaban una apertura en todos los niveles así como el fin del autoritarismo. El historiador Enrique Condés Lara explica que la generación del ’68 es la primera generación del México predominantemente urbano y la primera que creció con la televisión teniendo la oportunidad de construir una visión global de su entorno y del mundo. Fue una generación llena de símbolos e ídolos en todos los sentidos: El Che Guevara, Fidel Castro, los Tupamaros de Uruguay, Los Beatles, Bob Dylan, por citar algunos. Los jóvenes crecieron dentro del contexto de la Guerra Fría: Capitalismo vs. Socialismo. Condés afirma que en el ’68 es cuando se produce un choque frontal entre dos generaciones. Las manifestaciones en contra de la invasión norteamericana a Vietnam alrededor del mundo significaron un claro indicio de una juventud que NO se alineó al sistema. [xiii]
El 68 mexicano simboliza el despertar de la sociedad civil y pone de manifiesto profundas contradicciones que se venían dando en nuestro país desde décadas atrás: el discurso nacionalista cimentado en la Revolución de 1910 ya era obsoleto para la juventud, exhibió el profundo descontento social y de las masas. Paradójicamente el Movimiento Estudiantil de 1968 movilizó a toda la izquierda mexicana, pero también la fracturó en dos grandes tendencias: seguir luchando por la vía democrática y abierta o pasar a la clandestinidad y transformar al país por medio de la lucha armada. En otras palabras, el Movimiento Estudiantil rebasó a la izquierda tradicional, dando origen a una verdadera izquierda revolucionaria.
El Movimiento Estudiantil permitió que muchísimas organizaciones políticas, estudiantiles y de izquierda se conocieran entre sí, entrando en contacto con otros sectores y con las más diversas corrientes ideológicas.
La represión no amedrentó a muchos jóvenes, el movimiento se apagó pero no sus mentes, ni sus inquietudes, quedaron sedientos de discusión y de participación pero sobretodo de un implantar un cambio profundo y radical en todas las estructuras del país, lo cual implicaba erradicar las desigualdades sociales, tan marcadas en la sociedad mexicana. Y esto el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz no lo supo entender, pretendió apagar esta efervescencia social e ideológica al viejo estilo, creyó que 1968 aún era el México de los años cuarenta, el Estado jamás dilucidó que México estaba cambiando y que el año de 1968 marcaría un antes y un después en la historia contemporánea de nuestra nación. La masacre del Tlatelolco puso en evidencia la política represiva y aniquiladora del Estado mexicano.
Si bien con la masacre de Tlatelolco el gobierno mexicano logró sofocar el movimiento, no ocurrió así con la politización que miles de estudiantes habían adquirido. El Movimiento de 1968 dejó rastros de activismo en lo jóvenes, de participación juvenil, se reorganizaron, surgieron muchísimos círculos de estudio y se crearon espacios para la discusión política que los llevó a analizar de manera profunda la situación del país en todos sus aspectos, pero sobre todo analizar las grandes contradicciones y desigualdades al seno de la sociedad mexicana. Para Joel Ortega Juárez, militante del PCM manifestó: “Es precisamente en los brigadistas del 68 en quienes se incuba la idea de resistir por medio de la lucha armada”[xiv].
5.- El Movimiento Estudiantil de 1968 en la visión de los exmilitantes del Movimiento Armado Socialista en México
Considero que la cantidad de testimonios de exmilitantes del Movimiento Armado Socialista de los años setenta, que hacen referencia al Movimiento Estudiantil de 1968, es abrumadora, los exmilitantes del MAS que participaron hablan de la gran confluencia que hubo entre organizaciones de izquierda y que sin duda los puso en contacto con una lucha conectada a la realidad mexicana[xv]. Es decir, pasaron de una participación política cuyas demandas se enfocaban a mejores condiciones académicas o sindicales, a una participación política que buscaba la transformación completa del sistema y que exigía el uso de las armas para lograrlo. Carlos Salcedo García, fundador y dirigente del grupo Lacandones opina con respecto al Movimiento del 68: “Sentimos que con la represión el camino abierto ya no era una opción, pasamos por un proceso de radicalización que nos puso en franco conflicto con organizaciones de izquierda que aun veían posibilidades en el camino de la línea electoral y abierta”[xvi].
Es necesario reiterar que en México la guerrilla rural ya estaba dada en ese momento pero es imprescindible puntualizar que la gran mayoría, a mi modo de ver eran estudiantes, que dieron origen al nacimiento de la guerrilla urbana. Como mencioné al presentar esta investigación el decir que el MAS surge en México a raíz del Movimiento de 1968 sería un argumento simple, llano y pobre. Sabemos que en México se estaba gestando un cambio en las estructuras de pensamiento de diversos sectores de la sociedad, sabemos que el Ejército ya había irrumpido repetidas veces en las universidades a lo largo del país. Había grupos que antes de 1968 ya discutían la formación de organizaciones armadas, como es el caso del Movimiento de Acción Revolucionaria, un grupo de jóvenes estudiantes que fueron a la Unión Soviética a estudiar a la Universidad de los Pueblos, Patricio Lumumba, hacia 1965, allá ya se planteaban la transformación de México por medio de la lucha armada, la Revolución cubana les hacía pensar que esto era posible. El grupo que históricamente se conoce como Los Lacandones desde 1967 también ya se veían a sí mismos como una organización armada. 1968 fue la avalancha que desencadenó el surgimiento de otras organizaciones armadas, generalizó esta visión en cientos de estudiantes como el Frente Urbano Zapatista, Comandos Armados del Pueblo entre varios más.
Arturo Rivas Jiménez, ex militante del Grupo Lacandones y posteriormente de la Brigada Roja de la Liga Comunista 23 de Septiembre[xvii] comenta lo siguiente sobre el Movimiento Estudiantil:
“Estudiaba en la Preparatoria No. 9 de la UNAM, yo pertenecía a un grupo cultural llamado “Tepuscalli” el cual organizaba ciclos de cine y conferencias. De manera natural al estallar el Movimiento nos incorporamos al Comité de Lucha de la escuela y sufrimos un intenso proceso de politización[xviii]. Fue el ’68 lo que nos marcó, fue estar en contacto con ideas nuevas, fue un torrente de socialismo. La represión a nuestro entender era una derrota, nos demostró que los canales democráticos estaban cerrados. A mí en lo personal me dejó indignado. Seguimos haciendo trabajo político con las masas, yo andaba con los compañeros Joel Chávez Treviño, Valente Estrada quien era ferrocarrilero, ambos fueron fundadores de Los Lacandones. A partir de 1968 ya nos fuimos planteando otro tipo de organización, una organización de tipo armada y clandestina con más preparación política, que exigía una preparación militar”[xix].”
He venido mencionando que 1968 estampó la ruptura definitiva entre dos corrientes: la izquierda llamada reformista y la izquierda radical., el cual no surge propiamente durante el Movimiento pero volvemos a lo mismo, es en este momento cuando la contradicción estalla. Yolanda Casas Quirós explica cómo se fue dando este proceso:
“Yo empecé a participar políticamente a principios de los años sesenta, estábamos por la emancipación del proletariado, teníamos mucho trabajo social con las masas, con obreros, textileros, campesinos. Yo era parte de la Liga Comunista Espartaco pero justo a principios de 1968 yo me separé de la organización, percibía en ella un estado de descomposición, sus objetivos se habían desviado, yo sentía que la LCE estaba en decadencia. Fue en ese momento cuando estalla el Movimiento. Después de esto me dí cuenta que los cauces democráticos y para el diálogo estaban cerrados. Pienso que muchos compañeros también pensaron en otro tipo de lucha, en otras formas y muchos estudiantes reaccionaron a la represión tan brutal. Tuvimos la necesidad de reorganizarnos en esta disyuntiva ( la que se planteaba dentro de la izquierda: la lucha abierta o la armada) y decidí incorporarme al movimiento armado. Sabíamos que era importante continuar con el trabajo de masas pero que la organización debía tener brazos armados. Para este momento la organización aún sin nombre ya había tenido contacto con Genaro Vázquez y Lucio Cabañas y sabíamos que otras organizaciones ya también comenzaban a armarse.”[xx]
Finalmente quiero cerrar esta exposición de visiones en los militantes del MAS, citando a Raúl Ramos Zavala[xxi], uno de los máximos teóricos del Movimiento Armado Socialista. “El tiempo que nos tocó vivir”, forma parte uno de sus documentos más célebres por sus propuestas y por la calidad del análisis del contexto social y político de aquél entonces. Ramos Zavala abordó en él la Movilización de 1968:
“En el 68 todas las organizaciones de izquierda fueron puestas a prueba; actuamos con gran convulsión sin un sentido realista del destino de esa insurgencia esencialmente estudiantil. El movimiento lanzó muchas interrogantes que la izquierda revolucionaria ignoró como plantearse el qué hacer ante tal represión. El movimiento estimuló profundamente la sensibilidad política de sus militantes.”[xxii]
En el documento, Ramos Zavala incluye un apartado especial titulado: Necesidad de la Acción de Autodefensa en el cual plantea que la fuerza represiva del Estado es el principal impedimento que enfrenta el movimiento de masas, por esta razón se han desarrollado de manera instintiva y de conservación grupos de autodefensa[xxiii].
Conclusiones
Me parece que el texto deja una idea suficientemente clara al lector del ambiente que se respiraba en México: el movimiento social que pulsaba de manera aislada e independiente de cada sector que durante el Movimiento Estudiantil es cuando grupos de protesta se aglutinan y donde se da una gran identificación: todos demandan democracia, igualdad, justicia y participación política en la vida del país.
El Movimiento Estudiantil influyó drásticamente en la visión de cientos de estudiantes, en un inicio adquirieron conciencia social y política, el contacto con las masas y con la realidad mexicana sembró en ellos la convicción de transformar el país de manera profunda y completa a través de la implantación del socialismo en México. La represión y el autoritarismo del Estado les dejaron claro que esta transformación sólo se daría por medio de la vía armada. Fue así que cientos de jóvenes a lo largo y ancho del país dejaron de lado su proyecto personal para incorporarse a un proyecto colectivo que fue la lucha armada por la implantación del socialismo en México. Finalmente lo que consigue este movimiento es la apertura política del Estado hacia los partidos de izquierda en el ámbito electoral, justo lo que demandaba el Partido Comunista Mexicano al presidente Díaz Ordaz en 1968, la lucha del Comité Nacional Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados por Motivos Políticos de México (CNPPPDEM) logra la amnistía de los primeros presos políticos en 1978, pero sobre todo su legado más importante es el inicio de la construcción de una cultura por los derechos humanos en México.
El saldo negativo de esta guerra es de miles de torturados en instalaciones militares que fungieron como cárceles clandestinas, cientos de muertos y ejecutados extrajudicialmente, 800 desapariciones forzadas plenamente acreditadas y las secuelas físicas, económicas y psicológicas de otros millares de personas incluyendo víctimas y familiares de la llamada Guerra Sucia en México, en otras palabras una secuela de crímenes de lesa humanidad y terrorismo de Estado.
Bibliografía
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-Salcedo Carlos. El otro 68 y el movimiento guerrillero. Documento inédito. 2007.
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-Sotelo Marbán, José. Coordinador. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana: ¡Qué no vuelva a suceder! México, 2006, PGR. Inédito. p. 884.
Hemerografía
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Testimonios
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-Condés Lara, Enrique. Entrevista a Yolanda Casas Quiroz. 8 de abril de 2001.
-Condés Lara, Enrique. Entrevista a Carlos Salcedo. 18 de diciembre de 2000.
-De la Rosa, Fiona de la. Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. 6 de -diciembre de 2004.
-De la Rosa, Fiona. Entrevista a Arturo Rivas Jiménez. 6 de diciembre de 2004.
-Miranda, Luis Sergio. Entrevista a Carlos Salcedo. 2004
[i]La historia del Instituto Politécnico Nacional data del siglo XIX, se funda con el nombre Escuelas de Agricultura y Artes y Oficios.. Por la Intervención Francesa tuvo que cerrar sus puertas temporalmente e incluso denominarse Escuela Imperial de Comercio en 1866. En pleno siglo XX ya trascurrida la Revolución Mexicana de 1910, el presidente Álvaro Obregón expide el decreto de creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921. Finalmente en 1936 la fundación del Instituto Politécnico Nacional, propiamente, se origina con la agrupación de algunas de las escuelas profesionales ya existentes: Comercio y Administración, Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Ingeniería Textil, Medicina Homeopática, Ingeniería y Arquitectura -que resultó de la transformación de la Escuela Superior de Construcción-, Ciencias Biológicas -que se fundó teniendo como base la Escuela de Bacteriología de la Universidad Gabino Barreda-, y todas las Escuelas de Artes y Oficios Industriales y Comerciales .
[ii]El 23 de septiembre es una fecha muy importante para el Movimiento Armado Socialista y para el Instituto Politécnico Nacional. El mismo día pero en 1965 con el asalto el cuartel de Madera en Chihuahua, donde el Grupo Popular Guerrillero al frente del profesor Arturo Gámiz irrumpen en el cuartel militar de dicha ciudad, inspirados en la Revolución Cubana, el comando prácticamente es masacrado, quedando sólo seis sobrevivientes no teniendo más opción que esconderse en la sierra.
[iii] Marcué Padiñas, Manuel, compilador. El Internado del Instituto Politécnico Nacional. México, Iguana, 2006. Pg. 52
[iv] El periodo del Milagro Mexicano comprende las décadas de los cuarenta y cincuenta, país iniciado al término de la Segunda Guerra Mundial representa el periodo de industrialización del país y la aceleración y crecimiento de la economía nacional.
[v] Sotelo, José. Coordinador. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana: ¡Qué no vuelva a suceder! México, 2006, PGR. Inédito. Pg. 51
[vi] Según informes de la Dirección Federal de Seguridad un grupo potril llamado “Los Chóforos” instigaron en la marcha-mitin a los estudiantes a dirigirse rumbo al Zócalo en solidaridad con Cuba. La Federal de Seguridad culpa a la FNET de haber iniciado la revuelta en Sotelo, José. Coordinador. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana: ¡Qué no vuelva a suceder! México, 2006, PGR. Inédito. Pg. 77
[vii] González Guevara, Rodolfo, “Respuesta del Lic. Rodolfo González Guevara al pliego presentado por la FNET”, Periódico El Día, México. 1º de agosto de 1968.
[viii] El artículo 145 y 145 bis hacen se refieren al delito de disolución social en el Código Penal Federal Mexicano.
[ix] Hoy Universidad Autónoma de Chapingo, creada en 1854 como Escuela Nacional de Agricultura.
[x] Sotelo, José. Coordinador . Op. Cit. Pg. 84
[xi] Condés Lara, Enrique. Entrevista a Yolanda Casas Quiroz.
[xii] Los Halcones fue un grupo paramilitar creado por el presidente Luis Echeverría y Alfonso Martínez Domínguez, regente del Departamento del Distrito Federal. A raíz de la masacre de Tlatelolco el ejército quedó muy desprestigiado, por ello fueron reclutados miembros dados de baja o desertores del Ejército Mexicano y fueron entrenados en artes marciales y algunos en el uso de las armas. Aparecieron en la nómina del Departamento del Distrito Federal con un abundante sueldo. El 10 de junio de 1971, estudiantes de diversas escuelas, universidades, preparatorias, de la Normal , vocacionales, etc. Se dan cita en un marcha - mitin en las inmediaciones de la Escuela Normal de Maestros, en solidaridad con la Universidad de Nuevo León, cuyos estudiantes demandaba la implantación de la ley orgánica que daba más participación a los estudiantes. Los halcones llegaron con varas de bambú y algunos con armas golpeando a los estudiantes y asesinando a Jesús Martín del Campo, entre otros estudiantes.
[xiii] Condés Lara, Enrique. Años de rebelión y esperanza en Asalto al Cielo: Lo que no se ha dicho sobre
el ’68. México, Océano, 1998. P.D. 22. Enrique Condés Lara fue miembro de la Liga Comunista Espartaco y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria Estudiantil (MIRE), en 1967 cuando Ernesto Che Guevara es asesinado en Bolivia participa en un comando que lanzó una bomba simple a la embajada de Bolivia, Condés estuvo preso en el Penal de Lecumberri hasta 1973.
[xiv]En Asalto al Cielo: Lo que no se ha dicho sobre el ’68. México, Océano, 1998. Pg. 17
[xv] Rosa, Fiona de la. Entrevista a José Luis Moreno Borbolla. 6 de diciembre de 2004.
[xvi] Miranda, Luis Sergio. Entrevista a Carlos Salcedo.
[xvii] La Liga Comunista 23 de Septiembre fue quizá la organización guerrillera más importante del Movimiento Armado Socialista de México porque logra aglutinar a un conjunto de grupos armados más pequeños, llegó a tener cuadros prácticamente en casi todo el país y tuvo una duración de casi una década: 1973-1982. Aunque no lo menciona en sus entrevistas, Arturo Rivas es primo hermano de David Jiménez Sarmiento, quien llegó a convertirse en uno de los máximos dirigentes de la Liga. Arturo y David presenciaron la masacre del 2 de octubre.
[xviii] Rosa, Fiona de la. Entrevista a Arturo Rivas Jiménez.
[xix] Condés Lara, Enrique. Entrevista a Arturo Rivas Jiménez.
[xx] Condés Lara, Enrique. Entrevista a Yolanda Casa Quirós.
[xxi] Raúl Ramos Zavala nació en Durango el 25 de octubre de 1948. Siendo estudiante de Economía en la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey, en 1966 ya era Presidente de la Comité Central Estatal de la Juventud Comunista Mexicana. Participó en el Movimiento Estudiantil ya como profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. Fundador y dirigente del grupo Los Procesos, que con el tiempo se convirtió en una organización político-militar. Organizó y participó en el llamado Triple asalto bancario, que en realidad sólo fueron dos, efectuados simultáneamente en Monterrey. Murió en combate el 6 de febrero de 1972 en un enfrentamiento con la policía en la Ciudad de México. De él surge la idea de que todas las organizaciones guerrilleras del país debían unificarse en una sola: Una Organización Partidaria; aunque esto no se llevó a cabo en su totalidad, la Liga Comunista 23 de Septiembre nace como resultado de la propuesta de Ramos Zavala.
[xxii] Ramos Zavala, Raúl. EL tiempo que nos tocó vivir. México, Editorial Huasipungo, 2003 pg.36
[xxiii] Ramos Zavala, Raúl. Op. Cit. pgs. 55 y 56.
"Una visión retrospectiva de los Movimientos Armados en México"
Orígenes del Movimiento Armado Socialista
Por José Luis Moreno Borbolla
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales, A.C.
Lo queremos todo, lo nunca nuestro, lo siempre ajeno
Cuando se mencionan los orígenes del Movimiento Armado Socialista (MAS) en México, algunos investigadores los relacionan con la represión al movimiento estudiantil-popular del 68 o a la matanza del diez de junio del 71, en el mejor de los casos, lo sitúan el veintitrés de septiembre de 1965, cuando el Grupo Popular Guerrillero (GPG) intentó asaltar el cuartel de Ciudad Madera, Chihuahua. Pero, existe en casi la totalidad de los sectores de la sociedad el desconocimiento de las causas y de los orígenes del MAS. Otro de los problemas a los que nos enfrentamos es la visión de que el movimiento armado se encontraba desvinculado de la sociedad y de la izquierda, que era ajeno hasta de nuestra historia. México ha acumulado una larga experiencia histórica de grupos que han recurrido a la violencia cuando las condiciones políticas, económicas o sociales lo han requerido, las grandes transformaciones o luchas libertarias del pueblo han estado ligadas a lucha armada.
Marco general
El Movimiento Armado Socialista en México surge dentro de un complejo contexto internacional. El mundo se encontraba dividido en dos grandes bloques: el capitalista, representado por los Estados Unidos de Norteamérica y el socialista por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, ambos bloques se encontraban enfrentados no sólo en el terreno militar, conformándose el Pacto del Atlántico (OTAN) en abril de 1949 por el “mundo occidental” y el Pacto de Varsovia en 1955 por la URSS. La OTAN sostenía que era necesario “salvaguardar la libertad patrimonio común y la civilización de los pueblos, fundados en los principios de la democracia, la libertad individual y el imperio del derecho”, mientras el Pacto de Varsovia signaba en su acta constitutiva “convencidos que los Estados pacifistas de Europa deben adoptar las medidas necesarias para garantizar su seguridad”. El surgimiento de estos bloques político-militares da inicio a la carrera armamentista. El enfrentamiento se da también en el terreno ideológico-político, a esta pugna se le llamó la Guerra Fría, que dividió al mundo. Sí Europa es el principal escenario de la confrontación, ésta se extiende a Asia, África, Oriente Medio y América Latina.
En Asia, el triunfo de la revolución china, la guerra en Corea y la derrota de los franceses en Dien Bien Phu, trastoca la correlación de las fuerzas enfrentadas a nivel mundial, ampliando el bloque socialista. Con la partición de Palestina y creación del Estado de Israel, el 15 de mayo de 1948, el Oriente Medio entró a la contienda de la Guerra Fría, el islamismo y nacionalismo panárabe cobró una fuerza inusitada, junto con el norte de África, en choque con ingleses y franceses, nuevas identidades nacionales y estatales surgieron, dando paso a las luchas de liberación nacional en el continente africano y el sureste asiático.
Además de se da la división al seno del sistema socialista, entre la URSS y China continental, lo cual fracciona al movimiento comunista mundial entre estas dos grandes corrientes del pensamiento socialista. El resultado de tal división se hizo evidente en la conformación de diferentes expresiones de la lucha revolucionaria y las vías para la toma del poder, para la instauración del sistema socialista. La Unión Soviética, en 1956, adoptaba la política de la coexistencia pacífica, la República Popular China sostenía que el imperialismo era un tigre de papel que podría ser fácilmente derrotado. Con el tiempo los seguidores de los soviéticos adoptan la coexistencia pacífica como el eje de su política, abandonando la revolución eje de la teoría marxista-leninista, ubicándose en el campo del reformismo.
Mientras la OTAN y los Estados Unidos cambian la doctrina de represalia masiva por la denominada respuesta flexible consistente en responde de acuerdo a la gravedad de la situación, hasta la amenaza de la utilización de las armas atómicas. Al interior de los países capitalistas se desata una campaña anticomunista feroz que alcanza niveles de perseguir a todo pensador progresista en todas las áreas de la cultura, la ciencia, sindicalistas, etcétera, bajo el amparo de la defensa de las libertades individuales y la propiedad privada, se atropelló derechos, violando innumerables leyes y normas, se calumnio y arruinó la carrera personalidades progresistas, desatando una cacería de brujas que llegó a la histeria colectiva.
Latinoamérica quedó inscrita en la zona de influencia de los Estados Unidos, durante la guerra fría se instrumentaron el Tratado de Asistencia Mutua, en 1947 y la carta de Bogotá en 1948, que dieron vida a la Organización de Estados Americanos, organismo que sirvió como marco para la firma de convenios de defensa mutua, así, política y militarmente el continente quedo bajo la hegemonía norteamericana. Lo cual permitió que el presidente Eisenhower, a mediados de 1954, declarar que el continente estaba “estaba libre de toda vanguardia comunista estable”.[i]
En enero de 1959, el movimiento 26 de julio y el ejército rebelde tomaron la Habana, en tan sólo tres años los rebeldes derrotaron la dictadura Batista. A todo mundo sorprendió, en particular a los norteamericanos y soviéticos, por no saber de bien a bien su propuesta ideológica, el propio secretario general del PCUS reconoció no saber qué orientación política que su régimen podría seguir[ii].
Con el triunfo de la revolución cubana se amplía el marco de confrontación entre los bloques. La vasta influencia y atracción que la revolución cubana tuvo en la formación de las guerrillas en el Cono Sur del continente americano, es innegable, decenas de miles de jóvenes radicalizados del continente y la consecuente aparición de organizaciones armadas en Venezuela, Brasil, Colombia, Uruguay, etcétera, son muestra de ello, sin dejar de lado la aparición de la guerrilla socialista en México en los años 60’s.
La respuesta de los Estados Unidos no se hizo esperar, la intensificación en la preparación de militares latinoamericanos en Escuela de las Américas fue hasta septiembre de1975, un total de 33,147, mientras en 1964 había sido de 16,343, en el transcurso de 11 años del 64 al 75 se entrenaron 16,804 militares. De ellos, en octubre de 1973, 170 eran jefes de gobierno, ministros, comandantes generales o directores de departamentos de inteligencia en sus países[iii]. Destacan dentro de los programas de instrucción, materias relacionadas con las guerras irregulares, estructuras clandestinas, control de motines, inteligencia y contrainteligencia.
México en el contexto de la guerra fría combinó la tradicional política exterior, llamada Doctrina Estrada, de no intervención y respeto a la soberanía de las naciones, con las necesidades de desarrollo que requería, expandiendo la exportación de materias primas, petróleo y mano de obra. “Aprovechando su importancia táctica y estratégica, compartiendo la larga frontera del sur de Norteamérica. Era prioritario garantizar su lealtad y colaboración, evitar la desestabilización y erradicar la infiltración comunista, estas fueron las prioridades desde la visión norteamericana, en la relación bilateral.”[iv]
Los gobiernos mexicanos fueron hábiles negociadores y en diferentes ocasiones se enfrentaron a los Estados Unidos, como fueron, entre otros, los diferendos: de la discusión de la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), en 1948, “la delegación mexicana objetó los proyectos de creación de un Consejo de Defensa Interamericano; a su juicio, más que un pacto militar, el nuevo organismo regional debería, como finalmente consiguió, contemplar los asuntos económicos, sociales y culturales”[v] Oponerse a la iniciativa norteamericana de expulsar a la República Cubana de la organización regional (OEA), fue uno de los momentos de mayor tensión entre los gobiernos mexicano y norteamericano, sin dejar de admitir “la incompatibilidad entre el marxismo-leninismo y el sistema interamericano”[vi] Otro importante desacuerdo se dio cuando la intervención militar norteamericana en la República Dominicana, oponiéndose a la creación de una fuerza interamericana de paz, en cambio presento un proyecto de resolución demandando el retiro de las tropas norteamericanas. A pesar de estos desacuerdos, que daban la apariencia de ser gobiernos progresistas -los mexicanos- hacia el exterior, se mantuvo la campaña anticomunista propia de la guerra fría, al interior del país, manteniendo a la mayoría de las organizaciones de izquierda en la ilegalidad, con la excepción del Partido Popular Socialista (PPS).
En tema de seguridad interna y lucha contra la subversión, la colaboración ha sido amplia, entre los gobiernos norteamericano y mexicano. En la obra, de próxima aparición, del historiador Enrique Condés Lara, Represión y Rebelión en México (1959-1985) Tomo I, se documenta ampliamente el hecho. “La presencia e influencia de los aparatos de espionaje norteamericanos en sus equivalentes mexicanos fue constante. no hubo nunca un momento en que se pusiera entredicho su estrecha alianza en materia de seguridad y estabilidad regional.”[vii]
La preparación de elementos del ejército en escuelas militares de Norteamérica ha sido constante, “Si nos basamos en los datos de School of the Americas Watch, SOA Students and Instructors from Mexico 1953-1996, information scanned from documents provided by the US Army School of the Americas under the Freedom of Information Act, podemos inferir que entre 1950 y 1980 fueron preparados en la Escuela de las Américas 340 militares mexicanos: 2 cabos, 1 Marino, 30 Sargentos 2º, 18 Sargentos 1º, 9 Sargentos, 31 Subtenientes, 2 Tenientes 2º, 13 Tenientes 1º, 97 Tenientes, 7 Capitanes 2º, 11 Capitanes 1º, 52 Capitanes, 29 Mayores, 27 Tenientes Coroneles, 8 Coroneles, 1 General de Brigada, 1 Primer Maestre I. M., y 1 Capitán 1º D.E.M, de los cuales aproximadamente el 85% cursó estudios que los capacitaron para involucrarse en actividades operativas de contrainsurgencia en todas sus técnicas y fases de implementación.”[viii] Este es sólo uno de los aspectos en los cuales se ha implementado la cooperación entre ambos países, Pero también se ha dado instrucción a los integrantes de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad y a los cuerpos policíacos, la DFS fue conformada, en enero de 1947, bajo la influencia del Buró Federal de Inteligencia (FBI).
Otro elemento a tomar en cuenta es el surgimiento de una generación que no sólo fue influenciada por la revolución cubana y su Segunda Declaración de la Habana que postulaba:
Y ¿qué enseña la revolución cubana? Que la revolución es posible, que los pueblos pueden hacerla... [ix]
Sino también, fue una generación de ruptura a escala planetaria, la cual abarcaba todos los ámbitos de la vida. Los jóvenes de los 60’s y 70’s crecieron en un mundo, que iniciaba el desarrollo de las comunicaciones por medio de la televisión, unidad de imagen y sonido, el sonido transformado en rebeldía, la aparición del Rock and Roll, al lado de este aparecieron movimientos como los hippies, cambios en la moda que rápidamente se expandieron creando desasosiego en las buenas conciencias, la píldora anticonceptiva y la revolución sexual, el movimiento feminista y su demanda de “nuestro cuerpo nos pertenece”, dieron paso a nuevas formas de relacionarse y de solidaridad.
Enfrentados por un lado, entre las innovaciones tecnológicas, la comunicación y el progreso, además, su condición desafiante para los valores y reglas sociales imperantes, por otra, las costumbres, el convencionalismo, los prejuicios y el autoritarismo que emanaba desde el gobierno, la escuela y la familia, sociedades anquilosadas en el conservadurismo, la cual restringía la energía y vitalidad de esa generación.
Su crecimiento estuvo lleno de guías, héroes y símbolos que alentaban su rebeldía Ho Chi Minh, Fidel Castro, Mao Tse Tung, Herbert Marcuse, las Panteras Negras, Martín Luther King, Bob Dylan, Janis Joplin, Marighela y sobre todo marcados por la palabra revolución. Son los antecedentes que dan marco al origen del MAS en México.
Los factores internos que le dieron origen al movimiento armado socialista mexicano
Al triunfo de la Revolución de 1910, la formación del sistema político estuvo marcado por la necesidad de unificar a los diferentes grupos de revolucionarios, “Frente de organizaciones y no agrupación de individuos el nuevo partido (Partido Nacional Revolucionario, PNR) fue desde su fundación el centro formal de negociación de los principales dirigentes”[x]. Cuyo “objetivo más inmediato era someter a los principales dirigentes tanto militares como civiles a la autoridad central”[xi]. Y contar con una organización que se presentara como la única y legitima representante de la Revolución. El sistema nace con el sello de estar sometido a un poder central, el cual es representado por el caudillo que en turno ocupa la silla presidencial.
El grupo sonorense, triunfador al final de la disputa entre los diferentes grupos de revolucionarios, se dio a la tarea de reorganizar a las fuerzas populares e “iniciaron la integración de una frágil red de mecanismos de mediación que debía ser el vínculo entre el grupo gobernante y las masas populares”[xii], se esforzaron “por integrar a los dirigentes locales al endeble aparato estatal posrevolucionario y combatieron por las armas a los irreductibles”[xiii]. Desde un principio se dibujaron dos de las principales características de sistema: la cooptación de los elementos disidentes y el combate aquellos que persistieran. Además del autoritarismo que le imprimieron los caudillos triunfantes de la Revolución.
Una de las herencias que sellaron al sistema fue el “...autoritarismo derivado del carisma del caudillo revolucionario, se pasó con el tiempo al autoritarismo del cargo institucional de la Presidencia de la República[xiv]”. “Incluso, en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz llegaron a repetir que la única persona autorizada para hacer política era el Presidente de la República.”[xv]
México a principios de los años 60´s se consideraba un éxito el modelo económico mexicano, llamado “desarrollo estabilizador”, se hablaba de crecimiento económico y prosperidad, por una parte y la injusta distribución de la riqueza y la miseria de gran parte de la población, por otra. El contraste se hace más evidente si se toma en cuenta que el Estado surgió del movimiento revolucionario de 1910 y se consideraba el depositario de la revolución. “Fincado en un presidencialismo particularmente fuerte, y en un partido que no ha dejado de reclamarse de La Revolución”[xvi].
Si el crecimiento económico del país puede atribuirse a la intervención del Estado, entonces él fue incapaz de dirigir la economía en beneficio del conjunto de la población. “En efecto, desde 1935 –y más particularmente a partir de 1940-, la economía nacional ha experimentado un continuado incremento que ha situado al país entre las quince naciones de mayor producto interno bruto. En promedio, el PIB creció en el período 1940-1970 a una taza de 6.5% anual, caso excepcional en América Latina, elevando el producto por persona de 130 dólares en 1950, a 713 dólares a precios corrientes en 1970[xvii]. La distribución del ingreso se calculaba para 1963 de la siguiente manera “el 63.9% de las familias del país, con ingresos mensuales inferiores a 600 pesos (hasta unos 120 por persona) obtenían sólo el 15.9% de los ingresos totales, semejante a la del 0.9% de las familias con 10,000 o más pesos al mes (por lo menos 2,000 por persona) que recibían el 15.6%[xviii], es decir, el 0.9% de las familias contaba con ingresos promedio 63 veces superior al del 62% de los mexicanos.
No puede dejarse de lado el grave problema de la subocupación estructural, de acuerdo con un cuidadoso análisis de 1970 se hacía del censo poblacional de 1960 “Puede cifrarse en alrededor de un 40% de la fuerza de trabajo total[xix]. El dato anterior arroja que, para ese año, había 6 millones de trabajadores subempleados. En cuanto a las relación entre remuneraciones salariales y el PIB la tendencia disminuía al paso de los años, por ejemplo: "las remuneraciones salariales representaban en 1950 el 34% del producto interno bruto, en 1967 había descendido al 28%"[xx]. Los beneficios del desarrollo económico no se distribuían de forma equitativa, lo que posibilitaba que se fuera gestando movimientos sociales reivindicativos, que buscaban mejores condiciones de vida y espacios más amplios de expresión.
La crisis del modelo de desarrollo económico se comienza a manifestar ya para principios de los 70’s, “en 1971 la tasa de crecimiento decreció a 3.1%, disminuyendo de la tasa histórica de 6.5%”[xxi], A esta recensión el gobierno, del presidente Luis Echeverría Álvarez, le llamó la atonía económica; el año 1972 se dio el crecimiento al mismo nivel histórico, “pero con el aumento del proceso inflacionario, a niveles nunca vistos, al 12.2% el índice de los precios al consumidor”[xxii] y para los dos últimos años volvió a disminuir la tasa de crecimiento a un 4% en promedio, el crecimiento estuvo sustentado en el endeudamiento externo que alcanzó la cifra de 3,300 millones de dólares, “Así, la participación del crédito externo neto en el financiamiento de la inversión estatal pasó de 38.8% en 1974, a 49.4% en 1975[xxiii]. Lo que permitió que se diera la devaluación, después de 32 años, de 12.5 a 19.90 pesos por dólar norteamericano. Esta crisis trajo mayor concentración de la riqueza en unas cuantas familias, “para 1977, mientras el 10% de las familias más pobres percibía el 1% del ingreso nacional, el 5% de las familias más ricas se apropiaba del 25%. El 32% de las familias alcanzaba el salario mínimo para satisfacer las necesidades más elementales o menos. El 14.5% recibía menos del salario mínimo[xxiv]. En este sexenio se dan las luchas sindicales más importantes después de la huelga ferrocarrilera de 1958, que posteriormente se conocerán como la insurgencia sindical y el crecimiento de las organizaciones urbanas armadas.
Mientras el sistema político era dominado por el Partido Revolucionario Institucional, el cual se convirtió casi partido único, desde su fundación en 1928. De hecho el partido trató de controlar la totalidad de la vida política mexicana, por medio de los sectores que se fueron corporativizando a lo largo del tiempo, como son: Confederación de Trabajadores de México (CTM), Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), éstos fueron los “instrumentos de incorporación y de encuadramiento de las masas populares al Estado, dio la posibilidad de ampliar notablemente su base social. Como aparato ideológico, en fin, contribuyó a lo largo de los sexenios a hacer aceptar la línea política gubernamental”[xxv]. El partido era el instrumento ideológico-político, que permitía no sólo el control sino la hegemonía de la clase dominante, el control era por medio de la afiliación forzosa al partido por medio de la pertenencia a alguno de los sectores y la hegemonía por medio de la llamada ideología de la revolución o nacionalismo revolucionario.
El surgimiento del Movimiento Armado Socialista en México
Antes de optar por la vía armada, los fundadores y la mayoría de los integrantes de las organizaciones político-militares participaron directamente en las organizaciones agrarias, magisteriales, populares o estudiantiles que durante años lucharon en el terreno legal y pacífico por los derechos de sus agremiados; como respuesta obtuvieron, no sólo la indolencia de las autoridades locales y federales sino también la violencia de los caciques regionales, asociada a la complicidad del Estado o cuando fue éste el ejecutor directo de la represión, basta recorrer los movimientos sociales desde principios de los cincuenta: la marcha del hambre de los mineros de Nueva Rosita, Coahuila, el asesinato de Rubén Jaramillo, los ferrocarrileros, los médicos, los campesinos, las normales rurales y los estudiantes en distintas ciudades, nadie puede negar que la respuesta fue la represión por parte del Estado, el encarcelamiento y el asesinato de los participantes de las luchas sociales fue la moneda corriente.
Y ante esta realidad, ¿cuál era la alternativa?, si la vía legal y pacífica estaba cerrada. En los años sesentas, setentas y ochentas la palabra revolución representaba la esperanza de transformar radicalmente las condiciones de vida de los desposeídos, ideal justificado teórica y prácticamente por los militantes del MAS, era vigente y tenía validez, frente a los infructuosos esfuerzos democratizadores; desde mediados de los sesentas se discutía en las distintas organizaciones: la vía armada. Los jóvenes activistas rompimos con los partidos y organizaciones tradicionales de izquierda, los cuales no fueron capaces de ofrecer una alternativa a nuestra inquietud por cambiar al país.
Los precursores del GPG, militantes del Partido Popular Socialista, después de años de lucha por tierra y de conformar la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM) de los estados de Durango y Chihuahua, realizaron dos reuniones que llevarían por nombre Encuentros de la Sierra Eraclio Bernal. El primero en octubre de 1963, el segundo en febrero de 1965, en Torreón de Cañas, Las Nieves, Durango, donde se presentan los cinco documentos, que posteriormente se conocerían como Las Resoluciones del Segundo Encuentro:
I. El imperialismo, el capitalismo; II. El mundo colonial y semicolonial; III. Breve resumen - Medio siglo de dictadura burguesa; IV. La burguesía incapaz de resolver los problemas nacionales y V. El único camino a seguir.
Años antes, el veintidós de octubre 1959 en el estado de Guerrero se constituyó la Asociación Cívica Guerrerense (ACG) por las uniones populares de arroceros, copreros, ajonjolineros y de la palma, la cual desarrolla la lucha por las libertades democráticas, el reparto de latifundios y la organización independiente de los campesinos.
El nueve de noviembre de 1966 fue secuestrado en el Distrito Federal el principal dirigente de la Asociación, el profesor Genaro Vázquez Rojas y el dieciséis del mismo mes fue declarado formalmente preso en el penal de Iguala, Guerrero. En el mismo estado, el profesor Lucio Cabañas fue convirtiéndose en un dirigente importante en la zona de Atoyac de Álvarez y el dieciocho de mayo 1967 se orquestó por parte del gobierno estatal la masacre en Atoyac donde murieron siete ciudadanos y resultaron veinte heridos; Lucio fue obligado a refugiarse en la sierra.
Estos son los orígenes nacionales del Movimiento Armado Socialista en México, Inició en el campo donde la represión es cotidiana y los abusos de las autoridades y caciques no tienen límites. Los campesinos junto con estudiantes de las normales y los profesores rurales se organizaron para luchar por sus legítimos derechos de tierra y contra las arbitrariedades, como repuesta obtuvieron la violencia por parte de los grupos oligarcas.
En esta escalada de impunidades e injusticias los campesinos y sus aliados de los estados de Chihuahua y Guerrero decidieron conformar grupos de autodefensa y la misma dinámica de la lucha los llevó a transformarse en organizaciones guerrilleras. Éstas fueron el Grupo Popular Guerrillero (GPG), la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) y el Partido de los Pobres (PDLP).
La Revolución cubana, los movimientos guerrilleros en Latinoamérica y las luchas de liberación en África fueron el factor externo que influyeron al movimiento armado en nuestro país.
El segundo momento de la conformación del MAS lo integraron los activistas estudiantiles de las universidades de Michoacán, Sonora, Jalisco, Distrito Federal, Nuevo León, Sinaloa, entre otras. El movimiento estudiantil de 1968 contribuye con amplios destacamentos de brigadistas a la guerrilla urbana, así como la masacre del diez de junio del 71. Si para los movimientos agrarios los caminos de la lucha legal estaban cerrados, la represión del Estado a los movimientos estudiantiles no les dejaba otra vía para la transformación radical que no fuera la armada, ya no se luchaba por las reformas y la democracia, era el tiempo de la revolución socialista.
Los años que van de 1969 a 1971 se pueden caracterizar por el surgimiento de diferentes organizaciones político-militares, todavía dispersas y con muy poca coordinación. Destacan: el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), Guajiros, Lacandones, el Frente Urbano Zapatista (FUZ), Unión del Pueblo (UP), Frente Estudiantil Revolucionario (FER), así como la Federación de Estudiantes de la Universidad de Sinaloa-Enfermos y el Comité Estudiantil Revolucionario de Monterrey.
A fines de 1970, un grupo integrado por militantes de la Juventud Comunista (JCM), de diferentes estados de la República, se escinde del Partido Comunista Mexicano (PCM), su dirigente, Raúl Ramos Zavala, elaboró el documento “El proceso revolucionario”, el cual fue fundamental para el movimiento armado; en dicho documento se critica la política del PCM, se caracteriza a la próxima revolución como socialista y se fundamenta la vía armada como el camino para la toma del poder; este grupo se le conoció con el nombre de Los Procesos.
La principal preocupación de Raúl y de los integrantes del grupo fue la unidad de los revolucionarios, a ella le dedicó los últimos años de su vida, recorriendo frenéticamente todo el territorio del país, discutiendo con los diferentes grupos armados. En agosto de 1971 se creó la coordinación de diversos grupos revolucionarios; llamada Organización Partidaria (OP), destacando en esta etapa Diego Lucero de los Comandos Armados de Chihuahua (CACH), Leopoldo Angulo Luke del grupo Guajiros y Raúl Ramos Zavala, quienes sentaron las bases teóricas y prácticas para la nueva organización.
Los esfuerzos por construir la organización superior se materializaron hasta el mes de marzo de 1973, en la ciudad de Guadalajara, con la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Diego y Raúl no vieron la culminación de su obra, el primero fue asesinado el quince de enero de 1972 y Raúl murió a la edad de veinticuatro años en un enfrentamiento el seis de febrero de 1972, en la Ciudad de México. Cuatro días antes el Ejército asesinaba en la carretera México-Michoacán, el dos de febrero, al profesor Genaro Vázquez Rojas dirigente de la ACNR. En el transcurso de 13 días el movimiento armado perdió a tres de sus dirigentes, vacíos que no fueron llenados en su totalidad. Este periodo es conocido como el invierno gris.
Como sucesor de Ramos Zavala, a Ignacio Salas Obregón, Oseas le tocó concluir su obra: la unificación de los grupos revolucionarios; pero a pesar de los esfuerzos realizados no estuvieron representados todos los grupos y a la fundación de la Liga Comunista 23 de Septiembre concurrieron destacados militantes como: Estela Ramos Zavala, Ignacio Olivares Torres, José Ángel García (El Gordo), Rodolfo Gómez (El Viejito), Manuel Gámiz García (Julio) y Gustavo Hirales Moran. En el inicio de este tercer período del MAS, se examinaron las concepciones políticas anteriores a la Liga. Se cuestionó el foquismo, el militarismo y la dispersión ideológica y se empezó a discutir el proyecto nacional.
Esta primera reunión nacional permitió la unidad de una parte importante del MAS. Dio por resultado una organización a nivel nacional, la cual adoptó el documento “Las Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario en México”, de Ignacio Salas Obregón como el documento síntesis de sus planteamientos políticos e ideológicos, con un periódico nacional, además, se conformó una estructura orgánica única y una dirección nacional; la Coordinadora Nacional, con un Buró Político y Buró Militar. El Buró Político quedó integrado por Ignacio Salas Obregón, Ignacio Olivares Torres, José Ángel García, Rodolfo Gómez y Manuel Gámiz García. Se concluyó el periodo de dispersión, no en su totalidad, pero representó un avance importante en este sentido.
En ese mismo período se vio la necesidad de trascender el ámbito urbano, para lo cual se estableció relación con el grupo rural más importante en ese momento: el Partido de los Pobres. Intento que fracasó por el vanguardismo imperante en la Liga. Otro factor que influyó, soterradamente, fue la disputa por el liderazgo del movimiento armado, así se sepultó la unidad más amplia de los revolucionarios.
Los siguientes meses después de la primera reunión de la Liga se desarrollaron espectaculares acciones militares como el intento de secuestro del dirigente principal de la burguesía de Monterrey, Eugenio Garza Sada, el diecisiete de septiembre de 1973, con el objetivo de exigir la liberación de presos políticos, recursos monetarios y la difusión de un manifiesto en los principales medios de información que marcaría la aparición pública de la recién fundada organización en el escenario nacional. El secuestro terminó con la muerte del industrial, su chofer, su guarda espaldas y dos guerrilleros del comando. Se dan además, por parte de la Liga, los secuestros del ocho de octubre en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, del cónsul británico Anthony Duncan Williams y el empresario Fernando Aranguren Castillo pidiendo veinticinco millones de pesos y la liberación de cuarenta presos políticos. La respuesta del Estado es contundente: “El gobierno no pacta con criminales”, ante ello la dirección de la Liga ordena liberar a Duncan Williams, pero no a Aranguren Castillo que es muerto por Pedro Orozco Guzmán, Camilo, dirigente del FER.
Mientras en Sinaloa se preparaba una Jornada Revolucionaria para adiestrar a las masas en el arte de la insurrección, ya que la Liga considera que existía un clima de pre-insurrección por la movilización popular en ese estado y que se denominó: Asalto al cielo.
La Jornada Revolucionaria se realiza el dieciséis de enero de 1974 con intensas movilizaciones. En los campos pararon 50 mil trabajadores agrícolas y en las ciudades miles de obreros, como los de la construcción de las colonias Infonavit, por demandas saláriales; se dan también enfrentamientos con la policía judicial, secuestros de camiones y desarme de agentes por las brigadas estudiantiles y obreras así como el asalto al banco de armas de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos donde se recuperan dieciséis mosquetones y parque. Otras acciones fueron las tomas de empacadoras, fábricas y campos en el Valle de Culiacán, enfrentamientos con capataces, guardias blancas, judiciales y el ejército.
Estas acciones de masas fueron seguidas por una ofensiva del Estado, casi la mitad del Ejército fue enviado a Sinaloa (40,000 efectivos), el movimiento Enfermo fue golpeado severamente con cerca de cien bajas, entre muertos, desaparecidos y presos además de una persecución generalizada, la ciudad de Culiacán es prácticamente tomada por las fuerzas armadas. Mientras el Buró Político de la Liga hace un balance positivo del período ofensivo del movimiento revolucionario en Sinaloa, como resultado del balance se determinó realizar una segunda jornada insurreccional para el primero de mayo, la cual no se llevó a cabo por la desarticulación que sufrió su organización en el estado producto de la ofensiva del Estado y las contradicciones que se venían gestando al seno de la Liga, preámbulo de la rectificación de una buena parte de sus militantes, abandonando la vía armada meses después.
La segunda reunión de la dirección nacional de la Liga se centra en combatir al oportunismo pequeño-burgués alojado en seno de su organización; el enemigo ya no son los partidos y organizaciones de la izquierda tradicional ni las otras organizaciones político-militares, sino que se encuentra entre ellos, producto de sus diferentes orígenes, en los heterogéneos métodos de trabajo y las diversas visiones de la realidad. Se dejaron de lado cuestiones fundamentales como el sectarismo, la sobre ideologización que los separaba del resto del movimiento armado y del movimiento social, y el militarismo que había penetrado profundamente a la organización, era víctima de las desviaciones que criticó en su fundación. Algunos compañeros se aventuran tímidamente a cuestionar el rumbo que ha tomado la Liga, otros lo defienden a raja tabla, pero no es la única organización con problemas. Sin embargo se continua con las acciones militares, la emboscada a la escolta militar de resguardo del tren que hacía su recorrido Puebla-México el catorce de febrero de 1974, así como la recuperación de dos fusiles FAL en Guadalajara son muestras de ello.
La agudización de la represión por parte del Estado no se hace esperar, toca a todas las organizaciones armadas; la madrugada del quince de febrero del 74, el Ejército masacra a militantes del las Frente de Liberación Nacional (FLN) en Nepantla, Estado de México, seguida de enfrentamientos en los estados de Chiapas y Veracruz; en abril del 74 detienen a Ignacio Salas Obregón, asentando un duro golpe a la Liga, quien se encuentra desaparecido desde entonces; el Partido de los Pobres secuestra, el treinta de mayo de 1974, al candidato a gobernador del estado de Guerrero, Rubén Figueroa, miembro prominente del PRI, acción que no fue suficientemente valorada por el PDLP, que da lugar a la mayor operación militar por parte del Ejército en el estado, dejando una amplia secuela de desaparecidos, culminando con la muerte de Lucio Cabañas el dos diciembre de 1974; detienen a una parte de la dirección de las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP) después del secuestro, a finales de agosto del 74, y posterior liberación del suegro, José Guadalupe Zuno, del presidente Luis Echeverría. Estos cruentos hechos claman que las cosas no van bien para el MAS.
La Liga lleva la peor parte porque se encuentra asediada desde los dos francos, en lo interno, las discrepancias la ponen al borde de la dispersión de sus militantes en diferentes corrientes y en lo externo la represión devora a sus mejores cuadros. Destaca la detención y posterior desaparición de Ignacio Salas Obregón, máximo dirigente de la organización, lo cual da como resultado el estancamiento en la elaboración teórica. Ahora ya podemos hablar del cuarto periodo del MAS: la derrota político-militar.
La derrota no significó la desaparición del MAS, la solución militar por parte del Estado no fue la respuesta adecuada para llevar la lucha a otros terrenos, ni el reconocimiento de los propios errores del movimiento armado hicieron que éste rectificara en su conjunto, al contrario la lucha se hizo más virulenta por las dos partes. Ahí quedan los cientos de presos, exiliados, muertos y desparecidos de una parte de esa generación, deseosa por erradicar la injusticia en nuestro país en forma radical.
26 de julio de 2008
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Notas
[i] Mino Milani, Eisenhower, Barcelona, Ediciones Orbi, S.A., 1985, p. 52.
[ii] Edward Crankshaw, Kruschef recuerda, Madrid, Editorial Prensa Española-Santillana. 1970. p. 497.
[iii] Klaire Michael T. y Stein Nancy, Armas y poder en América Latina, Los protegidos del Pentágono (ANCLA’s Latin América & Empire Report), México, Ed. ERA, 1978, p. 121.
[iv] Condés Lara, Enrique. Represión y Rebelión en México. Tomo I. México. Editorial Ángel Porrua, 2006. p. 72.
[v] Condés Lara, Enrique. Represión y Rebelión... p. 74
[vi] Condés Lara, Enrique. Represión y Rebelión... p. 76
[vii] Condés Lara, Enrique. Represión y Rebelión... p. 133
[viii] López Limón, Alberto. Autoritarismo, Seguridad Nacional y Contrainsurgencia. inédito, México 2005. p. 9.
[ix] Fidel Castro Ruz: Segunda Declaración de La Habana. La Habana, Cuba, 4 de febrero de 1962. En Proyección Internacional de la Revolución Cubana. La Habana, Cuba, Editorial de Ciencias Sociales. Instituto Cubano del Libro, Diciembre de 1975, p. 55.
[x] Garrido Luis Javier, El partido de la revolución institucionalizada, la formación del nuevo estado en México (1928-1945, México, Siglo Veintiuno Editores, SA. 1982, p. 99.
[xi] Ibíd.
[xii] Garrido Luis Javier. El partido de la revolución..., op. cit., p. 61.
[xiii] Ibíd.
[xiv] Córdova, Armando, La formación del poder político en México, México, Editorial Era, 1977, p. 33.
[xv] Condés Lara, Enrique. Represión y Rebelión... p. 135
[xvi] Garrido Luis Javier. El partido de la revolución..., op. cit., p. 13.
[xvii] Pereyra, Carlos. “México: los límites del reformismo”, Cuadernos Políticos, México, UNAM, No. 1, p. 53.
[xviii] Carmona, Fernando y otros, El milagro mexicano, México, Editorial Nuestro Tiempo, Décima edición, 1981, p. 50.
[xix] González Salazar, Gloria, Problemas de la mano de obra en México. Subempleo requisitos, educativos y flexibilidad ocupacional, México, Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM, 1970, capítulo IV, P. 75.
[xx] Pereyra, Carlos. op. cit. P. 55.
[xxi] Colmenares, Ismael y otros (recopiladores), Cien años de lucha de clases en México (1876-1976. México, Ediciones Quinto Sol S.A., 1977, p. 315.
[xxii] Ibíd.
[xxiii] Ibíd.
[xxiv] González Casanova, Pablo, El Estado y los partidos políticos en México, México, Ediciones Era, S.A. de C.V., Tercera reimpresión, 1993, p. 88.
[xxv] Garrido Luis Javier. El partido de la revolución..., op. cit., p. 357.
Ponencia para El IPN en el Movimiento Estudiantil. a 40 años del 68. en el ciclo de conferencias: El 68 y la Juventud Politécnica. En la mesa: 23 de Septiembre. Fecha cabalística Politécnica. José Luis Moreno Borbolla, con la ponencia: 23 de Septiembre significancia para el IPN, el 9 de octubre de 2008.
23 de septiembre en el IPN
Apuntes para una historia de vida
Por José Luis Moreno Borbolla
Centro de Investigaciones Históricas de los Movimientos Sociales, A.C.
Provengo de una familia de clase media, dedicada al comercio, poco o casi nada enterada de la política y de los movimientos sociales en aquellos años, como acertadamente describe en su ensayo 68, Paco Ignacio Taibo II, “Compartíamos los espacios universitarios –él habla como militante de izquierda- con otra generación paralela a la nuestra, que sí veía la tele y a la que le gustaban los mariachis; eran fanáticos de las glorias futboleras de las chivas… -todavía lo sigo siendo- pensaban que la carrera era un salto hacia el empleo,... Teníamos en común con ellos, concluye Taibo- el amor por las torterías, -yo soy más de los tacos- el voto unánime a favor de la minifalda y la pasión por los Beatles.”
En 1968 acababa de ingresar a la Escuela Tecnológica No. 5, para cursar la vocacional. La Escuela estaba integrada por estudiantes de los niveles de prevocacional y vocacional. La mayoría del alumnado era de prevocacional, el nivel de vocacional contaba con apenas 12 grupos. La cual estaba ubicada en Avenida de las Granjas cerca del rastro y desde el 69 se transformó en la Vocacional No. 8, con la fusión de las escuelas tecnológicas cinco y seis, cuando el IPN perdió las prevocacionales, duro golpe comparable al del 56, cuando se perdió el internado, sólo que éste, el del 69, arremetió contra el nivel educativo y mermar la cuantía de alumnos de la institución.
Comencé a participar en política precisamente en el 68, había un grupo de estudiantes que pertenecían al Movimiento de Izquierda Revolucionario Estudiantil (MIRE) en la escuela, en particular tres hermanos. Bernardo Santa María y yo entramos juntos a la vocacional, él era el más chico de ellos, eran hijos de padres españoles, mejor dicho descendientes de los refugiados españoles, de la Guerra Civil.
Rafael, el más grande, ya había salido de la Voca, en aquel entonces si se acuerdan, la vocacional era de dos años. Él había iniciado el movimiento de rescate de la representación estudiantil, con un par de ensayos en los años ‘66 y ’67, durante esos dos años habían luchado contra las planillas de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FENET) y con las cuales había perdido, no en forma legal. Santiago, el hermano del medio y Rafael junto con otros miembros de la planilla habían logrado conjuntar a estudiantes que iban desde el segundo año de vocacional hasta gente de prevocaciona, algunos, los menos, tenían militancia partidista de izquierda y otros sin filiación política, como era mi caso. Éramos la planilla blanca contendiente contra la guinda de la FENET, por la dirección de la Sociedad de Alumnos. Me habían asignado una de tantas carteras, creo que la de propaganda. Se integró una planilla que tenía la cualidad de ser plural en su composición y representativa del estudiantado de la escuela, acompañada de una buena campaña, con demandas muy sentidas entre los estudiantes, algunas de ellas eran: el retiro del cobro de cuotas para la construcción de una cafetería y la adquisición de un transporte, que se venía cobrando desde tiempos inmemoriales. No sé si alguna vez se construyó la famosa cafetería, todavía a finales del 69 estaban los hoyos de futuras las zapatas para iniciar dicha construcción, enfrente de los laboratorios y talleres.
La lucha contra la FENET
Se retomó la experiencia de las dos planillas de los años anteriores, principalmente la del ’67, en relación a la organización, la propaganda y vigilancia del proceso; sobre la integración de la planilla por parte de la izquierda, repitieron algunos compañeros del año anterior y algunos de nuevo ingreso en el nivel de vocacional, como fue el caso de Bernardo y el mío.
La FNET utilizó los métodos tradicionales - del partido oficial - ; el acarreo, la compra de votos y la intimidación de la población estudiantil y a nuestra planilla, por medio de los “porros”, pero esta vez, de nada le valió, fueron derrotados en una relación de 4 a 1, ello ocurrió en marzo de aquel año.
Para que no existiera duda, nosotros contratamos un notario público quien daría fe de los resultados de la votación, intentamos cerrar el paso a cualquier maniobra feneta. Pero las autoridades y la dirección nacional de la FNET desconocieron los resultados, una vez más se había conculcado la voluntad de los estudiantes, los cuales ya no querían nada de la antigua representación estudiantil.
Los meses siguientes fueron de ríspidas negociaciones con las autoridades y la dirección nacional de la federación, las cuales nos llevaron a un callejón sin salida, no podíamos aceptar la “victoria” de la planilla de la FNET; al mismo tiempo, teníamos continuas y violentas confrontaciones con los porros. Abundando en el tema les comentaré que: un día de clases, después de volar para subirme al camión y seguir con prisa para alcanzar la primera hora de clases; a la que no se podía llegar detrás del maestro de matemáticas, apodado, con razón, el “poca madre”, quien era, por cierto, un excelente profesor; iba por el corredor que daba a los salones y de pronto se atravesó una pierna que hizo que cayera de boca, momentos después, tenía encima a varios de los “elementos de animación deportiva” que me propinaron una concienzuda golpiza, sacándome de circulación por varios días. Esa, fue la forma en la que nos introducimos a la vida política, algunos de nosotros.
Y en eso llegó el mes de julio, con la existencia de una representación dividida; por un lado, la FNET con la representación formal y por el otro, nosotros con el poder de convocar y movilizar a los estudiantes, obligando a las autoridades a negociar cualquier asunto relacionado con los intereses del alumnado; en los años anteriores, los compañeros no llegaron tan lejos, ni pudieron sostener la lucha, el tiempo que nosotros ya llevábamos, pero éramos resultante de sus esfuerzos, habíamos aprendido de ellos.
El Movimiento Estudiantil de 1968
Nos tomó por sorpresa, metidos en la dinámica interna, la lucha por el reconocimiento, pero el movimiento estudiantil exógeno, nos dio un segundo aire, nos permitió reorganizar nuestro grupo con miras a erradicar a la FNET y la influencia que dicho organismo representaba en contra de los intereses estudiantiles. Además, nos amplió el horizonte, hacia una lucha conectada a la realidad del país.
El cascanueces para fracturar el cascarón de la federación fue la democracia; las asambleas por grupo y las generales por turno, hicieron lo que no se logró en varios años de lucha de las organizaciones de izquierda, esto no invalida el trabajo por aquellas realizado; más bien, fue el proceso acumulativo que permitió transitar hacia otra etapa, con mayor facilidad, sin grandes sobresaltos; bastó una semana, la primera de agosto, para levantar el acta de defunción de la FNET. El desconocimiento se dio como un acto natural; mientras, sus representantes nacionales daban la batalla en los periódicos, la federación perdía la representación en las escuelas, una a una.
En nuestra escuela el proceso fue sin muchos aspavientos. Los compañeros con más experiencia orientaron la asamblea general del turno matutino hacia dos conclusiones: la primera, paro indefinido en solidaridad con los escuelas del INP y UNAM agredidas por el Cuerpo de Granaderos y la segunda, la FNET ya no representaba a los estudiantes del turno matutino de la escuela. También, se acordó nombrar a dos representantes del turno matutino para informar a la asamblea del turno vespertino, sobre los acuerdos a que se había llegado.
A un compañero de la JC “el borrego” y a mí, nos correspondió la responsabilidad de ir a la asamblea del turno vespertino a informar de los acuerdos del turno matutino. Estas primeras actividades cerraron nuestra lucha endógena, como planilla blanca vs FENET, para dar paso a la incipiente dinámica del movimiento estudiantil.
En esos días aprendí una nueva palabra: huelga, en todo su significado y consecuencias, que era una acción conjunta y solidaria. Que buscaba un bien común y no lo que decía Jacobo Zabludovky en la televisión, elementos disociativos y extranjerizantes.
La izquierda o más bien los militantes de las organizaciones aportaron al movimiento la experiencia para la organización, funcionamiento, deliberación y resolución de las tareas que debía enfrentar el movimiento, además de la formulación del pliego petitorio, aportaron también, los erróneos métodos y estilos de trabajo –como el sectarismo, la disputa por la dirección de los órganos de decisión, etc.- tan conocidos por todos nosotros, así también se hicieron presentes las diferentes presentes, cusas del divisionismo. Y esto desgraciadamente persiste hasta la fecha.
Las brigadas y las marchas
Las brigadas fueron la columna vertebral del movimiento, organismos con dinámica propia, donde discutíamos las perspectivas y alcances del movimiento. Donde concretábamos las tareas de agitación y propaganda, los instrumentos de información directa de qué era el movimiento, cuáles sus demandas, etc., el contacto con la población. Fue ahí donde me forje como activista y recibí mis primeras lecciones de marxismo e historia oral, la que no se contaba en los libros de historia oficial.
La primera marcha a la que asistí fue la del cinco de agosto, manifestación conjunta UNAM-Poli, la cual arrancó de Zacatenco hacia el Casco, ahí comenzó el aprendizaje de vencer la parálisis del miedo y construir la capacidad de vivir en colectivo. Era todo un espectáculo el ser parte de tantos y tantos manifestantes, el orden de la marcha, las consignas y el júbilo de vencer a los gangsters de la FENET. La indescriptible satisfacción del regreso a casa con la voz ronca de tanto gritar consignas contra el gobierno y sus empleados: las autoridades politécnicas. Éramos jóvenes y actuábamos como jóvenes, ante el repudio de los viejos (mentales), los amargados y los gobiernistas.
En los primeros días, las brigadas, actuábamos con un grado alto de improvisación y sujetos a la cantidad de compañeros que estuvieran presentes en el plantel, en ese tiempo, la asistencia era masiva. Las brigadas se componían de 25 o 30 integrantes, sin previo plan, nuestros medios de transporte eran los camiones que lográbamos detener, sin rutas y lugares fijos para la propaganda. Es en este periodo cuando se dan las detenciones masivas de compañeros y en los enfrentamientos con la policía, la superioridad numérica nos ayudó a salir sin grandes pérdidas. Luego se conformaron los responsables de brigada, se utilizaron los camiones que se tenían secuestrados y guardados con anterioridad; se elaboró un plan de distribución de la propaganda y se llevaba un censo para saber quiénes habían sido detenidos en el accionar cotidiano. Se formaron las comisiones de propaganda, responsables de brigadas, de finanzas.
El siguiente paso que dimos en la organización de las brigadas, a mediados de agosto, fue reducir el número de sus integrantes, a ocho o nueve miembros, para una mejor movilidad; se hizo necesaria la división más clara de funciones y su consolidación, o sea, la permanencia de los brigadistas en una misma brigada, con eso se logró crear una identidad de grupo; la elaboración de un plan donde se elegían los lugares donde repartir la propaganda y el cómo actuar ante la presencia de la policía. Cabe aclarar que nosotros cubrimos La estación de Pantaco, la subestación de Camarones, la zona industrial de Vallejo y el mercado de Azcapotzalco.
Era en esos espacios donde constatábamos que el apoyo de la población iba en aumento, conforme pasaban los días y la masiva asistencia a las marchas, eran un estímulo a las largas horas de insomnio, todo esto producía sentimientos y pensamientos encontrados; por un lado, lo que se había alcanzado hasta el momento era producto de una fuerza creciente que se oponía desde su propia problemática, la estudiantil al sistema dominante. Pero, el descubrimiento de la solidaridad popular era la visión más cercana del otro montón de “ellos”, los del barrio y/o la fábrica, que comenzaba a ser el total del nuevo “nosotros”.
Qué creación de un espacio comunal donde se ejercía la democracia basada en las asambleas, donde se desenmascaraba cotidianamente al Estado y el sabernos ganadores de la calle para manifestarnos no era una “concesión graciosa” del gobierno, era una conquista y sobre todo, estábamos conscientes de que ellos, los otros, los malos, no iban a permitir que se quebrará el sistema. Estaban dispuestos a ejercer la represión hasta sus últimas consecuencias, como lo comprobaríamos más tarde de forma tan insospechadamente dolorosa; por otro lado, si bien el ambiente festivo era palpable en las marchas, en las actividades cotidianas, constatábamos que el precio era el enfrentar a ese poder, concretizado en los aparatos de represión. Sí, se vivía un clima de fiesta, pero casi siempre terminaba en bronca, basta recordar la marcha al Zócalo a finales de agosto, el día 27, donde el ejército se encargó del desalojarnos a punta bayoneta.
El 13 de agosto se inicio la conquista del Zócalo, ese día sentí que los ecos de las pisadas eran tangibles y la emoción de entrar a la plaza más grande del país era indescriptible, te hacía pensar que podíamos ganar, que el asalto al cielo era posible, que estaba al alcance de nuestras manos., que todo el miedo y las dudas se diluían en la masa. Y llegamos al 27 de agosto, cuando el silencio convirtió a medio millón de almas delirantes, en la esperanza de un México diferente, nos hizo pensar en la rendición incondicional de los otros, para despertar en el país real, el del doble discurso y el sonido de las balas, donde el maligno presidente, mataba.
Jorge Poo y la gente de izquierda
A mediados de septiembre, algunas de las brigadas que hacíamos propaganda en la zona industrial de Vallejo, fuimos baleados varias veces desde automóviles en movimiento. Ese mismo mes conocí a uno de los activistas más carismáticos: a Jorge Poo Hurtado representante al CNH por la ESIA, con él compartí la defensa de la Vocacional No. 7, la escaramuza duró cerca de ocho horas contra el Cuerpo de Granaderos y policías. Nuestra brigada estuvo el 21 de septiembre, el segundo día de los ininterrumpidos enfrentamientos, llevamos en un principio bombas molotov y otros implementos para apoyar a los compañeros de la voca, después el ejército intervino para tomar el recinto. Lo mismo aconteció en el Casco de Santo Tomás, el 23 de septiembre, durante varias horas nos enfrentamos a los granaderos, que se vieron imposibilitados de tomar las instalaciones y fue el ejército quien cerco el perímetro de la zona y tomó las instalaciones. La respuesta de la gente había sido diferente a los universitarios, nosotros defendimos nuestras escuelas, aprendimos de los enfrentamientos con la policía cuando andábamos de brigadistas, nosotros éramos el 68 que muchos quieren ocultar, el de las luchas callejeras, el de la quema de camiones y el levantamiento de barricadas.
Con Jorge y sus compañeros se dio el conocimiento básico de las luchas sociales y de izquierda en nuestro país, nos relacionó con lo que se venía gestando y que se conocería posteriormente como el grupo guerrillero “Los Lacandones”, muchos de nosotros éramos estudiantes del Politécnico.
Aprendí de ellos que los libros de historia oficiales escondían a luchadores sociales, como Rubén Jaramillo, asesinado un 23 de mayo de 1962, que un 23 de septiembre, pero de 1965 un puñado de jóvenes, se aventuro a tomar el cuartel militar de Ciudad Madera, Chihuahua. En pleno movimiento estudiantil del 68 los profesores Lucio Cabañas y Genaro Vásquez se encontraban “subidos” en la sierra de Guerrero y otro grupo de jóvenes en la sierra de Chihuahua eran perseguidos por el ejército hasta exterminarlos en Tesopaco, Sonora. Que los ferrocarrileros habían sido reprimidos en 58-59. Maestros, médicos y universitarios también habían sido reprimidos. Que el país que nos habían dibujado los otros, los del poder era una quimera. Que el país se había construido y forjado por las luchas sociales, que el pueblo era el hacedor de su historia. Que nosotros éramos los responsables de nuestro futuro. Que el ayer, el hoy y el mañana nos pertenecen.
A 40 años, todavía hay mucho que decir con relación del movimiento estudiantil-popular, mucho que aprender.
Ponencia para el Primer Encuentro Estatal de Mujeres por los Derechos Humanos, celebrado en Atoyac de Álvarez, Guerrero.
Casos Paradigmáticos
El 16 de marzo de 1970 los campesinos, del ejido de El Potrero Plan de los Amates, Gro., el día 14 del actual por medio de unos volantes, acusan al General Juan Manuel Enríquez Rodríguez de que elementos del ejército les quitaron sus pertenencias y derrumbaron sus casas dejándolos en la miseria.” [1]
PONENCIA CRÍMENES DE GUERRA EN GUERRERO
A.- PILLAJE
La Convención de Ginebra establece:
“Están prohibidos los castigos colectivos, así como toda medida de intimidación o de terrorismo. Está prohibido el pillaje. Están prohibidas las medidas de represalia contra las personas protegidas y sus bienes. [Ginebra IV, Art. 16, 33]”
Por Florencia Ruiz Mendoza
Atoyac de Álvarez, Guerrero.
6 de diciembre de 2008
1.- LA MUJER EN LA HISTORIA
Hasta la segunda mitad del siglo XX tuvimos una visión antropocéntrica de la historia, las mujeres reconocidas por esta disciplina fue porque ejecutaron roles masculinos: reinas, ministras, pintoras, escritoras y científicas.
Afortunadamente han surgido nuevas tendencias dentro de la historiografía contemporánea cuyo objetivo primordial es estudiar el impacto histórico de las mujeres en el ámbito privado, la repercusión han tenido como madres, esposas, hijas y en el ámbito social es decir como las mujeres han establecido sus relaciones fuera de la familia, como el lugar de trabajo o como parte de sus comunidades, estas son áreas de la historia que fueron olvidadas y que corrientes historiográficas como historia de la ideas, han reivindicado la importancia de la mujer en los procesos históricos, no como reinas, no como escritoras, no como científicas, sino como mujeres que se organizan en los sectores populares y que han tenido un papel real, social, económico y por lo tanto histórico.
La teoría feminista de la historia busca hacer hincapié en el análisis de las relaciones de género y las condiciones socioeconómicas en la esfera doméstica.
Y es precisamente dentro de la esfera doméstica donde han surgido importantes movimientos sociales fuertemente vinculados a los Derechos humanos. Histórica y socialmente el papel ideal de la mujer es de la madre protectora.
Es precisamente en su papel de madre protectora y en condiciones muy peculiares han surgido organizaciones conformadas principalmente por mujeres a defender los derechos de sus hijos que han dado como resultado movimientos de resistencia insospechadas. Movimientos de Mujeres en resistencia que han surgido a raíz de una condición de extrema violencia ejercida por el Estado y que han hecho historia en su papel de madres, hijas, hermanas y esposas.
Ejemplos hay muchos: El Comité Nacional de Familiares y Amigos de Presos , Exiliados , Desaparecidos y Perseguidos Políticos de México, cuyo movimiento hizo posible la ley de Amnistía para los presos políticos en los años setenta. AFADEM, que hizo historia al llevar el caso del señor Rosendo Padilla a la Corte Interamericana de Derechos Humanos por desaparición forzada, el Comité Eureka, Nuestras Hijas de Regreso a Casa en Ciudad Juárez, la Madres de la Plaza de Mayo y muchos movimientos más.
2.- DERECHO A LA VERDAD HISTÓRICA
En las últimas décadas numerosos gobiernos alrededor del mundo han establecido y creado organismos y mecanismos a fin de consolidar una verdadera transición democrática, este encuentro no es la excepción, es una muestra muy positiva que refleja la intención de consolidar un Guerrero más democrático, la intención de reconciliase y reparar el daño en la medida de lo posible ante uno de los sectores mas vulnerables y vulnerados del estado: las mujeres que han padecido por décadas el terrorismo de Estado. Y dentro de esta reparación, el tema de la verdad histórica significa un punto nodal de la agenda.
Es irrenunciable el derecho de los pueblos a conocer su historia, por dolorosa que sea, el derecho de los pueblos a conocer los nombres de quienes cometieron crímenes de lesa humanidad y sobre todo el derecho como individuos a conocer el paradero de sus familiares desaparecidos y el derecho a la investigación histórica y científica del papel que jugaron como luchadores sociales y no como criminales.
Un mecanismo muy recurrido de diversas naciones en todo el globo para conocer la verdad histórica fueron las Comisiones de la Verdad.
En este sentido el Estado Mexicano tiene aun una deuda que cumplir con el pueblo de México: asumir una verdad y asumir un pasado. Durante el sexenio de Fox, como saben se creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos de Pasado, institución en la que laboré por un año en el área histórica , la cual tenía como cometido hacer una reconstrucción histórica de aquellas décadas de lucha social que hoy conocemos como “guerra sucia”, el eje de la investigación era demostrar con documentos oficiales que el Estado Mexicano cometió crímenes de lesa humanidad, hipótesis que quedó comprobada cabalmente.
Digo que este compromiso con la Verdad sigue inconcluso porque hasta el momento el Estado Mexicano no ha asumido oficialmente ese Informe Histórico, en su momento no lo presentó a la sociedad en una ceremonia pública, no vio la luz, quedó confinado a un rincón de la página web de la PGR durante unos días, hoy ya no puede ser consultado a nivel institucional. El Estado no ha perdido perdón públicamente, no ha ofrecido medidas para la reparación, en lo posible del daño causado, es por esto que celebro enormemente esta sana iniciativa de la Secretaría de la Mujer a escuchar a las víctimas, a las mujeres uno de los sectores más vulnerados por la vejación sistemática de derechos humanos que la población guerrerense sufrió en los años setenta.
Mi intención no es venir a reivindicar el trabajo que hizo la Fiscalía, por el contrario vengo a aquí a decirle a la ciudadanía de Atoyac, que independientemente de las fallas metodológicas y escollos de información que tiene ese Informe Histórico, fue realizado por 30 investigadores de diversas ramas de las Ciencias Sociales que trabajamos en la más arduas condiciones: nuestros salarios fueron devengados hasta que dejamos de percibirlos y fuimos desalojados de las oficinas de la Femospp sin poder terminar nuestra investigación, incluyendo la integración de expedientes de los detenidos desaparecidos a fin de entregarlos a sus familiares.
Para mí es muy importante que el pueblo de Atoyac sepa que si salió ese Informe fue gracias al compromiso que teníamos con la Verdad Histórica y con el pueblo de México, con las víctimas de la guerra sucia, porque esta historia no puede quedarse en el olvido, sino debe ser gritada a los cuatro puntos cardinales, ser conocida en todos los continentes y por los pueblos del mundo: la resistencia del pueblo guerrerense, en la cual está incluida la resistencia de la mujer guerrerense.
3.- CRÍMENES DE GUERRA EN GUERRERO
Los hechos ocurridos en el municipio de Atoyac fueron tan graves que son considerados por la Convención de Ginebra como Crímenes de Guerra, además de crímenes de lesa humanidad, dicha Convención fue ratificada por México en 1952.
Es fundamental señalar que la Convención de Ginebra estipula que los pueblos tienen derecho a hacer la guerra siempre y cuando la causa sea justa de acuerdo a lo que estipula el derecho internacional y sabemos que el levantamiento armado de Génaro Vázquez y Lucio Cabañas fue a una causa justa: los gobiernos represores de los años sesenta que sólo negociaban con balas y metralletas. En otras palabras los pueblos tienen derecho a ejercer el derecho de guerra para sacudirse la tiranía de sus gobiernos.
Dentro de este contexto de guerra, independientemente de que el ejército rebelde sea o no reconocido por el ejército oficial, debe velarse en todo momento por el derecho en tiempos de guerra que se circunscribe a los derechos de la población civil en conflictos armados, derechos que si hubieran sido respetados no estaríamos en este Encuentro.
En la sierra de Atoyac se acreditaron las condiciones para que el derecho de guerra entrara en vigor, ya que el ejército insurgente de Lucio Cabañas llegó a organizarse como tal, llegó a tener un control en mayor o menor medida de un territorio desde el cual realizó operaciones militares contra el ejército mexicano, de manera organizada y recurrente. Uno de estas operaciones que realizó la Brigada Campesina de Ajusticiamiento fue una emboscada a un convoy militar en Arroyo de las Piñas el 25 de agosto de 1972, a lo que el Estado, a través del ejército, respondió con una detención masiva en El Quemado: en septiembre de 1972 se llevó a todos los hombres detenidos, dañando vísceralmente el tejido social de dicha comunidad.
El capítulo del Informe Histórico a la Sociedad Mexicana logró conceptualizar 23 crímenes de guerra cometidos contra la población de Atoyac en los años setenta. Entre algunos de los crímenes que aparecen en el Informe son: Detenciones masivas y arbitrarias, tortura, tratos crueles, prisión militar a civiles, hambre como método de guerra , ataques indiscriminados hacia la población civil, masacres, desaparición forzada y campos de concentración. Crímenes que vulneraron los derechos humanos de la población, arrastrando con ellos a las mujeres.
METODOLOGÍA
Todos los casos, a excepción de los vuelos de la muerte están sustentados en documentos oficiales, de los acervos de la extinta Dirección Federal de Seguridad y de la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque la mayoría de éstos, sobre todo los documentos de la Sedena contienen información cifrada, los testimonios de sobrevivientes y familiares, víctimas de la guerra sucia fueron claves para complementar y poder reconstruir la información que no venía manifiesta en los documentos.
Con el objetivo de poder medir la magnitud de cada crimen de guerra, yo personalmente estuve a cargo de elaborar bases de datos en Excel, partiendo de una base matriz previamente elaborada por el coordinador general del Informe José Sotelo Marbán, tratando de establecer aproximadamente el número de detenciones en aquellos días en el estado de Guerrero, especialmente en le municipio de Atoyac, las cifras obtenidas fueron las siguientes:
Estas cifras quedan muy por debajo de los números reales, sin embargo fue importante elaborar estos concentrados porque nos permitieron establecer el patrón de comportamiento del Estado mexicano en cuanto a detenciones, redadas, retenes y de desaparición forzada, en las gráficas pudimos percatarnos de que hacia 1974 más del 50% de las personas detenidas por el Ejército Mexicano en Atoyac, fueron desaparecidas. Mientras que aunque sólo obtuvimos 90 registros de personas detenidas por la policía en Acapulco, 56 sufrieron desaparición forzada, siendo 1977 el punto álgido de detenciones-desapariciones.
Anteriormente afirmé que para la construcción del capítulo de crímenes de guerra en Guerrero se conceptualizaron 23 de ellos, pero por cuestiones de tiempo voy a exponer de manera general los crímenes de guerra cometidos directamente contra la integridad física de las mujeres en tiempo y lugar.
El día 27 de febrero de 1971, una comisión campesina de El Campanario, Municipio de Acapulco, se entrevistó con el Cmdte. de esta Zona Militar diciendo que por la mañana de esa fecha un grupo de soldados acompañados de Raúl Gallegos del poblado Las Horquetas, llegaron a El Campanario, en busca de la familia de Genaro Vázquez al no encontrarla se dedicaron a golpear a los que ahí se encontraban y robar sus pertenencias [2]
Un telegrama de la Sedena informa lo siguiente:
“Una Comisión de Costa Grande y Costa Chica envíó una carta al Presidente José López Portillo en la que “denuncian que en ‘La Sabana’, ‘Las Cruces’ y ‘Kilómetro 30’, concentraron a la población en el camposanto como centro de concentración y la tropa entró a las casas, abrió roperos, baúles robó lo que quiso y, ante las protestas, respondían ‘vayan a rajarse a donde nos ordenan’. Piden que cambien al Gobernador Rubén Figueroa Figueroa.[3] ”
B.- HAMBRE COMO MÉTODO DE GUERRA CONTRA CIVILES
La Convención de Ginebra establece:
“Queda prohibido, como método de guerra, hacer padecer hambre a las personas civiles; se prohíbe atacar, destruir, sustraer o inutilizar los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil, tales como los artículos alimenticios y las zona agrícolas que los producen, las cosechas, el ganado, las instalaciones y reservas de agua potables y las obras de riego, sea cual fuere el motivo, ya sea para hacer padecer hambre a civiles, para provocar su desplazamiento, o con cualquier otro motivo. No se podrá requisar víveres, artículos o elementos medicinales, se habrá de tener en cuenta las necesidades de la población civil. [Ginebra IV, Art. 33, 55; Ginebra Protocolo I, Art. 48, 54]”
La señora Felipa Galeana Viuda de Martínez dirigió una carta al Secretario de Defensa Nacional. Hermenegildo Cuenca Díaz pidiendo facilidades para que les dejen pasar maíz “ya que es un ‘Víbere’ de primera necesidad y la judicial del Estado nos prohíbe que pasemos ese cereal. Esa carta fue remitida del Estado Mayor de la Defensa Nacional a la superioridad.[4] Cuenca Díaz pidió informar a esta Secretaría sobre acción tomada[5]. El Comandante. de la 27ª Zona Militar le responde que “no se ha prohibido paso de víveres sino que sólo ejércese control de los mismos para evitar sean abastecidos maleantes merodean esta región.” [6]
Por su parte, al recibir esta información, a sugerencia de Alberto Jefe del Estado Mayor. Sánchez, “que sólo procede contestar de enterado a la 27ª Zona militar”[7] con lo que se dan por satisfechos con la respuesta recibida y se le da carpetazo al asunto.
C.- RUPTURA DEL TEJIDO SOCIAL
La convención de Ginebra especifica lo siguiente:
“Las personas civiles tienen derecho, en cualquier circunstancia, al respeto a su persona, a su honor, a sus derechos familiares, a sus convicciones y prácticas religiosas, a sus hábitos y a sus costumbres. Deberán ser tratadas, en todo momento, con humanidad y especialmente protegidas contra cualquier acto de violencia o intimidación. [Ginebra IV, Art. 18, 24, 26, 27, 33, 49]”
Las mujeres de El Quemado
Como represalia al ataque al convoy militar en Arroyo de las Piñas por parte de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento el de agosto de 1972, entre el 2 y el 5 de septiembre el ejército se llevó detenida a casi toda la población masculina de la comunidad, a más de 90 hombres.
La señora Paula Martínez Mayares esposa de Evaristo Castañón, brindó su testimonio:
“Cuando se llevaron detenidos los hombres del poblado las mujeres no sabían ni qué hacer ni a dónde acudir y las autoridades no podían hacer nada. Varios meses no hubo clases. Los niños, en lugar de jugar, andaban por el pueblo buscando a su papá. Durante tres meses los soldados tenían tapados los caminos. Nadie podía salir.”
Después dejaban pasar, pero registraban a todos. “Con las demás esposas de los que se habían llevado, un grupo de mujeres salíamos a buscarlos. Caminábamos para ir a Atoyac en grupos de 5 o más mujeres, por muchas, saliendo tempranito de El Quemado a Cacalutla, desde las 6 y ahí llegábamos como a las 9 o 10 de la mañana.” La gente iba a traer comestible. No había nada.
“Había días en que no tenía nada para darle de comer a mis hijos.” Así la mayoría de las mujeres del pueblo, que no hallaban ni qué darle de comer a sus hijos. Yo no sabía ni como se partía un trozo de leña. Fuimos aprendiendo. Me iba con mi niño a traer leña y me la cargaba en la cabeza. Aprendí a usar el machete. Me daba miedo ir para la huerta donde estaban los soldados. Otras mujeres se agrupaban entre muchas y se iban un día a una milpa y otra al día siguiente para cosechar su maíz.
“Busqué a mis cuñadas para ayudarnos, porque quedaron paradas las milpas y había que doblarlas para que no se pudrieran, sentía mucho dolor en las manos del cansancio, y miedo por los animales del campo, por los soldados. Todo había quedado en la milpa.”
“Nosotros no pudimos impedir que la milpa se la comieran las vacas, todo quedó allá, no trajimos nada. Como al año, ya podía uno ir a traer en bestias una carga de maíz, por sacos, ya podía uno salir. Había soldados que estaban estables aquí en el pueblo, pero ya no en el camino. Como un año fue lo que sufrimos.”
Además de las detenciones, lo más terrible fue el sufrimiento de las mujeres y los niños que se quedaron en el pueblo a sufrir hambre y enfermedades. El gobierno quería exterminar a todo el pueblo, la represión duro no solo un año, sino que fueron cuatro años.
D.- SECUESTROS Y REHENES
La Convención de Ginebra establece con respecto al crimen de tener rehenes de guerra que al mismo tiempo configura el delito de secuestro:
“Se prohíbe la toma de rehenes. Queda prohibidas las medidas de represalias respecto las personas protegidas o a sus bienes. No será castigada ninguna persona protegida por infracciones que no haya cometido ella misma. Los traslados en masa o individuales, de carácter forzoso, así como las deportaciones de personas protegidas fuera del territorio ocupado en el ámbito de la Potencia ocupante o al de cualquier otro Estado, se halle ocupado o no, quedan prohibidos, fuere cual fuere el motivo. Están y quedan, en cualquier tiempo o lugar, prohibidas: a) Los atentados a la vida y a la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, torturas y suplicios; b) La toma de rehenes; c) Los atentados a la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes; d) Las condenas dictadas y las ejecuciones efectuadas sin previo juicio, emitido por un tribunal regularmente constituido, provisto de garantías judiciales reconocidas como indispensables por los pueblos civilizados. [Ginebra I, Art. 1, 2, 3, 49-50; Ginebra IV, Art. 33, 49; Ginebra Protocolo I, Art. 48].”
Casos paradigmáticos
a. Familiares de Genaro Vázquez Rojas
En una carta de la Sra. Blanca Sobreira de Vázquez, Madre de Genaro Vázquez a Luis Echeverría, le que solicita liberación de Alfonso Vázquez Rojas, recluido en el CM1.
“por el solo delito de ser el padre de Genaro Vázquez Rojas”, fue aprehendido por la Policía Judicial y militares al mando de la Procuraduría y de la 27ªZona militar y conducido al CM1, en Lomas de Sotelo.”
La carta está datada el 25 de mayo de 1970, el padre de Génaro Vázquez fue aprehendido el 1 de mayo durante el inicio de Plan Telaraña casi un mes después de la aprehensión.[8]
b. Familiares de Lucio Cabañas Barrientos
74/ 10/ 25 serían detenidas en Tixtla, por elementos del ejército al mando de Acosta Chaparro[9] la señora Rafaela Gervasio Barrientos, madre de Lucio Cabañas[10], Isabel Ayala Nava con su hija Micaela Cabañas Ayala, esposa e hija pequeña de Lucio Cabañas que nació el 29 de septiembre. Conrado Serafín Gervasio, Juana Serafín Gervasio y Bartola Serafín Gervasio hermanos de Lucio. Cleofas Barrientos, esposo de Bartola y sus tres hijos de 5, 4 y 2 años. Los diez fueron liberados tres años después en 1977. Micaela Cabañas dio sus primeros pasos en una cárcel clandestina.
E. SEMBRAR TERROR EN LA POBLACIÓN
La Convención de Ginebra establece:
“La población civil y las personas civiles gozarán de protección general contra los peligros procedentes de operaciones militares. No serán objeto de ataque la población civil como tal, ni las personas civiles. Quedan prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la población civil. (Ginebra IV, Protocolo I, 51).”
Caso Paradigmáticos:
-Valle Florido, Acapulco. Conforme a un testimonio en ese lugar vivían como 100 personas, el 8 de agosto de 1976, elementos del ejército detuvieron a Albertano Dorantes y a Félix Romero que aún siguen desaparecidos y asesinaron a Rodrigo Dorantes a quien después colgaron. Todos los habitantes huyeron y abandonaron todo; el poblado desapareció.
Ataques indiscriminados: Bombardeos
La Convención de Ginebra establece:
“Son ataques indiscriminados los que no están dirigidos contra un objetivo militar concreto. La población civil y las personas civiles gozarán de protección general contra los peligros procedentes de operaciones militares. No serán objeto de ataque la población civil como tal, ni las personas civiles. Quedan prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la población civil. [Ginebra, Protocolo I, 51].”
A fines de junio de 1974, o principios de julio, el ejército bombardeó el Cerro de la Mojileca, donde Lucio Cabañas había instalado uno de sus campamentos que después abandonó. Según cuenta gente de Los Cajones, de Corrales de Río Chiquito y del ejido de Pitos, Pitales y Letrados,el 26 de junio vieron “cuando los bombarderos dejaban caer las bombas. Escucharon muchas explosiones. Eran dos aviones que dejaban caer las bombas. Cada bombardero se dirigía al cerro, bajaba y al dar la vuelta soltaba la bomba y subía. Cada avión soltó varias bombas y después llegó una avioneta, como para supervisar. Fueron muchas explosiones. Todos padecieron crisis nerviosa, las mujeres no dejaban de llorar”. Ese día los habitantes de Corrales de Río Chiquito decidieron abandonar el pueblo pero se detuvieron porque no sabían a dónde ir, finalmente todos abandonaron el poblado el 17 de agosto de 1974.
El Secretario Cuenca Díaz militar en el radiograma 42554[11], dirigido al Comandante de la 27ª Zona militar pidiéndole que informe sobre la queja de los habitantes de la sierra respecto a los bombardeos ; a lo que el Gral. S. Rangel responde: “permítome manifestarle dentro campaña realizase contra Lucio Cabañas funcionan puntos revisión impiden entrada región víveres en cantidades superiores a las consideradas normales consumo. Medicinas no se ha restringido acceso cuando están justificadas. Sobre supuestos bombardeos no tengo noticias. [12] Eliseo Jímenez Ruiz no lo negó.
F. Estado de sitio: Aldea vietnamita
La Convención de Ginebra establece:
“Toda persona protegida que deseare salir del territorio al comienzo o en el curso del conflicto, tendrá derecho a hacerlo. Se concederá el libre paso de todo envío de medicamentos y material sanitario así como de objetos para el culto, únicamente destinados a la población civil, aunque sea enemiga. Se permitirán igualmente, el libre paso de todo envío de víveres indispensables, de ropas y tónicos. No será castigada ninguna persona protegida por infracciones que no haya cometido ella misma. Las penas colectivas así como toda medida de intimidación o terrorismo, quedan prohibidos, así mismo las medidas de represalia respecto las personas civiles o a sus bienes. A fin de garantizar el respeto y la protección de la población civil y de los bienes de carácter, se hará distinción en todo momento entre población civil y combatientes, y entre bienes de carácter civil y objetos militares y, en consecuencia, se dirigirán operaciones únicamente contra objetivos militares. [Ginebra IV, Art. 17, 23, 33, 35, 48; Ginebra Protocolo I, Art. 48].”
Corrales de Río Chiquito.
En 1974 la guerrilla tuvo su campamento -que después abandonó- en el Cerro de la Mojileca. El 2 de junio de ese año el Ejército Mexicano se instaló en Corrales de Río Chiquito con más de mil soldados y tuvo a la gente acuartelada hasta que huyeron a mediados de agosto.. A la semana siguiente de los bombardeos en el cerro de La Mojileca, los batallones de infantería 19º y 37º llegaron al poblado, 74/ 07/ 03 llegó al pueblo el 19 y 37 BI. La comunidad de Corrales de Río Chiquito fue visitada el, Comandante de la 27ª Zona militar quien llegó a la comunidad con un saludo del Secretario, y con el objetivo de regalarles una despensa.
La gente entendió que esa despensa era para saber dónde se encontraban los hombres de la casa. El hostigamiento del Ejercito Mexicano a la población se incrementó. Se dio la orden de que todos los parajes y cuadrillas con pocos habitantes se concentraran en los pueblos mayores. No dejaban pasar alimento ni artículos de primera necesidad. No dejaban salir a trabajar. A las mujeres les decían que las violarían a todas. Hasta que, finalmente el pueblo ya no aguantó y el 74/ 08/ 17 toda la comunidad de Corrales de Río Chiquito abandonó el poblado. Se fueron para San Juan de las Flores, a El Ticuí, a El Interior, a El Pará ó a donde pudieron. Dejaron todo. No quedó ni un solo civil.
Los moradores regresaron en 1975 porque el Ejército Mexicano los obligó a que se reestablecieran pero la gente debía ir a Atoyac a sacarse una fotografía con toda la familia y los peones que contrataban. En ese tiempo había 60 casas –ahora hay 33 cuando debería haber cuando menos tres veces más-, muchos de los que salieron ya no regresaron y, los que sí regresaron encontraron que todas sus pertenencias estaban destruídas. A su regreso, no encontraron ni los documentos personales que tenían. El destacamento de soldados tardó un año más en el poblado.
G. ATENTADOS CONTRA LA DIGNIDAD PERSONAL.
La Convención de Ginebra establece:
“Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes. [Ginebra IV, 78- 135]”
Agresiones sexuales
Este crimen se puede dar en diversas modalidades, los testimonios recabados por el área histórica de la Femospp en Guerrero arrojaron que en Atoyac durante el periodo de represión de los años setenta arrojaron la siguientes modalidades: violación frente al marido, atentados al pudor en hombres pero sobre todo mujeres, violaciones y otro tipo de torturas sexuales.
Casos Paradigmáticos
Violación frente a su cónyuge.
“En Ilatenco el ejército entró el 17 de julio de 1970, detuvo a Pedro Díaz Calleja, a Alejandro Guzmán Díaz, a Germán de la Cruz Espinobarro, y a Jesús Olivera Calleja. Los mantuvo 4 días amarrados con cables y tirados en la comisaría del lugar; a los dos últimos, se los llevaron posteriormente a Tlaxcalixtlahuaca y de allí a Pie de la Cuesta donde los tuvieron una semana para trasladarlos posteriormente en avión fuera del estado para interrogarlos con tortura. Sofía Cortés, esposa de Jesús Olivera, cuando fue a llevarle un sarape a su esposo, fue violada por el capitán y un subteniente estando su marido presente, amarrado de manos y pies, y encañonado para que no se moviera.[13]”
H. CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
La Convención de Ginebra establece:
“El derecho humanitario tiene prevista una serie de disposiciones para los cautivos en conflictos armados, a fin de que sean tratados con dignidad. Los ‘campos de concentración’, conforme se colige del presente capítulo, presentan un cuadro sistemático de violaciones graves al derecho humanitario y al derecho de los derechos humanos que, por consecuencia y por la impunidad con la que el Estado cobija estos actos, constituyen crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra que son imprescriptibles. Entre los principales delitos que en conjunto constituyen este cuadro, están los siguientes: Prisión militar a civiles detenidos; tortura grave y sistemática; detención prolongada sin debido proceso; ejecuciones extrajudiciales; desaparición forzada; trato inhumano, con violencia y sin reconocerles sus derechos a la población civil; perversión de la justicia militar. Los campos de concentración prueban la participación en la cadena de mando de todos los niveles militares, desde el nivel del Presidente de la República, pasando por el de los oficiales, hasta el de los soldados que tienen una rotación continua y, sin embargo, mantienen las rutinas criminales que otros hicieron antes de ellos o harán después de ellos. [Ginebra I, II, II, IV, 3; Ginebra III, 23; Ginebra IV, 25, 26; Ginebra Protocolo I, 74].”
Por campo de concentración entendemos que es, en efecto una cárcel clandestina donde los prisioneros se encuentran completamente indefensos y sometidos a la voluntad arbitraria y ceviciosa del sistema represor, las deplorables condiciones en que viven colocan en grave riesgo su salud física y mental, son torturados en todas las formas posibles, con el fin de obtener información de ellos y también de degradarlos como parte de una estrategia “bélica” de destrucción del “enemigo”. En ocasiones los obligan a realizar trabajos forzados, permanecen prácticamente en calidad de secuestrados .y todos los campos de concentración son una plataforma hacia ejecuciones fuera de la ley.
Las zonas militares en varios estados de la República fueron utilizadas como campos de concentración, éstas instalaciones del ejército fueron cárceles clandestinas, valga la redundancia, no solamente de guerrilleros sino también de personas civiles que en muchas ocasiones nada tenían que ver con los movimientos de insurrección y ni aún en el caso de guerrilleros esta situación se legitima ya que todo individuo, sin importar el hecho, tiene derecho a la vida y a ser procesado según corresponda. El señor Octaviano Santiago Dionisio aseguró que el 85 ó 90% de los desaparecidos no pertenecían al Partido de los Pobres.[14]
Son numerosos los testimonios de gente que fue detenida y encarcelada en estos campos de concentración.: Los mantenían con los ojos vendados casi todo el tiempo a fin de que no pudieran reconocer a otros compañeros, se encontraban aislados en celdas diminutas durante días o meses, es decir , prácticamente los tenían apandados.
Indudablemente el estado de Guerrero en este periodo fue el más golpeado por ésta práctica de terrorismo de Estado, alrededor de dos mil ciudadanos guerrerenses (incluyendo menores de edad) fueron detenidos por el Ejército Mexicano y la Policía y enviados a los diversos cuarteles militares situados a lo largo de la región, todos dependientes de la 27ª ZM, ubicada en Acapulco, así como al Campo Militar No. 1 en la Ciudad de México. Las estadísticas indican que en el Municipio de Atoyac de Álvarez en el año de 1974 se dieron en mayor cantidad éstas detenciones ilegales y ejecuciones extrajudiciales, Atoyac en ese año rebasa de sobremanera el número de casos con respecto a a otros municipios.
Las mujeres embarazadas y los menores de edad tampoco fueron inmunes de ser enviados a estas prisiones clandestinas. Rebeca Radilla Rivera de 19 años de edad y su hijo recién nacido fueron detenidos en una operación conjunta por la DIPD y el Ejército Mexicano en Acapulco en abril de 1976, ambos están desaparecidos. María Teresa Torres Ramírez de 20 años de edad detenida también en Acapulco junto con su esposo Guillermo Mena el 30 de enero de 1976. Hay registros de que fueron remitidos al Campo Militar No.1. Al momento de su detención María Teresa tenía cinco meses de embarazo, hay testimonios de que dio a luz un varón en el Campo Militar No. 1, ambos están desaparecidos. Existen por lo menos 35 casos de detenciones de menores de edad, de los cuales 20 se encuentran desparecidos, como es el caso de los hermanitos López Sánchez desaparecidos en 1974 de seis y siete años. Emilio Delgado Jímenez e Israel Romero Dionisio de 14 años fueron vistos en el Campo Militar No. 1 y también están desaparecidos.
Testimonios de mujeres fueron esenciales para poder hacer una reconstrucción de la situación en la que estaban las detenidas y detenidos en estos campos de concentración como los de la maestra Alejandra Cárdenas y Elba Fuentes Organista quien fue detenida a los quince años en la Base aérea militar No. 7.
I. DESAPARCION FORZADA
La Convención de Ginebra establece:
“Integrantes de las fuerzas armadas son responsables del delito de desaparición forzada de personas, cuando uno o más militares, participan en la detención legal o ilegal de una o varias personas, coadyuvan o mantienen dolosamente su ocultamiento bajo cualquier forma de detención .Cuando algún oficial, en la cadena de mando conoce o tiene fundada sospecha de que algún subalterno incurre en estas prácticas, se incurre en este delito si no interviene para que el detenido sea puesto inmediatamente en manos de la autoridad competente o no incorara los procedimientos de enjuiciamiento para el castigo de los que incurrieron en esta práctica. Incurre en corresponsabilidad de este delito el militar que, teniendo información de la suerte de los detenidos, no recurre a sus superiores jerárquicos y a la autoridad competente para que el detenido sea liberado o puesto bajo debido proceso y se proceda al castigo de los responsables de dicha detención.”
Como se ha venido mencionando en este encuentro es muy difícil medir las estadísticas reales de los afectados de la represión de los años setenta, El Informe de la CNDH en materia de Desaparición Forzada logró acreditar 141 desapariciones forzadas en el estado de Guerrero el Informe Histórico a la Sociedad Mexicana dio cuenta de 437 casos de desaparición forzada en Guerrero, de las cuales 255 quedaron acreditadas, es decir hay documentos oficiales que nos indican que en efecto, esas 255 personas estuvieron en cárceles clandestinas detenidas en poder del Estado, por lo menos 70 de ellas estuvieron recluidas en el Campo Militar No. 1 aunque sólo 20 casos estén documentados por la DFS, los 50 casos restantes se conocieron gracias a la información testimonial. Por ello es esencial que como sociedad nos organicemos y demandemos la apertura de los Archivos de Seguridad Nacional y dar seguimiento a los otros 218 casos restantes. Aproximadamente el 10% de las desapariciones forzadas en Guerrero se cometieron en agravio de mujeres.
RECOMENDACIONES
1.- Incorporar este periodo de la historia reciente de México al temario oficial de la enseñanza de Historia de México a nivel básico y medio básico y medio superior en el ámbito estatal y nacional.
2.- Impulsar, promover y difundir la investigación histórica y científica sobre la guerra sucia.
3.- Que las autoridades estatales, federales, organizaciones civiles y sociedad en general conjuntemos esfuerzos a fin de levantar un censo integral en el estado de Guerrero, principalmente en el municipio de Atoyac, que nos permita medir en cifras la magnitud de la manera más certera posible, la brutal represión ejercida contra el pueblo guerrerense.
4.- Fomentar estudios de género que hagan una reconstrucción y un análisis de la historia de la mujeres en éste periodo, en su condición de luchadora social en movimientos armados, de víctima de la guerra sucia y el impacto que la sistemática violación a sus derechos dejó en ellas por ser mujeres y finalmente fomentar estudios de género que las reivindiquen como constructoras de una cultura de derechos humanos en México.
BIBLIOGRAFIA
-Convención de Ginebra Relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempos de Guerra en Instrumentos Internacionales sobre Derechos Humanos ONU-OEA, Tomo II, México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 1994.
- Informe Especial sobre Quejas en Materia de Desapariciones Forzadas ocurrida en la décadas de los setenta y ochenta. México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2001.
-Luna, Lola. La historia feminista del género y cuestión del sujeto. www.nodo50.org/mujeresred/f-lola_luna-sujeto
- Martínez R., Gastón. La Mujer, Fuente de la Historia. www.aunamexico.org
-Perotín Dumon, Anne. “El género en la historia”. www.americas.sas.ac.uk/publications/genero/genero_creditos
-Ruiz Franco, Rosario. Género e Historia. www.iris.cnice.mec.es/kairos/metodologia/genero/genero
-Sotelo Marbán José, Coordinador. Informe Histórico a la Sociedad Mexicana ¡Qué no vuelva a suceder!. Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado/Procuraduría General de la República. 2006, Inédito.
[1] [Informe de la Dirección Federal de Seguridad sobre el estado de Guerrero, DFS 10-26-70/ 17/ f. 232]
[2] [Informe de la Dirección Federal de Seguridad sobre el estado de Guerrero, en DFS 100-10-1-71/ 38/ f. 317]
[3] Carta con matasellos de la SEDENA 18264 del 77/ 03/ 21. En (434/ 1436/ 35)
[4] Tarjeta Informativa del 74/ 08/ 29 (83/ 248/ 108)
[5] Telegrama 44129 del 74/ 07/ 29 de Cuenca Díaz a EJR, Comandante 27ªZona militar(83/ 248/ 107)
[6] Radiograma 8768 del 74/ 08/ 16 en relación a la carta registrada 52747 (83/ 248/ 106)
[7] Tarjeta Informativa del 74/ 08/ 19 (83/ 248/ 104)
[8] Carta recibida 30638 del 71/ 05/ 25 enviada por la Sra. Blanca Sobreira de Vásquez, madre de Genaro Vásquez Rojas a Luis Echeverría (79/ 236/ 351) En la DFS consta su detención en DFS 100- 10- 16/ L.3/ F 245.
[9] Conforme a testimonio de Bartola Serafín. En Díaz, Gloria; Proceso 1282, 27 de mayo de 2001.
[10] “También me persiguieron y, en unión de mi nuera ‘Isabel’ esposa de Lucio nos detuvieron en la ciudad de Tixtla, en noviembre de 1974, cuando apenas una niñita de ellos contaba con mes y días de nacida, pues la niña nació el 29 de septiembre y la bautizamos con el nombre de ‘Micaela’. Nos subieron a un coche, nos encapucharon y nos llevaron al Campo Militar Número Uno, donde permanecimos en piezas separadas por los muros, por o más de un año. No nos golpearon los soldados, sólo a mi nuera no la rebajaban de ser mujer de un ‘bandido’, de un ‘delincuente’ (testimonio de Rafaela Gervasio ante la CNDH el 92/ 04/ 08 en Acapulco).”
[11] Radiograma 42554 del 74/ 07/ 30 (100/ 299/ 419)
[12] Radiograma 8308 Cifrado y Confidencial del 74/ 07/ 31 (83/ 248/ 125)
[13] [Carta con registro de entrada no. 52435 el 70/ 08/ 31 (93/ 278/ 152)]
[14] Entrevista ES-3, R-3-078, 18 de enero, 2004, Acapulco. Onésimo Santiago Dionisio.